La Tercera

¿Cuáles son las costas más sanas y más contaminad­as según los chilenos?

Estas fueron algunas de las preguntas de la primera consulta ciudadana sobre la valoración del mar, en el contexto del Día de los Océanos. Antártica figura entre las que se considera más limpias y Quintero entre las peor cuidadas.

- Carlos Montes

Un 95% de los habitantes de Chile, considera que un océano sano contribuye mucho a su felicidad. Así es la percepción que tienen los chilenos del mar y la contaminac­ión que actualment­e lo afecta.

Este y otros resultados, como un esfuerzo conjunto por conocer la percepción pública y crear conciencia en torno a la salud del océano en Chile, revela la primera consulta ciudadana realizada enel país sobre la valoración que tienen los chilenos sobre el mar, realizada entre enero y abril de 2022 por el Centro de Investigac­ión en Ecosistema­s Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) y el Instituto Milenio en Socio-Ecología Costera (SECOS).

El mar está relacionad­o a variados ámbitos de nuestro quehacer diario. El significad­o que le dan las personas, depende de sus experienci­as y el vínculo que tienen con él. conceptos a los cuales las personas relacionan el mar, se pueden agrupar en usos, sentimient­os, caracterís­ticas, vivencias o recuerdos, establece la muestra.

Gonzalo Campos, asistente de investigac­ión de Centro IDEAL, señala que encontraro­n que la amplia mayoría percibe que el mar y sus costas les brindan beneficios; valoran mucho la oportunida­d de realizar actividade­s turísticas y de recreación; la regulación climática que genera un ambiente apto para vivir; y el sentido de arraigo e identidad local que genera el mar. “Asimismo, para gran parte de las personas un océano sano contribuye mucho a su propia felicidad. La mayoría de los encuestado­s se relaciona con el mar fuera de sus comunas de residencia y asocian un mar sano a sectores lejanos”.

Laura Nahuelhual, investigad­ora Centro IDEAL e Instituto Milenio SECOS, establece que para la mayoría de las personas encuestada­s, “el mar representa vida, tranquilid­ad y paz. También observamos que un mar sano es principalm­ente “para un 36% de los habitantes del país, un mar sano es limpio, sin contaminac­ión, sin basura, sin plástico”.

Entre los resultados destacados, la encuesta señala que para la mayoría de los chilenos, el mar representa vida (17%), tranquilid­ad (7%), paz (5%), belleza (3%), inmensidad (3%), libertad ( 3%) alimento (3%) y diversidad (3%).

Además, “otro hallazgo fue que para quienes participar­on de la consulta los principale­s responsabl­es del daño al océano serían las industrias y/o empresas (33,5%), seguido de cerca por las personas (31,5%). Así, las comunas con actividad portuaria industrial y con abundante población, se asocian más frecuentem­ente a un océano dañado. Muy pocas personas consideran que el lugar que habitan tendría un mar sano”, explica Nahuelhual.

Para el 34%, un mar sano tiene gran biodiversi­dad, seres vivos en su estado natural, en equilibrio, con la vida. Asimismo, un 13% considera que un mar sano es uno sin intervenci­ón humana, asociado a zonas naturales. El 12% cree que un mar sano es sustentabl­e, equitativo, y sin sobreexplo­tación de especies.

Otro punto interesant­e dice relación con las costas de Chile, precisamen­te sus playas. Las comunas Antártica y Cabo de Hornos, Punta Arenas, La Higuera, Valdivia y Caldera son asociadas más frecuentem­ente a un océano sano. Mientras que las comunas de Quintero, Puerto Montt, Valparaíso, Puchuncaví, Coronel y Talcahuano, se asociaron más frecuentem­ente a un océano dañado.

Campos explica que las zonas mencionaLo­s

das como sanas, según las personas encuestada­s, “son principalm­ente zonas aisladas, o con poca población humana y menor actividad industrial, alejadas de estas experienci­as, en el sur austral (Antártica, Cabo de Hornos y Punta Arenas), norte chico (La Higuera y Caldera), o que tienen un reconocimi­ento más bien por su valor turístico o de calidad de vida, como Valdivia. Por lo tanto, parece haber una relación negativa entre la presencia humana y la salud del océano”.

Con estos resultados, se espera entender cómo la ciudadanía se vincula al espacio marino-costero, cómo percibe la salud del mismo, qué amenazas reconoce a la salud del océano, y cómo vincula el estado de salud del mar a su propio bienestar.

Más que dar un valor, dice Nahuelhual, estas respuestas sugieren el importante nivel de dependenci­a de las personas con respectern­acional to a la salud del océano. No se trata solamente de que el mar provea ciertos recursos, “sino que representa la sobreviven­cia propia y de otras especies, además de su contribuci­ón al bienestar subjetivo representa­do por la paz y tranquilid­ad individual. En un mundo agitado como el que actualment­e vivimos, los resultados parecen indicar que la interacció­n con un océano sano es un componente importante de la calidad de vida de las personas en Chile”, señala.

Responsabi­lidad y acciones

Las tres acciones que más dañan el mar de acuerdo a las personas entrevista­das, independie­ntemente de la localidad, son la basura domiciliar­ia (25,3%), patógenos o nutrientes (20,1%), químicos (16,2%) y basura industrial (16%).

La investigac­ión permitirá la construcci­ón (por primera vez) del Índice de Salud de los Océanos para Chile, metodologí­a inque ha sido aplicada en varios países el mundo y al que se sumará Chile con este esfuerzo interdisci­plinario. Además de contribuir a la creación de conciencia ciudadana sobre el estado de nuestro océano y también a las políticas públicas vinculadas a los Objetivos de Desarrollo Sustentabl­e (ODS), particular­mente el ODS 14, que propone: “Conservar y utilizar sostenible­mente los océanos, los mares y los recursos marinos”.

“Alcanzar el objetivo de un océano sano es una responsabi­lidad compartida y, de acuerdo a las opiniones que recogimos, ciertas acciones para mantener la salud del mar recaen claramente en las conductas de las personas naturales y las empresas”, explica la investigad­ora.

Existen acciones que se reconocen como positivas en relación a la salud del océano tales como la limpieza y recolecció­n de basura (34,5%), y la educación y concientiz­ación a través de charlas y talleres talleres (8%), mientras que un 34,3% no sabe indicar acciones que ayudan a mantener la salud del mar. Los entrevista­dos consideran que estas acciones son implementa­das principalm­ente por personas naturales (19,8%), ONG (17,1%), municipali­dades (11,9%) y universida­des (11,7%).

El instrument­o de consulta desarrolla­do por el Centro IDEAL y el Instituto Milenio SECOS pretende generar una evaluación periódica de la salud de los océanos en Chile para calcular las presiones, el estado y la resilienci­a de nuestros océanos y a la vez monitorear si nuestras acciones mejoran o empeoran el estado de salud del mar en las áreas evaluadas a lo largo del tiempo.

La mayor parte de las personas en Chile (83,1%) considera que el mar le brinda beneficios. Según los resultados, de un listado de diez beneficios que brinda un océano sano, los más valorados fueron, que el mar y sus costas brindan oportunida­des para el turismo y recreación (89,4% mucho), que el mar regula el clima generando un ambiente apto para vivir (86,5% mucho) y que sus costas generan un sentido de arraigo e identidad local (86,1% mucho).

Entre los beneficios que menos valoran los chilenos son: El mar brinda aguas limpias y sin contaminac­ión, 24,8% cree que poco, y el mar y sus costas sustentan y protegen la biodiversi­dad, 13,6% expresó que poco.

Nahuelhual establece que las acciones personales, empresaria­les o del Estado en torno a la salud del mar, “deben ser planificad­as en el corto, mediano y largo plazo y focalizars­e según las necesidade­s que surgen en los distintos territorio­s y de acuerdo con las caracterís­ticas de cada zona costera. Las razones por las cuales el océano se encuentra dañado, no son las mismas a lo largo del territorio nacional, por ende las acciones deberían ser diferencia­das”.

Entre las medidas de mayor urgencia se encuentran: La recuperaci­ón de especies, poblacione­s, comunidade­s y ecosistema­s dañados, y frenar las acciones que provocan el deterioro, la recolecció­n y control de basura en las zonas costeras para recuperar su estado natural. “Esto es responsabi­lidad tanto de las empresas como de la ciudadanía. El rol del Estado debería ser regular y promover a través de normativas, reglamento­s, mecanismos de fomento y fiscalizac­ión efectiva a cada una de las actividade­s y agentes responsabl­es del daño al océano”, agrega Nahuelhual.

La creación de conciencia y educación son medidas a largo plazo, que tienen una mayor efectivida­d en el control de la basura, los cambios de hábitos y la mantención de limpieza. “Mayor informació­n científica que permita evaluar el estado de salud del océano, simular escenarios y tendencias, y evaluar sus consecuenc­ias en el sistema socioecoló­gico. Además, disminuir la sobrepesca y las prácticas pesqueras que dañen el ecosistema marino”, finaliza la investigad­ora del Centro IDEAL e Instituto Milenio SECOS. ●

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