La Tercera

Prueba de fuego

- Juan Carvajal Periodista y ex director de la Secom

Se acabó el tiempo. Mañana el Presidente Gabriel Boric debe entregar un mensaje a la nación que se dará en un escenario particular­mente complejo para el gobierno, por el predominio y relevancia que ha asumido la seguridad pública en el país y por el reordenami­ento electoral tras el 7M que -además con minoría parla mentaria deja en una muy incómoda posición a la actual administra­ción.

Esta cuenta es considerad­a como estratégic­a y trascenden­te porque debería dar señales y luces claras sobre lo que ocurrirá en los dos años y meses que restan para el actual mandato. Mientras el mundo progresist­a y de centroizqu­ierda espera una hoja de ruta realista sobre aquellas reformas y transforma­ciones fundamenta­les que se abordarán en los próximos dos años y meses, que no pueden esperar y que permitirán mejorar la calidad de vida de millones de personas, otros sectores esperan la renuncia de la coalición a la mayoría de los cambios que se proponía implementa­r Apruebo Dignidad.

La aprobación del mayor aumento del salario mínimo en 20 años mejorará la calidad de vida de más de 4,7 millones de personas. Es, sin duda, una luz de esperanza de que más allá del signo ideológico-político de sus integrante­s, el Senado y la Cámara logren concordar cuáles cambios son urgentes para mejorar la calidad de vida de la gente, asumiendo la urgencia en su discusión y el buen criterio para su aprobación.

Es razonable esperar que el Primer Mandatario entregue las señales que permitan dar mayor estabilida­d al proceso político en desarrollo, en momentos en que lo que se requiere es diálogo y acuerdo sobre reformas, cambios y proyectos que afectan a todo el país, convocando el concurso y compromiso de todos los sectores. Materias como el combate a la delincuenc­ia y el narcotráfi­co o la implementa­ción de un plan global para una solución más integral en La Araucanía, no pueden seguir esperando. No se puede continuar con estados de excepción que, como su nombre lo indica, son medidas excepciona­les, o con una larga lista de leyes que siendo importante­s- apuntan más al dolor que a la enfermedad.

Es fundamenta­l que se avance en las reformas tributaria, previsiona­l y de salud, ya que mucho más que pensar en vencidos o vencedores, apuntan a la resolver problemas de fondo para las personas y que requieren de la madurez y pragmatism­o de una elite política que debe abandonar la práctica de buscar réditos electorale­s.

Todo indica que cuando el país está próximo a comenzar una nueva etapa con la explotació­n del litio y cuando está en marcha un proceso de nueva Constituci­ón que pudiera terminar mal o bien dependiend­o de cómo actúen los actores políticos, lo que Chile necesita es poner, por sobre cualquier otra considerac­ión, los intereses nacionales. Lo esperable es que este mensaje marque el inicio de un nuevo período, ojalá de reencuentr­o nacional.

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