La Tercera

Inversión segura

- Rolf Lüders Economista

Seguí atentament­e la cuenta pública de nuestro Presidente. Debo confesar que a medida que seguía la presentaci­ón mi ánimo fue cambiando, tal como le debe haber pasado a muchos otros. Mi sueño de toda una vida -un país en que todos y cada uno de los chilenos se pudiera desarrolla­r plenamente­parecía poder hacerse finalmente realidad. Con gran elocuencia el Presidente nos comunicaba que los chilenos podrían, entre otras muchas cosas, ganarse un ingreso razonable trabajando 40 horas semanales y dedicando el resto del tiempo a la familia y al esparcimie­nto, en barrios con lindos parques y cuidados campos deportivos. Por supuesto que la inmensa mayoría tendría acceso a vivienda y a una oportuna y competente atención en el Servicio Nacional de Salud. Y para qué hablar de la guinda de la torta, los románticos viajes en tren.

Sin embargo, tal cuadro idílico no es más que una ilusión. ¿De dónde saldrán los recursos para poder ofrecer esos y otros cuantiosos beneficios prometidos a la ciudadanía? Es obvio que con repartir el queque no basta. Hay que crecer económicam­ente y se crece invirtiend­o más y/o haciéndolo con más eficiencia, es decir, con desarrollo tecnológic­o y una mejor asignación de recursos. No existe otra forma. Pues bien, el discurso fue mezquino en materia de incentivos para el ahorro, la inversión, y la reasignaci­ón de recursos, a pesar de que mencionó un significat­ivo aumento en la investigac­ión.

En la práctica y en la experienci­a histórica de Chile, es la inversión -generalmen­te asociada a mejoras técnicas- la que explica la mayor parte del crecimient­o económico y para que ella se dé, el Estado puede generar los incentivos y las certezas jurídicas necesarias.

Probableme­nte, consciente de lo anterior y de la actual y marcada baja en la tasa de inversión y de la reciente enorme fuga de capitales, el Presidente ha declarado en su gira internacio­nal que los principios que han inspirado el desarrollo de Chile en los últimos años -como la certeza jurídica, el respeto a los tratados internacio­nales y la independen­cia de poderes- se seguirán respetando en el país. No mencionó, sin embargo, que el desarrollo a que se refiere se logró además respetando otros principios, como el de la propiedad privada, la disciplina fiscal y monetaria, la existencia de tributos competitiv­os a nivel internacio­nal y el fomento al ahorro.

No basta -para lograr que repunte la inversión y para que se pueda cumplir con el programa de gobierno en materia social- con que el Presidente declare que Chile es un país seguro de invertir, si simultánea­mente un borrador de nueva Constituci­ón preparado por una Convención Constituci­onal dominada por colectivos afines al gobierno, debilita, y en ocasiones mucho, los principios fundantes de toda economía de mercado exitosa.

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