La Tercera

Diego López inicia su ciclo en la U con la misión de romper el maleficio que se arrastra desde la era Kudelka

- Lucas Mujica y Luis Navarrete

El uruguayo está con la ilusión de levantar a un plantel que lucha en la medianía de la tabla. Hace más de tres años que los estrategas laicos no logran superar el 50 por ciento de rendimient­o. El último en lograr un número superior a aquel fue Frank Kudelka, cesado a inicios de 2019 del CDA.

Desde que volvieron los torneos largos al fútbol chileno, la U solo sabe de sufrimient­os. En la sumatoria, contando interinato­s, los azules acumulan diez técnicos en cuatro años. Los números son categórico­s: el último que superó el 50 por ciento de rendimient­o por Campeonato Nacional fue Frank Darío Kudelka, quien estuvo en la banca estudianti­l durante el segundo semestre 2018 y el inicio de 2019.

Tras el título de los azules en el Clausura 2016-17, los problemas en el CDA no solo pasan por la carencia de nuevos triunfos. A esta altura, ganar un torneo parece una utopía en una Universida­d de Chile que peleó el descenso en 2019 y 2021. Y que en 2020 siempre observó la tabla de promedios con preocupaci­ón.

Sin un ideario futbolísti­co claro, menos un proyecto que venga desde arriba, dados los constantes cambios dirigencia­les, más que sumar un campeonato, la U busca volver a ser un equipo que esté más preocupado de la parte alta que de la baja.

Por eso, una de las exigencias para Diego López será superar el umbral del 50 por ciento de rendimient­o en partidos de Primera División. Algo que parece mínimo para los estándares de una institució­n como la U, pero que desde hace casi un lustro parece una barrera insuperabl­e para quienes se instalan en la banca laica. Luego de Kudelka, solo Marcelo Jara y Sebastián Miranda llegaron hasta esa cifra cerrada. Ambos, eso sí, dirigieron menos de cinco partidos.

Cambios infructuos­os

Agregando a Ángel Guillermo Hoyos a la ecuación, desde 2018 a la fecha, la U ha tenido tres entrenador­es por torneo. Una “regla” que en este año se cumple. Tras la salida de Escobar y el breve paso de Miranda, Diego López arriba con el fin de romper este ciclo negativo por el que pasa Universida­d de Chile.

Durante el primer semestre de 2018 Hoyos fue despedido y reemplazad­o por Esteban Valencia. Luego del exvolante, Kudelka asumió y remató tercero, a solo cuatro puntos de la UC. No obstante, la prematura eliminació­n de la Copa Libertala dores ante Melgar y una seguidilla de derrotas lo sacaron del CDA. Su sucesor, Alfredo Arias, lo pasó mal de principio a fin. El charrúa jamás encontró el modo de sacar a los azules del fondo.

En 2019, Hernán Caputto arremetió como interino en un inicio. Al tiempo fue ratificado. El primero en vivir esta situación, que más adelante se repetiría. Con el otrora arquero, la U cerró el tormentoso 2019 en

posición 15°. Aquel torneo, vale recordar, finalizó antes de lo estipulado. La U tenía un partido menos que Deportes Iquique.

Claro que lo peor de la campaña de 2019 se vivió al año siguiente. Una vez fuera Caputto, quien fue despedido en octubre del 2020, tras el largo parón por la pandemia, Marcelo Jara condujo por un periodo breve, para que luego Rafael Dudamel pasara a tener un capítulo en esta historia de desencuent­ros e irregulari­dad.

El venezolano, ayudado en parte por la irregulari­dad generaliza­da que se vivió en el cierre de esa temporada, finalizó el año en la tercera ubicación. A diferencia del 2018, esta vez fue a lejanos trece puntos de Universida­d Católica.

Cuando Rafael Dudamel deja la institució­n laica, en la décima fecha del Campeonato Nacional 2021, la U se encontraba en la posición doce. Lejos de las copas, pero no tan cerca del descenso. En ese periodo, Esteban Valencia asume como interino, pero tras los buenos resultados iniciales fue ratificado por Luis Roggiero hasta el final de temporada. Esta fue una de las primeras determinac­iones que tomó el ecuatorian­o una vez instalado en Santiago.

Cuando el gerente deportivo tomó aquella decisión fue llamativo. Si bien en un momento los dirigidos por el Huevito estuvieron en la cuarta ubicación, el proceso fue insostenib­le y la U se vio obligada, otra vez, a poner un “interino del interino” al mando. Cristián Romero fue el escogido y a la postre el que dirigió en el inolvidabl­e encuentro contra Unión La Calera.

La pesadilla terminó luego de que Junior Fernandes anotara el 3-2 ante los cementeros en Rancagua. La imagen era elocuente. La U en un llanto de alivio por salvarse de perder la categoría. El estadio vacío por una sanción que recayó en el equipo, precisamen­te por los desmanes provocados por fanáticos descontent­os por la situación institucio­nal. ¿Qué vendría? Otro éxodo.

Se supone que el 2022 sería el inicio de la era Roggiero. Con la espalda de haber construido al exitoso Independie­nte del Valle, el matemático buscaba aplicar su fórmula en otro país. No obstante, un armado de plantel deficiente, los pobres resultados conseguido­s por el técnico que el trajo, Santiago Escobar, y su relación cada vez más tensa con este último, terminaron por cortar en meses algo que se presentó en su momento como un proyecto.

Al final, lo que se presentaba como solución, terminó teniendo el mismo desenlace que los años anteriores. Un interino y luego un DT que viene de afuera a salvar a un equipo en caída libre. Esta vez el elegido es Diego López. Tiene muchas tareas para dejar atrás lo recién relatado. ●

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