Enebro: Todo por hacer
Imaginen un restaurante ubicado en el primer piso de un hotel, con una bonita entrada que muestra un bar bien provisto y un salón bastante amplio. Además, con una terraza que se asoma a la siempre transitada Avenida el Bosque Norte (aunque sin nada de la oferta gastronómica que tuvo alguna vez). Es decir, un lugar donde se puede pasar un momento agradable comiendo.
Justamente con ese objetivo en mente fue que llegué la semana pasada a almorzar al restaurante Enebro. Instalado en una mesa frente a un ventanal que ofrecía una hermosa vista a la calle y tras revisar la carta pedí el calamar grillado y sazonado con especias, servido con ensalada de papas nativas, lactonesa de aceitunas y salsa de jalapeño ($7.600), más un agua mineral sin gas ($2.400) y una copa de Sauvignon Blanc Reserva de J Bouchon ($4.300).
Para la espera se me trajo un pequeño pan tibio -¿en qué momento desaparecieron las paneras de los restaurantes?- y un pequeño pote con una mantequilla casi congelada. Hasta que llegó el plato, con los calamares totalmente sosos y que no se les notaba el grillado ni las especias. La ensalada de papas venía bañada en una lactonesa “al oliva” como de cualquier boliche peruano y la salsa de jalapeño no era
Sobresaliente /