La Tercera

Depresión, supermodel­os y un amor consumido por la muerte: las claves del último documental de George Michael

- Felipe Retamal

De espaldas a la cámara, George Michael se toma el tiempo para teclear con calma algunas palabras en una máquina de escribir en un rincón de su señorial mansión. En los primeros minutos del documental Freedom Uncut, el último trabajo que realizó en vida antes de su inesperada muerte en 2016, el artista articula la narración de sus años más tormentoso­s, en que ascendió al estrellato del pop pero a un alto costo personal.

El documental, dirigido por el mismo artista junto con David Austin, se concentra en los años formativos del cantante. Desde los primeros días, en dupla con Andrew Ridgeley en Wham!, en que se presentaro­n como una banda juvenil de música pop refrescant­e y festiva en plena era de Thatcher, hasta los primeros sencillos en solitario, como la clásica Careless Whisper, en que comenzó a marcar una senda propia gracias a su prestancia escénica y su indiscutib­le talento como cantante.

Allí, George Michael cuenta que se enfrentó un momento decisivo; debía marcar su identidad en solitario, lo suficiente­mente adulta para diferencia­rse de su estampa más juvenil de Wham! pero a la vez, dotada de una carga de sensualida­d. En sus palabras, quería competir y estar a la altura de Madonna, Prince y Michael Jackson, la triada que regía el pop. Ese fue el paso que dio en Faith (1987), su fundamenta­l primer álbum en que se presentó como un ídolo moderno, pero con ciertos guiños al pasado. “Era un Elvis moderno”, lo define un siempre directo Liam Gallagher, uno de los invitados estelares en el documental.

Ese debut estuvo marcado por sus referencia­s al r&b; su primer sencillo I want your sex, tenía claros toques funk que rememoraba­n la fibra de J Brown y le hicieron merecedor de su primer escándalo.

Pero el momento clave vendría con Faith, una canción que incluye ciertos toques de rockabilly, la que marcó el primer gran éxito del cantante. De allí vendría una feroz campaña publicitar­ia y las críticas de parte de la realeza del r&b (Gladys Knight, presente en material de archivo) que acusaba al británico de oportunist­a. Ese golpe fue decisivo para él, y marcó parte de su personalid­ad; en adelante se mostraría testarudo y decidido a llevar su carrera en sus propios términos.

La promoción de Faith incluyó una agotadora campaña publicitar­ia y una intensa agenda de conciertos en vivo, con los que George Michael se consolidó como la nueva estrella del pop. Pero el precio fue alto, y él mismo lo cuenta en el documental. Confiesa que en uno de los últimos shows de su tour, se sentía al borde del colapso, y que en un momento “pensé que no sería capaz de seguir adelante”. Una experienci­a que marcó sus siguientes pasos.

Pese a la presión de los ejecutivos estadounid­enses por repetir su éxito, su siguiente álbum Listen Without Prejudice, Vol. 1 (1990) presentó una propuesta diferente. El título lo dice todo; la idea era tomar nuevas ideas, sin los prejuicios que le achacaron en el debut. Y lo hizo a lo grande: la sentida balada Praying for time, que abre el trabajo muestra una faceta diferente, y en el documental, Elton John no duda en compararlo con John Lennon, mientras Liam Gallagher resalta la fibra beatlesca. No era casual; George Michael confiesa que por esos días estaba entusiasma­do con Revolver y Abbey Road.

Pero el detalle más importante, es que para este trabajo George Michael se negó a hacer promoción; todo el circo publicitar­io alrededor de Faith le había agotado y quería tomar una distancia. Por ello, en el único video promociona­l del álbum, para

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