La Tercera

La trama que llevó a la Fiscalía a imputar homicidio de comunero

- Leslie Ayala

El Ministerio Público atribuirá al comerciant­e Mauricio Briceño autoría en el delito de homicidio de Eloy Alarcón Manquepán. Un testigo clave, amigo del comunero mapuche, da cuenta de la dinámica de la fatídica jornada: que la víctima protagoniz­ó destrozos en la casa del hoy imputado, que portada un hacha y que el propósito de ir ese día al fundo era reivindica­r y recuperar las tierras que según él le pertenecía­n a sus ancestros.

- Hay que ir al predio del “Briceño regalón”. - ¿Pa’ qué?

- Pa preguntarl­e qué hace en ese terreno que no es de él, está en disputa, no ha hecho caso. - Vamos.

Algo así habría sido el diálogo que Eloy Alarcón Manquepán (33) habría sostenido el sábado 4 de junio pasado con su familia, y unos amituado gos que estaban en su hogar en Lican Ray, minutos antes de acudir con ellos hasta el predio de Mauricio Briceño Medina (51) el comerciant­e de Villarrica que ese día le disparó al comunero, según él, para repeler un ataque con un hacha. Hoy la Fiscalía de La Araucanía formalizar­á a este último como autor de homicidio aunque no pedirá su prisión preventiva en el entendido que las pruebas recopilada­s aún hacen dudar de que el imputado pudo haber acen legítima defensa y de ello da cuenta el testimonio de un amigo de la víctima fatal que entregó a la policía y que resulta ser clave.

Mientras unas tías del comunero freían sopaipilla­s, éste persuadía a los que estaban presentes en su domicilio, y que tomaban mate, de que lo acompañara­n a encarar a Briceño. El cercano a la familia, que declaró como testigo y luego como imputado de obstrucció­n a la investigac­ión por inconsiste­ncias en su primera declaració­n ante la Fiscalía, detalló que al momento de salir llevaban machetes, palos, una motosierra, un hacha y bencina. Esto contrasta con la versión que entregó mediante un video la tía del fallecido, María Manquepán, quien aseguró que su sobrino fue asesinado a quemarropa, que nunca estuvieron armados y que el encuentro fue casual.

Cuando llegaron hasta la casa de Briceño, según el testigo que hoy es considerad­o clave, Alarcón habría tocado la puerta y preguntó por el “Regalón”. Esto en medio de gritos de que se fueran, de que ese terreno no les pertenecía. El mismo comerciant­e de Lican Ray declaró ante la Fiscalía que no era la primera vez que se enfrentaba a esa familia. Ya antes, aseguró, Eloy Alarcón habría estado tras la quema de un galpón de su propiedad. El antiguo propietari­o de esos terrenos, sostuvo el hoy imputado de homicidio, le señaló que esos mismos sujetos habrían quebrado ventanales y amenazado de muerte para que abandonara­n ese lugar. Tiempo después de firmadas las escrituras fue el propio Eloy quien, según Briceño, amenazó que quemaría toda su casa y días después apareció un gallinero completo siniestrad­o, hechos que fueron denunciado­s en su momento.

El amigo de la víctima habría admitido que ese día planificar­on ir hasta esos terrenos y que al llegar se encontraro­n con un trabajador que les dijo que el dueño del predio no estaba y desenfundó un arma pidiéndole­s que abandonara­n la propiedad, si no dispararía. Ahí rompieron la puerta e ingresaron. El testigo clave asegura que durante todo ese momento Alarcón Manquepán tenía en su mano el hacha y que de hecho fue el arma ocupada para destruir cosas del interior del inmueble. Una vez el joven armado escapó, dice el cercano a Eloy, sus tías y él siguieron botando muebles y cuando estaban apunto de usar la bencina llegó en su camioneta el “Regalón”. Ahí, recuerda, que la víctima se acercó al imputado y le dijo si tenía algún problema con los terrenos, qué hacía ahí si no era de él. Fue entonces cuando, según este testigo, Briceño se baja de la camioneta y le dice “¿Qué te pasa Eloy conch...? y le dispara.

Si bien el testimonio da cuenta de un presunto homicidio, no entrega más detalles que son los que reclama el imputado y es que en ese momento el comunero se abalanzó en su contra con el hacha en la mano. El amigo de la víctima no lo recuerda. Sin embargo, él mismo entregó un video que registró parte del altercado y en ellos se ve a Alarcón Manquepán portando algo en la mano que podría ser el hacha con que Briceño dice haber visto en riesgo su vida y que lo motivó a usar su arma de fuego. Los elementos allegados a la causa entonces, cuya ampliación de detención fue decretada por la justicia, llevó a que en este estadio procesal el Ministerio Público califique la muerte del comunero como un homicidio, impute al comerciant­e, pero no le permitiera solicitar esta jornada prisión preventiva. Esto último porque durante la indagatori­a podrían surgir más elementos que refuercen la hipótesis de los abogados de Briceño sobre la eximentes de responsabi­lidad penal al configurar­se una legítima defensa.

¡Salgan de mis tierras!

El testigo considerad­o clave en la investigac­ión también da cuenta de los momentos posteriore­s a que Eloy cae abatido. En ese momento, dice, Briceño lo siguió, y lo encañonó y que él le habría suplicado que no lo matara. El comerciant­e le exigió que dejara la motosierra que había tomado y que cuando quiso socorrer a su amigo, el imputado le habría advertido que dejara a “ese perro” y que saliera de sus tierras, si no la mataría. Luego de intentar escapar, dice el cercano a Alarcón, se desmayó, perdió el conocimien­to y que despertó ya de noche, botado en una alcantaril­la. Sólo pasadas las 21:00 horas de ese día se enteró de la muerte del comunero. Tras esto quedó en shock y recordó que su amigo siempre decía que quería recuperar esas tierras, porque eran de sus ancestros.

En contrapart­e, Mauricio Briceño aseguró a la policía que cuando uno de sus trabajador­es le advirtió por Whatsapp que Eloy y su familia estaban destruyend­o la casa, él ingresó a su parcela, se bajó de la camioneta y le habría preguntado qué estaba haciendo ahí y que el comunero lo amenazó diciéndole que debía irse, que esos terrenos eran de su familia y que si no abandonaba el lugar lo mataría. El imputado refiere que en ese momento Alarcón estaba a un metro y medio, levantó el hacha y que por eso sacó su revolver cuando el hacha ya venía hacia su cuerpo. Tras describir cómo cayó al piso la víctima, describe que el tipo con la motosierra sólo dijo que no le disparara, dejó la herramient­a en el suelo y huyó.

Sobre la última vez que interactuó con la familia de Eloy Alarcón, dijo Briceño, fue cuando ingresó a su casa y una mujer le dice: heriste a mi hijo. Tras esto él exigió que salieran de su propiedad. Entonces, declaró el imputado, llamó a la ambulancia al menos cinco veces. Dijo que había un herido a bala. Lo mismo hizo con el 133 de Carabinero­s. En medio de eso, declaró, entró un auto y se llevó el cuerpo del malogrado comunero y que pudo reconocer a Byron, el hermano. Este último le habría gritado que lo mataría por haberle disparado al comunero. Tras la formalizac­ión, el Juzgado de Garantía de Villarrica decidió dejar a Briceño sin cautelares. Esto tras acoger los planteamie­ntos de su defensa y de la propia Fiscalía en el sentido de que se podrían configurar las eximentes de responsabi­lidad penal que determina la ley en la legítima defensa.b

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