Las algarabías de la oposición
Hace algunos días la oposición comunicó al país una arremetida en el Congreso, arrebatándole a los partidos de gobierno la presidencia de entre 13 a 15 comisiones en la Cámara de Diputados. El objetivo, tener un mayor control sobre la agenda legislativa del país, ya que el gobierno no estaría en conexión con las verdaderas necesidades de las familias chilenas. Sin embargo, han olvidado un gran detalle: bajo los parámetros de la Constitución vigente, quien gobierna marca el ritmo legislativo, no la oposición.
Estas acciones demuestran la falta de oficio de quienes hoy conforman el Poder Legislativo, y una incapacidad de entender lo que significa tanto hacer política como ser oposición. El politólogo italiano Angelo Panebianco escribió cuáles deben ser los atributos de los partidos de oposición, que, entre otros, no solo requieren de una estructura fuerte, ya que no disponen de los recursos del Estado, sino que además deben continuar con su labor de intermediación y fiscalización.
Ni bien Gabriel Boric ganó las elecciones a la Presidencia en 2021, un senador de oposición planteó la idea de crear en el Congreso un “gabinete en las sombras”, que funcionaría en forma similar al que hoy lidera el Partido Laborista en Reino Unido. Sin embargo, a diferencia de la gran importancia que los ingleses le dan a esta figura de fiscalización, en Chile fue sinónimo de mofa y ridiculización.
Lo que se observa hoy en el Parlamento es un ánimo personalista, de aprovechar hasta el último aliento el triunfo del Rechazo del pasado 4 de septiembre. Se aglutinan detrás de las cámaras, estrujando su remozado minuto de fama, para aprovechar la coyuntura y anunciar el rompimiento de un acuerdo administrativo gobiernooposición, como si a la gente le interesaran estos comidillos. Jamás habíamos visto un nivel tal de fragmentación, desorden y ambigüedades de los representantes en el Congreso. Tal vez el triunfo del Rechazo les entregó el coraje individual que no tuvieron antes para poder plantear sus agendas, que envuelven fuertes cuestionamientos y retrocesos en derechos adquiridos en materia democrática, como la nostalgia que vino de repente con el sistema binominal.
Personalismo, pero también revanchismo; lo mismo que durante un año o más le achacaron insistentemente a la Convención lo hacen de manera evidente contra el Frente Amplio y su actuar durante la gestión del ex Presidente Piñera, acusando una constante soberbia del propio exdiputado y hoy Presidente Boric, así como de varios/as de los miembros de su gabinete.
En marzo pasado, la oposición afirmó que sería constructiva. Lo que se observa hoy es un obstruccionismo “atrofiante” y falta de sentido político. La política se deteriora y se vuelve algarabía. Este ruido y desconexión acabó por desafectar a la ciudadanía, y el final de ese camino no es tan feliz como algunos diputados piensan.