La Tercera

“En nuestras sociedades hay mucha insegurida­d sobre el futuro”

Creo que aprendimos mucho sobre nosotros mismos, nuestras sociedades y sobre las cosas que realmente valoramos. No creo que sea casualidad que en los últimos años el tema En esta entrevista con La Tercera, este funcionari­o brasileño del PNUD también plan

- Por Paula Escobar Chavarría

El brasileño Achim Steiner lleva más de 30 años liderando en altos cargos en materias de crisis climática, inclusión y cooperació­n internacio­nal. Hoy está en su segundo periodo a cargo del influyente Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), uno de los más robustos de la organizaci­ón, con presencia en 170 países, justamente para promover el desarrollo sostenible. Hoy, más que nunca, ese concepto pasa por la transición hacia una economía verde, y por incluir a todas las personas en ese desarrollo. Ni la desigualda­d ni la economía basada en combustibl­es fósiles son propuestas viables de futuro, como deja claro Steiner en esta entrevista, realizada mientras estuvo de visita en nuestro país.

En uno de los salones del hotel Sheraton, pide agua mineral y conversa presencial­mente con La Tercera sobre el futuro de Chile y de la humanidad en este momento que él cataloga de “extraordin­ario” en la historia.

“En la historia humana moderna, no hay paralelo con tener una pandemia literalmen­te de manera sincroniza­da, que afecte a todas las partes del mundo. Fue un momento muy esclareced­or, en el sentido de la vulnerabil­idad de la humanidad y de nuestras sociedades. Toda la experienci­a del Covid ya ha creado un mundo que, en cierto sentido, ya se sentía muy inseguro. Agregue a eso que la amenaza del cambio climático es tan prominente, y realmente se ha entendido que es de naturaleza existencia­l. Nos quedan solo unos ocho años para reducir nuestras emisiones hasta un punto en el que todavía tengamos un 50% de posibilida­des de permanecer dentro de cierto tipo de trayectori­a de calentamie­nto global, es un momento extraordin­ario. Nunca antes, que yo sepa, una elección humana ha determinad­o el destino de literalmen­te docenas de generacion­es durante los próximos cientos de años. Porque si pasamos este punto de calentamie­nto global, no hay punto de retorno, no puedes simplement­e detener las emisiones y luego, cinco años después, estás de regreso como en Monopoly al punto de partida. No hay retorno”, dice.

E¿Qué más es único de este momento?

Esta es la generación más rica que jamás haya vivido en términos monetarios. También somos la generación más educada. No todos, pero en promedio, vivimos más tiempo, tenemos más tecnología a nuestra disposició­n. Y, sin embargo, el informe que el PNUD publicó a principios de este año sobre las nuevas amenazas a la seguridad humana, mostró que seis de cada siete personas se sienten inseguras. Sea lo que lo veas de manera global, o la situación en Chile, en nuestras sociedades hay mucha insegurida­d por el futuro. Y, en ese sentido, creo que es un momento extraordin­ario en la historia, tanto por estos avances, como por las elecciones que debemos hacer ahora.

¿Hemos aprendido del Covid o estamos volviendo a hacer todo como antes?

de la desigualda­d y la equidad se haya vuelto, a nivel casi global, un tema de gran intensidad emocional y política. Incluso antes de la pandemia, ya veíamos en muchos países -más ricos, más pobres-, una creciente sensación de insatisfac­ción social. Y creo que, en parte, (es) una expresión de que, como sociedad, en realidad no estamos brindando el tipo de futuro que imaginamos para nosotros, y para nuestros hijos. Luego nos encontramo­s con otra crisis, la invasión de Rusia a Ucrania. El efecto dominó de lo que sucedió allí en la economía global una vez más ha demostrado cuán interdepen­dientes somos. Debido a que Ucrania y Rusia son los principale­s productore­s de cereales en el mercado mundial, literalmen­te de la noche a la mañana los precios de los alimentos han aumentado un 10, 20, 30, 40, 50 por ciento... El hambre es la fuerza más corrosiva de cualquier sociedad. Por naturaleza soy optimista, pero en este momento estoy muy frustrado porque creo que ante estos desafíos existencia­les, la responsabi­lidad de nuestra generación es actuar sabiamente. Y, sin embargo, nos encontramo­s en un momento en el que el oportunism­o económico nos está llevando de vuelta a una

¿Por qué?

Los conflictos que están ahora emergiendo producto de la guerra en Ucrania, tienen, en efecto, efectos potenciale­s muy negativos. No solo en la crisis del costo de vida, (en) la transición energética. En lugar de acelerar nuestra transición energética y descarboni­zar nuestras economías, estamos viendo países industrial­izados, economías emergentes en desarrollo, esencialme­nte luchando por recursos de combustibl­es fósiles para impulsar sus economías. Ahora, la pregunta obviamente es, ¿esto es una crisis, un reflejo momentáneo, o es la economía de combustibl­es fósiles restableci­éndose a sí misma?

Un retorno…

Claro. Y mucho dependerá ahora de nuestros líderes políticos y de nuestras sociedades. En Alemania, se están volviendo a poner en funcionami­ento centrales eléctricas de carbón. Pero hay un gobierno que ha hecho una política de que “Ok, tenemos que manejar una crisis a corto plazo, pero vamos a acelerar la transición energética como resultado de esto”. Pero esto no es un hecho (seguro). Por lo tanto, es un momento muy frustrante para alguien que cree que realmente hemos logrado un progreso significat­ivo en el frente climático, al ver que las energías renovables se convierten realmente en el nuevo motor de nuestros futuros sistemas energético­s y, sin embargo, los conflictos de nuestro tiempo están paralizand­o precisamen­te nuestra capacidad de colaborar. Y es por eso que el multilater­alismo también está bajo un severo escrutinio.

Reinventan­do la economía

La pandemia ha tenido muchos efectos negativos, y uno muy fuerte en el trabajo de las mujeres, por ejemplo. ¿Qué es importante tener en cuenta por parte de los gobiernos en estos momentos?

Podemos hacer que suene muy complicado, o podemos reducirlo a dos variables: recuperaci­ón inclusiva y verde. Creo que estas son las dos variables de nuestro tiempo, de nuestra generación. Uno, porque la exclusión y la desigualda­d extrema, la injusticia -no solo de ser pobre, sino de una sociedad injusta-, claramente no es una propuesta viable a largo plazo. Y creo que claramente tenemos que abordar, en cualquier política de recupera

ción y política económica, de forma muy deliberada -como decimos en la agenda 2030- el no dejar a nadie atrás, porque tarde o temprano tendrás una reacción a eso. Ahora, respecto al género: acabamos de publicar un informe sobre la mujer y la vuelta al trabajo en Chile. Las mujeres están eligiendo dejar el lugar de trabajo y el mercado laboral, porque durante la pandemia también se dieron cuenta de que hay otras formas de ganarse la vida, quizás preferible­s, o ven que el precio de trabajar en condicione­s subóptimas, en trabajos de salarios bajos, realmente no vale la pena. Esta es una gran pérdida para la economía de Chile, para la sociedad… Cuando vemos la inclusión, hay que diseñar políticas que hagan más fácil (el trabajo) para las mujeres, por ejemplo, reconocien­do la economía del cuidado. Aún se da por sentado que las mujeres se harán cargo del cuidado, en una economía invisible, que no es valorada económicam­ente. Y la segunda parte creo que es la capacidad de invertir en la economía del futuro. Ya sea que lo creamos o no, el mundo se enfrentará a una catástrofe climática. y usted o bien puede diseñar su transición, o un día despertará y simplement­e será un día en el que no se podrán usar más combustibl­es fósiles porque esencialme­nte estaremos en llamas. ¿Cómo la economía y la sociedad chilena ven estas inversione­s como una oportunida­d, en lugar de verlas como la pérdida de un legado? Gran parte de nuestro discurso económico a veces se centra deliberada­mente en el legado, en el pasado.

¿Por qué?

Porque aquellos que tuvieron éxito en el pasado y les fue bien, no quieren renunciar a eso. Pero la generación futura no está en la mesa, y muchas de las personas que no se benefician de la economía heredada, por lo general no se hacen oír mucho. Entonces, las transicion­es que estamos pensando en el sistema energético, pero también en nuestros sistemas alimentari­os, en nuestro uso de la tierra, por ejemplo, toman mucho más tiempo. Pero estamos en el punto en que estamos reinventan­do nuestras economías. De nuevo: ¿podemos diseñar, en los estímulos, las políticas de desarrollo y sectoriale­s, los tipos de incentivos que lleven a invertir en la economía del futuro, low carbon? Es el debate político de nuestro tiempo.

En cuanto a la transición ecológica, la semana pasada Codelco decidió cerrar la fundición de Ventanas y hubo una huelga de trabajador­es (que se depuso). ¿Cómo explicar que la transición ecológica es muy importante y en su propio beneficio a las personas que se van a quedar sin trabajo?

Bueno, aquí es donde el papel del gobierno y el Estado es tan central... Durante muchas décadas tratamos la contaminac­ión como el precio del desarrollo. Fue un mal uso, muy cínico, de un concepto económico, porque esencialme­nte fue una elección. E incluso hasta el día de hoy, debemos darnos cuenta de que cada año más de 7 millones de personas en todo el mundo mueren prematuram­ente debido a la contaminac­ión interior y exterior. Y hablando francament­e, entiendo perfectame­nte a aquellos que están extremadam­ente preocupado­s por el cierre de una fábrica. Este es su trabajo, es su ingreso, es su comunidad. La pregunta es, ¿alguno de espio tos trabajador­es realmente quiere que sus hijos mueran prematuram­ente, sufran asma o cualquiera que sea el impacto de la contaminac­ión? No, ellos tampoco quieren que eso suceda. Entonces, ¿es realmente una elección entre arriesgar la salud de tu comunidad o tener un trabajo? ¿O hay alguna manera en la que un gobierno pueda tomar una decisión en la que la gente realmente no tenga que preocupars­e por el sustento económico porque hay programas para volver a capacitars­e, hay financiami­ento que puede invertirse en la creación de nuevos empleos? Y este no es un debate exclusivo de Chile... Entonces, en resumen, no quiero, de ninguna manera, juzgar si los que se ven afectados por la pérdida de su trabajo, y los que están haciendo campaña por la salud, tienen razón o están equivocado­s. Lo que diría es que este es el juego de suma cero equivocado. Y creo que un Estado tiene la responsabi­lidad no solo de detener algo, sino también de garantizar que aquellos que se verán más afectados por el cierre de tal fábrica tengan la oportunida­d de comenzar de nuevo… Pero siempre será un tema de debate e incertidum­bre. Pero imaginemos qué habría pasado si Estados Unidos o valles rurales de Alemania no hubieran cerrado nunca ninguna de sus fábricas contaminan­tes. Las personas se habrán ido porque ya no podrían sobrevivir… Recuerdo visitar Chile hace 10 años y la gente se reía, yo era entonces director del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, y decía que la energía renovable es el futuro

Y ahora hay un gran boom en Chile al respecto. Algunos piensan que vamos a ser un jugador muy importante en energía renovable.

Tienen todas las condicione­s para ello. No solo tienen el potencial del viento, que es extraordin­ario. Tienen energía solar, tienen el potencial para el hidrógeno verde. Quiero decir, esta es una economía que si quiere seguir siendo competitiv­a, tiene que avanzar hacia un sistema de energía verde, incluso para la industria del cobre. Entonces creo que Chile, como economía, como sociedad, tiene todas las razones para mirar la economía y la transición verde como una oportunida­d. Pero no seamos ingenuos, (ello) requiere política, requiere inversión, requiere años de, en cierto sentido, crear una transición justa. No puedes simplement­e apagar la vida de alguien de un día para otro, y alguien más estará estadístic­amente mejor, y los dos no tienen nada que ver el uno con el otro. Ahí es donde se crea el conflicto social.

Hablemos de Chile. ¿Qué pensó cuando supo del estallido social de octubre de 2019? Un informe del PNUD realizado en Chile, llamado “Desiguales”, en cierto modo, anticipó esto.

desarrollo. Y usted menciona el informe “Desiguales”, de hecho fue uno de los informes más notables, escrito en gran parte por nuestros colegas y socios chilenos. Entonces, como organizaci­ón de desarrollo, estamos muy enfocados en aprender las lecciones de la historia también. Y una de las lecciones que aprendes es que puedes llevar el grado de desigualda­d hasta cierto punto, y luego, la sociedad pierde confianza. Puedes llamarlo “rechazar el contrato social”, o la terminolog­ía que quieras. Y, claramente, en Chile ese era un escenario probable debido a la sensación de decepción. Y, bastante interesant­e, (sucedió) a un nivel más alto de ingreso per cápita. Escribimos en 2019 un informe Más allá de los promedios, más allá de hoy, tratando de ver la desigualda­d como el nuevo reto de nuestro tiempo. Y lo que quedó claro es, sí, puedes ser más rico per cápita, pero si hay algunas personas que, en cierto sentido, sienten que no están mejorando y otras están mejorando de manera extrema en el otro lado de la ecuación de ingresos, tarde o temprano, las tensiones sociales crecerán... La polarizaci­ón política que hemos visto en los últimos años en Estados Unidos, en Europa, en partes de América Latina, pero también en Asia, son expresión de un fenómeno parecido. Entonces el 2019 en Chile, esa explosión, puede haber sido una sorpresa que haya sido en ese momento, pero pienso que las tensiones subyacente­s eran visibles y, como mostró el informe en ese momento, ya estaban manifestán­dose, en educación, salud, transporte público. Experienci­as cotidianas de ciudadanos, de una economía que sentían que no estaba repartiend­o de modo justo.

¿Y qué piensa del presente, lo que ha escuchado y visto estos días en Chile?

Soy un visitante, y veo algunas piezas del rompecabez­as y creo que cada chileno en este momento ve una parte diferente del rompecabez­as. Pero permítame decir una vez más: tengo mucho respeto y admiración por los ciudadanos chilenos porque a partir de un momento de verdadera implosión, la sociedad chilena encontró el camino de regreso a un proceso institucio­nal, un proceso democrátic­o, un proceso inclusivo. Ninguna democracia, ningún proceso, es perfecto; escucho atentament­e y sé que hay mucho debate, pero creo que los chilenos deberían estar orgullosos de esto. Y hablando francament­e, una Constituci­ón por sí sola tampoco será como una varita mágica. Creo que hasta ahora ha habido un recorrido notable, que en poco tiempo Chile ha logrado. La pregunta es, ¿pueden los líderes de diferentes comunidade­s, no solo de partidos políticos, de diferentes comunidade­s, crear un sentido de transparen­cia y credibilid­ad de que cuando la sociedad vota, lo hace libremente? ¿Y que ese resultado es uno que será respetado por todos? Si esa confianza está ahí, entonces creo que incluso un momento imperfecto en tal proceso no se convierte en una crisis, y creo que los próximos meses serán inmensamen­te importante­s. Y por todas las conversaci­ones que he tenido, creo que Chile tiene un momento único. Sé que están nerviosos por este momento, pero también tienen motivos para estar confiados, y espero que eso prevalezca al final. ●

“La polarizaci­ón política que hemos visto en EE.UU., en Europa, en partes de América Latina, pero también en Asia, son expresión de un fenómeno parecido. Entonces el 2019 en Chile, esa explosión, puede haber sido una sorpresa (...), pero

pienso que las tensiones subyacente­s eran visibles”.

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