“Hay feminismos radicales con los que no coincido. Y también se usa para agendas partidarias”
La reconocida escritora argentina visita Chile en el marco del Festival Penguin Providencia y charló con Culto sobre Las indignas, libro que viene a presentar. Además, aborda el feminismo, su fe en la humanidad, la literatura de terror y su visión sobre Javier Milei.
Esta es la segunda vez que la escritora argentina Agustina Bazterrica (50) viene a Chile. La primera fue hace más o menos 30 años, cuando era una adolescente lectora. “Vine con mi hermana de vacaciones, a Valparaíso. No sé por qué no volví”, cuenta en una tarde otoñal en Santiago. Ahora ya convertida en una escritora reconocida, Bazterrica está en el país como parte del Festival Penguin Providencia.
Se trata de una de las autoras trasandinas que ha alcanzado mayor reconocimiento amén de una literatura distópica y con algo de terror. Sobre todo con dos libros: Cadáver exquisito (2017), con el que obtuvo el Premio Clarín de Novela y el Ladies of horror fiction award for best novel, en Estados Unidos; y Las indignas (2023), ambos publicados vía Alfaguara. Este último es el que viene a presentar al mencionado festival.
En sus páginas, Bazterrica desarrolla una historia brutal. Una especie de secta religiosa recluida en un monasterio se dedica a torturar mujeres, en medio de un mundo devastado por un desastre ecológico. Como es habitual en ella, la novela tiene oscuridad y es incómoda. El lector no queda indiferente al pasar por sus páginas. “Claramente tiro para el lado de la oscuridad, habría que preguntarle a mi psicóloga -que me dio el alta hace muchos años- por qué voy para ese lado. Me pasó que estaba investigando para una novela que no va a ser una distopía, que implica releer toda La divina comedia. En el medio de eso se me ocurrió otra novela distópica y esto es como El padrino. Yo me quiero ir y me vuelve a atraer. Tengo una tendencia a lo distópico, a los extremos, a la violencia, y creo que tiene que ver con que a mí me afectan las injusticias, me afecta que haya gente que piense de una manera fanática o que sea capaz de lastimar a otro por sus creencias”.
En tus libros, el feminismo parece la única salida para un mundo en un contexto devastador. ¿Crees que es así también para las sociedades latinoamericanas?
No sé si la única salida, porque depende de qué es el feminismo. Hay feministas radicales con las que yo no coincido para nada. Y también se usa el feminismo para agendas partidarias. O sea, el feminismo también se usa mal. Yo creo en un feminismo que trabaje por la equidad, que no deje de lado a los varones porque sería la misma lógica opresora del patriarcado. Me interesa mayor equidad, mayor cantidad de derechos, que se deje de pensar a las mujeres como objetos. En definitiva, eso, pero también creo que se puede trabajar desde distintos lugares. Algo más general es empezar a ponerse en el lugar del otro, empezar a conectar con el otro, a sentir empatía con el otro.
¿Cómo vislumbras el futuro de la sociedad humana? En tus libros pareces más bien pesimista.
Yo creo en la humanidad, a pesar de escribir los libros que escribo. Creo en la humanidad porque si bien yo pongo el foco en lo negativo, en la oscuridad, también está lleno de gente que a diario hace cosas muy positivas para el mundo, desde gente que inventa cosas para ayudar al desastre ecológico. Creo en la humanidad y voy a creer en la humanidad hasta el último segundo en el que viva en este planeta o hasta el último segundo en el que el planeta explote.
En tus libros hay mucha distopía, pero también terror. ¿Te consideras una escritora de género terror?
No. Siempre digo que cuando escribí Cadáver exquisito no estaba pensando en qué estaba escribiendo. A mí lo que me interesa es sumergirme en la historia y que la historia sea verosímil. Y después es una mixtura de géneros. En Estados Unidos se considera Cadáver exquisito como una novela de terror. En Argentina se considera una novela distópica. Y hay gente que la toma como una novela prácticamente realista. Entonces, no me considero una escritora de género, porque de hecho no leo únicamente terror o únicamente distopía, sino que me alimento de todo.
En otro aspecto, ¿qué piensas del gobierno de Javier Milei, específicamente en el ámbito de la cultura?
Me parece que era necesario un cambio. Porque la gente lo votó, claramente. A mí lo que me parece entre fascinante y desquiciado es que un pueblo sea capaz de votar a una persona que dice que habla con el perro muerto. Y, sin embargo, pasó. Creo que eso tiene que ver con un enorme desgaste de la gente por los distintos gobiernos. Todos son responsables y además falta autocrítica por parte de esos gobiernos. Pero bueno, la verdad es que es un cambio absolutamente radical, que yo no sé si va a terminar destruyendo todo. Por supuesto que no estoy de acuerdo con prácticamente nada de lo que hace Milei. Por ejemplo, se mete con la universidad pública. Yo fui a la universidad pública, voy a defender toda la vida a la universidad pública, con todas las cosas que probablemente haya que mejorar, que haya que cambiar, etcétera. Pero una cosa es hacer eso y otra cosa es querer cerrarla, destruirla. También el Fondo Nacional de las Artes. Entre las miles de cosas que hace, da la oportunidad de concursos que van formando carreras de escritores. En un sentido estamos viendo una distopía. No sólo hay una hiperinflación, sino que además tenemos el dengue. Ahora no hay repelentes. Todos los días hay una nueva noticia que no podés creer que sea real. Y además, sumado a todo esto, él no respeta la investidura presidencial. No puede estar un presidente retuiteando insultos, poniéndole “me gusta” a tuits llenos de odio.
Bazterrica tendrá participación en tres actividades del Festival Penguin Providencia. Presentará Las indignas este sábado 20 de abril a las 18.00 horas; además participará en el conversatorio Narrar desde Argentina, junto a Dolores Reyes y Gabriela Cabezón Cámara, el domingo 21 de abril a las 18.00 horas. También firmará libros tanto el sábado como el domingo. Todo en la Fundación Cultural de Providencia (Av. Nueva Providencia 1995). ●