La Tercera

La desconocid­a relación entre la menopausia y el alzhéimer

La disminució­n del estrógeno y el menor metabolism­o de la glucosa son dos hechos que interviene­n en que se desencaden­en dichas patologías, según un reciente artículo publicado por científico­s chilenos.

- Cristina Pérez

La prevalenci­a del alzhéimer aumenta a medida que pasan los años, especialme­nte en mujeres que ya han vivido la menopausia. La pérdida de mecanismos naturales que se da debido al fin de la menstruaci­ón conduce a la neurodegen­eración en los años posmenopáu­sicos, lo que puede implicar la aparición de dicha patología.

En un artículo recién publicado por la revista Fronteras en Endocrinol­ogía, un grupo de investigad­ores del Centro de Excelencia en Biomedicin­a de Magallanes y del Centro de Envejecimi­ento y Regeneraci­ón CARE UC plantearon la necesidad de seguir investigan­do este nexo, para comprender mejor los mecanismos celulares y fisiopatol­ógicos relacionad­os con los cambios endocrinos y metabólico­s que se producen con la menopausia, globalment­e y en el cerebro. “Esto podría llevar a descubrir los factores desencaden­antes que inician la neuInestro­sa rodegenera­ción de aparición tardía y que facilitan su desarrollo. De este modo, la ciencia podría estar más cerca de intervenir y atacar esta carga de la enfermedad en una población que envejece en todo el mundo”, escribiero­n los científico­s.

El texto tiene como principal autora a Paulina Villaseca, médica especialis­ta en ginecologí­a y obstetrici­a, e investigad­ora del CEBIMA. También son parte de la autoría los doctores en Ciencias Biológicas, Pedro Cisternas, investigad­or asociado del CARE UC, y Nibaldo Inestrosa, director de este centro y del CEBIMA, además de Premio Nacional de Ciencias Naturales 2008.

“Claramente estamos en el mundo ante un envejecimi­ento poblaciona­l, es decir, hay cada vez muchas más personas entre la mediana edad y la adultez mayor y vejez, y una menor proporción de población joven. El alzhéimer es altamente prevalente a medida que se avanza con los años en la vida”, afirma Paulina Villaseca.

dice que antes de la edad de la menopausia, consideran­do el alzhéimer temprano en personas de 30, 40 o 50 años, hay más o menos un hombre por cada mujer con esta enfermedad. En esos casos, es fuertement­e genética y se manifiesta de un modo distinto a como se da cuando ocurre con el paso de los años, en la tercera o cuarta edad.

Pero cuando sucede después de la menopausia, la proporción cambia. “Hay estudios que incluso han dado cuenta de cinco mujeres con alzhéimer por cada hombre que presenta la enfermedad”, explica el doctor Inestrosa.

Villaseca dice que se ha encontrado que, “mientras a más temprana edad se presenta la menopausia, más tempraname­nte aparecen las demencias”.

La médica advierte, asimismo, que: “hoy a la menopausia muchos ya la llaman, en el ámbito científico-médico, envejecimi­ento endocrinol­ógico, pues afecta varias funciones. Es una condición que tiene impacto en diversos sistemas del cuerpo de la mujer, incluyendo la vida neuronal”.

En el artículo, se sostiene que: “el estado endocrino que conlleva la menopausia, con el cese de la síntesis de estrógenos y la síntesis de progestero­na y el aumento de las gonadotrop­inas, conlleva una pérdida de mecanismos neuroprote­ctores que podría explicar el deterioro cognitivo y el riesgo de desarrolla­r alzhéimer en etapas posteriore­s de la vida más frecuente en las mujeres.

El estradiol (E2), el principal estrógeno que actúa durante la edad reproducti­va de la mujer, es bien conocido por ejercer neuroprote­cción a través de diversos mecanismos. Más aún, el E2 derivado de las neuronas regula la plasticida­d sináptica y la memoria”. La falta de estrógenos derivada de la menopausia afecta el consumo de glucosa neuronal y afecta la vía de señalizaci­ón Wnt.

“Mientras a más temprana edad se presenta la menopausia, más tempraname­nte aparecen las demencias”, afirma una especialis­ta.

Villaseca, Cisternas e Inestrosa exponen también en el trabajo acerca del papel que desempeña la vía de señalizaci­ón celular Wnt, formada por proteínas.

En 2000, en otro estudio, Inestrosa propuso que Wnt podría desempeñar un papel clave en la neuroprote­cción de la EA. “La disfunción de la señalizaci­ón Wnt se ha descrito en el envejecimi­ento y en la menopausia, ambas asociadas a alteracion­es de la memoria del hipocampo”, dice.

Los investigad­ores escribiero­n que según sus estudios en neuronas cultivadas en el hipocampo, así como en modelos de ratones a los que se les indujo alzhéimer, indicaron que la señalizaci­ón Wnt protege contra la neurotoxic­idad del péptido amiloide (A )”, sindicado como uno de los responsabl­es de generar esta enfermedad.

E|l A , uno de los marcadores caracterís­ticos de la enfermedad, es una proteína que está presente en el cerebro y cumple distintas funciones pero que, en los pacientes con alzheimer, por motivos que no se conocen, se acumula fuera de la célula y forma placas que dificultan la comunicaci­ón entre las neuronas y promueven así el deterioro cognitivo.

Los autores afirman que Wnt está, además, implicado en la fosforilac­ión de la proteína TAU, al tiempo que recuerdan que se ha demostrado que la activación de dicha vía de señalizaci­ón “está relacionad­o con el aprendizaj­e y la memoria”.

Nibaldo Inestrosa apunta que, ya a fines del siglo pasado, se publicó acerca de las bases celulares y moleculare­s de la neuroprote­cción del estrógeno, y la importanci­a de éste para evitar el alzhéimer.

El papel de la glucosa

Otro tema abordado en el artículo es el papel del metabolism­o de la glucosa en la menopausia y el alzhéimer.

“En las mujeres posmenopáu­sicas, el tratamient­o con estrógenos mejora todos los componente­s del síndrome metabólico, así como los parámetros de resistenci­a a la insulina. Los estrógenos tienen un papel trascenden­tal en el metabolism­o al modular directamen­te la gestión energética de todo el cuerpo, controland­o la disponibil­idad de la glucosa y facilitand­o la secreción de insulina, y modulando la partición de la energía, favorecien­do a los lípidos como sustrato principal de energía cuando están más disponible­s que los hidratos de carbono, pasando del almacenami­ento de lípidos a su oxidación como sustrato”, se expone en el trabajo de Villaseca, Cisternas e Inestrosa.

Asimismo -recuerdan los autores-, la glucosa es la principal fuente de energía del cerebro. “La utilizació­n de la glucosa por parte de las células cerebrales desempeña un papel central en la fisiología del cerebro y una disminució­n de este metabolism­o se ha relacionad­o con casi todas las enfermedad­es neurodegen­erativas, incluida la EA”, escriben. “El consumo de glucosa en el cesia rebro disminuye desde la menopausia”, dice Paulina Villaseca.

El grupo de investigac­ión ha descrito que “los activadore­s de Wnt aumentan tanto el consumo de glucosa como el rendimient­o cognitivo en ratones transgénic­os con alzhéimer”.

“Algo que enseñamos siempre es que la menopausia ofrece una oportunida­d de intervenci­ón. La mujer suele consultar por ella, porque es un hito demasiado manifiesto, que además vinculamos con el envejecimi­ento. Al menos consulta para entender qué la está pasando. Y la atención primaria de salud, los Centros de Salud Familiar y también los especialis­tas debemos aprovechar ese momento para visualizar la proyección de enfermedad­es que puedan empezar a acelerarse por este cambio endocrino y así intentar evitar enfermedad­es crónicas como las neurodegen­erativas, las vasculares, la osteoporos­is, la sarcopenia, entre otras”, dice la médica especialis­ta.

“De modo que la respuesta a la menopaues, sin duda, una oportunida­d para evitar el alzhéimer o al menos su gravedad, así como otras enfermedad­es”, declara Villaseca.

“Es bueno que se hable de la menopausia y su relación con el desarrollo de la EA”, afirma, por su parte, Nibaldo Inestrosa. “Hay una población enorme que no tiene idea de este vínculo y, por ende, no se ocupa del tema”, añade el neurobiólo­go.

¿Qué se puede hacer? Villaseca advierte que, si bien no se ha demostrado con absoluta certeza científica que el ejercicio físico y la alimentaci­ón de tipo mediterrán­eo son neuroprote­ctores, sí hay estudios que van en dicha línea. “Antes creíamos que las neuronas no vuelven a generarse, pero ahora sabemos que sí hay neurogénes­is incluso en la adultez. También sabemos que se puede estimular las sinapsis y otros mecanismos, como la antioxidac­ión. El ejercicio sistemátic­o, aeróbico, de media hora diaria, mantiene una buena composició­n corporal, puede estimular la generación de sinapsis y disminuye el síndrome metabólico, que se asocia a enfermedad­es neurodegen­erativas. También se ha planteado que el estilo alimentari­o mediterrán­eo daría neuroprote­cción, lo mismo que algunas vitaminas, como la D. Si la persona practica ejercicio, se alimenta en forma saludable y mantiene vitaminas cuya deficienci­a puede significar muerte (apoptosis) neuronal -vitamina D, vitamina B-, se podría retrasar la expresión de una enfermedad neurodegen­erativa”, expone la especialis­ta en ginecologí­a y obstetrici­a.

“Si todos envejecemo­s presentand­o enfermedad­es neurodegen­erativas, sería una catástrofe social y económica, para cualquier comunidad, pero si se puede interferir en el desarrollo de dichas patologías, entre las cuales Alzheimer es muy grave por la pérdida de autonomía que representa, entonces podemos contribuir a tener personas de la cuarta edad, sobre los 80 y 85 años, que sean saludables, autónomos y funcionale­s”, concluye Paulina Villaseca. ●

“Si todos envejecemo­s presentand­o enfermedad­es neurodegen­erativas, sería una catástrofe social y económica”, afirma una especialis­ta.

 ?? ?? ►
 ?? ?? ►

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile