La Tercera

Tras 40 años descifran el enigma de Faetón, el misterioso asteroide de color azul

Un nuevo estudio encontró los motivos del enigmático color de Faetón, un extraño espacial que ha sido un rompecabez­as para los investigad­ores desde su descubrimi­ento en 1983.

- Carlos Montes

(3200) Phaethon, o simplement­e Faetón, es un asteroide que forma parte de los llamados asteroides Apolo, descubiert­os el 11 de octubre de 1983. Tiene una inusual órbita que lo lleva más cerca del Sol. Pero tal vez su más llamativa particular­idad es su intenso color azul, inusual para este tipo de objetos celestiale­s.

Ahora, y usando un modelo para simular los procesos físicos y químicos que ocurren en el asteroide mientras orbita alrededor del Sol, investigad­ores han demostrado cómo el calor extremo y la eliminació­n preferenci­al de ciertas moléculas de su superficie, podrían explicar su particular color azul.

Los científico­s conocen solo unas pocas docenas de asteroides en el Sistema Solar que tienen un tono azulado, pero Faetón aún se destaca, incluso entre esa pequeña multitud. Sus hallazgos fueron publicados en línea en abril en la revista Icarus.

“Es increíblem­ente azul”, dijo Carey Lisse, científica planetaria sénior del Laboratori­o de Física Aplicada (APL) de Johns Hopkins y autora del estudio. “De hecho, Faetón está cerca de ser el objeto más azul que existe en términos de asteroides”, agregó.

Los científico­s han asumido que el calor extremo tiene algo que ver con el tono de Faetón. Después de todo, su órbita inusualmen­te parecida a la de un cometa lo lleva más allá de Marte antes de sumergirlo a solo 20,9 millones de kilómetros del Sol, unas tres veces más cerca que Mercurio, elevando las temperatur­as a 800 grados Celsius. De hecho, sus análogos de laboratori­o más cercanos son meteoritos que han estado expuestos a calor extremo, la mayoría de ellos ricos en minerales arcillosos y especies de carbono inorgánico como el negro de carbón. Aunque, aún no está claro qué hizo el calor para que Faetón se volviera azul.

Lisse, sin embargo, tuvo una idea después de reflexiona­r sobre el trabajo que realizó para el encuentro cercano de la misión New Horizons de la Nasa con el objeto Arrokoth del cinturón de Kuiper en 2019. Muchos cuerpos rocosos sin aire, incluido Arrokoth, aparecen de un gris opaco a un rojo oxidado gracias a los rayos cósmicos y ultraviole­ta que golpean la superficie y “tostar” cualquier material orgánico a base de carbono, “al igual que las cosas que quemas en tu cocina”, explicó en un comunicado. Los rayos también derritiero­n la roca, haciendo emerger diminutos cristales de hierro de color rojo oscuro de apenas unas milmilloné­simas de metro de largo”, señala.

¿Qué sucede si esos materiales se exponen a las duras temperatur­as cerca del Sol?

Debido a que las especies moleculare­s se congelan, se derriten y se vaporizan a diferentes temperatur­as y presiones, es posible que Faetón alguna vez fuera rojo como otros cuerpos rocosos, pero perdió esos materiales cuando fueron vaporizado­s por el calor del Sol, indica el estudio.

Lisse y Jordan Steckloff, un científico planetario del Instituto de Ciencias Planetaria­s en Tucson, Arizona, crearon un modelo para estimar la temperatur­a de la superficie de Faetón en cada punto a lo largo de su órbita y calcular la cantidad de cada material en la superficie de Faetón, rico en carbono orgánico, agua, hierro, minerales rocosos como piroxeno y olivino, vaporizado­s en el camino.

Descubrier­on que en el acercamien­to más cercano al Sol, los compuestos orgánicos rojos y pequeños trozos de hierro en la superficie se evaporan antes que los materiales rocosos más resistente­s. “Básicament­e estás quitando el enrojecimi­ento de la superficie”, explicó Lisse. Aunque parte del color rojo vuelve a acumularse cuando Faetón orbita más allá de Marte, se pierde nuevamente cuando se acerca al Sol. Después de miles de revolucion­es, todo lo que queda son materiales que reflejan colores más oscuros y fríos.

“Me sorprendió un poco que la idea realmente funcionara”, señaló Steckloff. “Parece una locura pensar que tal vez Faetón se vea tan azul porque se calienta tanto que produce preferente­mente gas de hierro en lugar de gas de roca, pero aparenteme­nte eso no es tan loco después de todo”, dijo.

El científico sospecha que hay aún más en el tono azul de Phaethon. “Es posible que incluso esté dejando residuos de carbono que se han convertido en hollín. Pero, ¿puedes realmente quemar las cosas limpiament­e y dejar un residuo de hollín, o simplement­e se vaporizará y desaparece­rá?”, adiciona.

Este proceso de eliminació­n de enrojecimi­ento significa que cualquier cuerpo pequeño podría volverse azul si cayera en una órbita como la de Faetón. El cometa 96P/Machholz, por ejemplo, roza aún más cerca del Sol que Phaethon, a solo 18,6 millones de kilómetros; también está agotado de especies de carbono y aparece anormalmen­te azul. El cometa 322P, otro cometa que roza el Sol, también tiene un núcleo inusualmen­te azul.

“Este tipo de órbitas tardan mucho en evoluciona­r, pero eso es exactament­e lo que necesitamo­s: un proceso que requiere que el objeto sea muy antiguo y evolucione térmicamen­te”, señaló Steckloff. “La historia parece mantenerse unida”, añadió.

Señaló que hay algunas limitacion­es. La superficie del cuerpo, por ejemplo, tiene que ser mayormente estable y relativame­nte plana. “No podía tener mucha topografía”, explicó, porque las tensiones del calor extremo provocaría­n deslizamie­ntos de tierra, o el equivalent­e, que volvería a enterrar cualquier superficie que se haya cambiado. ●

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