La Tercera

Portrait of a Lady

- Por Matías Rivas

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LO QUE DICE LA ENCICLOPED­IA BRITÁNICA que su nombre viene del sánscrito que da vueltas alrededor de la Tierra que es un planeta muerto que los poetas griegos y romanos la llamaban antorcha nocturna que su luz engaña a los navegantes que produce efectos hipnóticos que no conviene abusar de sus rayos que acelera los procesos de descomposi­ción que es bastante más chica que la Tierra que es una diosa de la agricultur­a que los astrónomos de la Escuela de Alejandría le midieron los muslos y las tetas

que es una especie de ojo de gallina desprovist­o de párpado superior que es la causante de las mareas que se mueve más rápidament­e que el Sol que es un cuerpo celeste caracterís­tico que en alemán es macho y no hembra que nos muestra siempre la misma cara que es la causante de la menstruaci­ón que su color es una ilusión óptica que su temperatur­a no convence que está dotada de un sinnúmero de movimiento­s que para Newton es una manzana atraída por la fuerza de gravedad

que está llena de hoyos como un rostro picado de viruela que cada noche se atrasa una hora que es el hada madrina del loto que sus coordenada­s son oblicuas que es la linterna de los ladrones de flores que nació de una hernia de la Tierra que su superficie está plagada de cráteres que volverá a ser parte de la tierra que es la patrona de los amores ilícitos que cambia continuame­nte de órbita como mujer enferma de histeria que es capaz de batirse con el Sol que se la disputan yankees y rusos que podría servir perfectame­nte para arsenal de bombas atómicas

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ORACIÓN Y EXABRUPTO DE UN POETA CHILENO

La luna a mí me tiene sin cuidado

Toda literatura me repugna

Yo solamente escribo este mamarracho para ganarme unos pocos dólares que necesito para la construcci­ón de mi cenotafio. Que la luna se vaya a la puta que la parió. Oremus:

Padre nuestro que estás en la luna

Santificad­a sea tu luna

Venga a nos la tu luna

Hágase tu voluntad

Así en la tierra como en la luna

La luna nuestra de cada noche dánosla hoy

Perdona nuestros lunares

Así como nosotros perdonamos a nuestros lunáticos:

Amén. No nos dejes caer hacia la luna Líbranos del veneno de la luna

3

ALGO DE LO QUE SE DIJO DESPUÉS

—Lisa y llanamente increíble formidable-extraordin­ario-fantástico ¡hasta Cristóbal Colón queda pálido!

—Yo estaba completame­nte seguro que serían los yankees los primeros en llegar a la luna:

¡se equivocaro­n apenas en algunos segundos!

—¡Virgen del Perpetuo Socorro! tenemos que ir preparándo­nos para el Juicio Final.

—¡Acrobacias de circo! yo no veo de qué se escandaliz­an a mí me parece una gran tomadura de pelo deberían gastar esos dólares en resolver el problema de la miseria.

—Para nosotros es una tontería sin nombre: los norteameri­canos están locos.

—No sean maricones

¡es una maravilla con mayúscula!

—Ahora sí que no caben dudas: el Tío Sam se robó la película.

—Vamos a ver con qué salen ahora los rusos tienen que estar preparando una grande la función está apenas comenzando.

—Cómo que comenzando ya se quedaron atrás para siempre: es una hazaña realmente increíble.

—Esto demuestra bien a las claras la abrumadora superiorid­ad de los yankees.

—Hay que felicitarl­os este es un triunfo de toda la humanidad.

—Se demostró que no somos insectos.

—EL DESCUEVE TOTAL—el despelooot­e…

—A mí no me van a hacer tragarme el anzuelo si los yankees son tan macanudos por qué no van al centro de la Tierra.

—Desde el punto de vista científico yo no le encuentro ninguna gracia lo único que hicieron es llevar a la práctica las ecuaciones de Newton: que mejor se retiren de Formosa que no sigan matando vietnamita­s que levanten el bloqueo de Cuba que no se roben las materias primas

¡eso sí que sería respetable!

—Yo prefiero quedarme en la tierra.

—Esta es una simple propaganda política.

—Un volador de luces.

—Una eyaculació­n en el vacío.

—Ya les dije: NO SEAN MARICONES: el tío Sam se robó la película.

—PERO QUEDA PENDIENTE LA CONQUISTA DEL SOL.

Esta semana salí cuatro noches. La ciudad a medida que la penumbra invade la atmósfera va mutando. Es difícil saber a qué atenerse, pues los horarios de las tiendas y restaurant­es aún están colgados a los tiempos del estallido social y la pandemia. Comer pasadas las once de la noche solo es posible en lugares determinad­os. El resto cierra antes y, si uno pregunta por qué, la respuesta es que los trabajador­es necesitan llegar a sus casas temprano. En el fondo, están sugiriendo que tienen miedo y que optaron por protegerse ante cualquier inminencia.

Caminé con placer horas, estuve en esquinas largo rato, anduve en taxis y Uber. Quedé perplejo ante las calles vacías de la ciudad. Una de las explicacio­nes es el frío seco que destempla y cala hasta los huesos, en especial, de madrugada. La mayoría se guarda a ver televisión y cocinar. Dormí a horas fuera de lo común, y aproveché de leer una novela de Jim Thompson, La huida. Es la historia de un matrimonio turbio: un gánster de poca monta y su atractiva mujer, expertos en ejercer el arte de traición y la cruda violencia. Es un libro con un pulso narrativo que toma los nervios. Los personajes están torcidos, desconocen la ley, operan según sus ambiciones sin piedad. Cuando piensan, lo hacen para tramar el próximo golpe y continuar sobrevivie­ndo con terror y con las ambiciones a tope. Quedé tan embalado que vi la película inspirada en el libro, dirigida por Sam Peckinpah con actuacione­s de Steve McQueen y Ali MacGraw. Es una adaptación que causa las emociones idénticas a la lectura. En ella perturba la belleza corrupta de Carol, la osada mujer de un delincuent­e, que es capaz de seducir y librarse del peligro que la acecha y excita.

Después de una comida, mientras esperaba que me pasaran a buscar, empecé a conjeturar sobre si Jim Thompson estuviera vivo y en Chile. Creo que se metería en sitios incómodos para darles voz a los inaceptabl­es. Supongo que sus personajes serían narcos, traficante­s de extranjero­s, sicarios o sujetos parapetado­s en el sur con ganas de hacer justicia por sus manos. Nada de esto acontece en la narrativa chilena. Las voces que se oyen son exclusivam­ente la de las víctimas o la de tipos perplejos, dislocados. El realismo –en general– no se inmiscuye en la zonas donde la pasión y la psicopatía se fusionan dando espesor a caracteres repulsivos y, a la vez, fascinante­s. Parece estar vedado crear ficciones basadas en la actualidad, donde la voz del mal tenga relevancia y cautive al lector.

Una de las curiosidad­es de estas noches es ver repletos los pocos locales abiertos. Sin duda la gente se junta más en las casas, se nota el bullicio en las terrazas de los departamen­tos, mientras comen y conversan sin privacione­s. A lo que se suma que es más barato, seguro y no hay horario de cierre ni protocolos que obedecer. Pedir por delibery es una posibilida­d que está más en sintonía con estos tiempos, que no ha dejado de ser puertas adentro. Me cuentan de fiestas bailables, en livings de casas y pequeños departamen­tos con mayores de edad participan­do embalados hasta caer al piso de entusiasmo y borrachera.

Un taxista experto en temas varios, me convenció de que comiera un completo preparado a la manera venezolana. Fuimos al sector de Tarapacá con Santa Rosa, a una especie de plaza en la que se juntan carritos que venden esta exquisitez en versiones múltiples. En lo esencial, se diferencia­n de los nacionales porque llevan papas fritas, aliños, salsas, y la salchicha está dispuesta en el pan de una manera distinta. No fue tan sencillo comprarlos, ya que estaba lleno, había que hacer cola. Era tarde y los consumidor­es eran parejas y personas que hacían un alto en sus trayectos para comer antes de llegar a sus hogares. Casi todos eran jóvenes, muchos con sus motos de trabajo estacionad­as cerca. Otros eran vecinos. El panorama se distinguía por lo calmado, sin gritos, ordenado por la premura. Al volver, advertí que la oscuridad empezaba escasas cuadras más allá. Vi hombres que fumaban con la vista puesta en sus celulares, único punto de luz en medio de la negrura. Absortos, se confundían con las sombras en una actitud orgullosa, digna de sujetos que manejan los códigos de forma que no temen. Están en su territorio.

No sé a qué hora comienza el insomnio. Existe el mito de que a las 3 a.m. se produce un punto de quiebre, que se pasa a otro espacio mental, menos consciente, en el que aparecen los espectros privados sin represión. Intuyo que es solo una leyenda que circula entre los desvelados para consolarse. Hay una etapa de la noche que habitamos y otra en la que nos recogemos. Durante unas horas el silencio ayuda a sentir cuestiones que suelen olvidarse en la vigilia, como el ruido de los pájaros, el crujir de la madera y la soledad para entregarno­s al reposo. Es un proceso en el que el cuerpo gradualmen­te baja la guardia y cae a la duermevela. El sueño se cuela en la visión de lo real sin estridenci­as. Las letras de lo que leemos comienzan a perder nitidez y las imágenes de lo que especulamo­s sacan la mirada del exterior y la depositan en la conciencia aún despierta. Considero que es un espacio trascenden­tal cuando fluye la libido sin represión y todavía podemos dejarnos entregarno­s a su tirantez, entre angustiant­e y lujuriosa. Maurice Blanchot es cortante respecto de esta situación: “El que duerme mal se envuelve y revuelve en la búsqueda de ese lugar verdadero del que sabe que es único, y que sólo en ese punto el mundo renunciará a su inmensidad errante. El sonámbulo es sospechoso porque es ese hombre que no encuentra reposo”.

Las noches heladas inducen a la melancolía, en especial, los domingos. Esquivarla­s es un destreza que no he logrado aprender.

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