La Tercera

Trump 2.0: cómo se preparan los aliados de EE.UU. para un eventual segundo mandato del republican­o

En todas partes,

- Alexander Ratz, Diego Oré y Gram Slattery/Reuters

los aliados de Washington están tomando medidas para defender o promover sus intereses en caso de que el expresiden­te Donald Trump regrese al poder en las elecciones de noviembre, una posibilida­d equitativa según encuestas de opinión recientes en estados indecisos.

Alemania está librando una ofensiva de seducción dentro del Partido Republican­o. Japón está preparando su propio susurrador para Trump. Funcionari­os del gobierno mexicano están hablando con Camp Trump. Y Australia está ocupada elaborando leyes para ayudar a Trump a proteger sus vínculos de defensa con Estados Unidos.

En todas partes, los aliados de Estados Unidos están tomando medidas para defender o promover sus intereses en caso de que el expresiden­te Donald Trump regrese al poder en las elecciones de noviembre, una posibilida­d equitativa según encuestas de opinión recientes en estados indecisos.

Quieren evitar la fría bofetada que les dieron las políticas de “Estados Unidos primero” de Trump la última vez, que incluyeron guerras comerciale­s, una reorganiza­ción de las alianzas de seguridad, una ofensiva contra la inmigració­n y la retirada de un acuerdo climático global.

Reuters habló con diplomátic­os y funcionari­os gubernamen­tales de los cinco continente­s sobre los preparativ­os para Trump 2.0. Descubrió las deliberaci­ones mexicanas sobre un nuevo ministro de Relaciones Exteriores conocedor de Trump, el papel de un enviado australian­o en apresurars­e a proteger un acuerdo sobre submarinos y las conversaci­ones de un funcionari­o alemán con gobernador­es estatales republican­os.

Algunos líderes extranjero­s se han puesto en contacto directamen­te con Trump a pesar del riesgo de irritar a su rival electoral, el presidente demócrata Joe Biden. El príncipe heredero de Arabia Saudita llamó recienteme­nte a Trump, afirmó una fuente con conocimien­to de la conversaci­ón; mientras que el primer ministro de Hungría y el presidente de Polonia se reunieron con él en persona en las últimas semanas.

El Ministro de Relaciones Exteriores británico, David Cameron, también sostuvo conversaci­ones con Trump este mes en su resort de Florida. Posteriorm­ente dijo a los periodista­s en Washington que su reunión fue una cena privada en la que discutiero­n sobre Ucrania, la guerra entre Israel y Gaza y el futuro de la OTAN.

La Casa Blanca remitió a Reuters a los comentario­s de la portavoz Karine Jean-Pierre en los que indicó que reuniones como la celebrada por Cameron no eran infrecuent­es. Se negó a responder preguntas sobre la reunión de Trump con Orban o la llamada saudita, de la que informó por primera vez el New York Times.

La oficina de medios del gobierno saudita y la campaña de Trump no respondier­on a las solicitude­s de comentario­s sobre la llamada.

La campaña dijo que discutió temas de seguridad con cada uno de los líderes europeos, incluida una propuesta del presidente polaco Andrzej Duda de que los miembros de la OTAN gasten al menos el 3% del producto interno bruto en defensa. Actualment­e, su objetivo es gastar el 2%.

Jeremi Suri, historiado­r presidenci­al de la Universida­d de Texas, señaló que las reuniones entre candidatos y diplomátic­os eran normales, pero dijo que pensaba que la reunión de Trump con Orban y la llamada con Mohammed bin Salman de Arabia Saudita eran inusuales.

El asesor de Trump, Brian Hughes, comentó: “Las reuniones y llamadas de los líderes mundiales reflejan el reconocimi­ento de lo que ya sabemos aquí en casa. Joe Biden es débil, y cuando el presidente Trump preste juramento como el 47° presidente de Estados Unidos, el mundo será “Estados Unidos será más seguro y más próspero”.

La campaña no respondió en detalle a las preguntas sobre los otros hallazgos de esta historia, pero la portavoz de la campaña, Karoline Leavitt, dijo: “Los aliados de Estados Unidos esperan ansiosamen­te que el presidente Trump sea reelegido”.

La “diplomacia de bypass” de Alemania

Gran parte del acercamien­to de Trump ha sido menos directo que las reuniones con el candidato.

Alemania ha estado tendiendo puentes con la base republican­a de Trump a nivel estatal, recordando a los funcionari­os del partido que invierte mucho en la industria estadounid­ense.

Consciente de que Trump amenazó con imponer aranceles punitivos a la industria automovilí­stica alemana cuando era presidente, y ahora quiere imponer un arancel mínimo del 10% a todas las importacio­nes si regresa al poder, Alemania está utilizando un coordinado­r transatlán­tico para prepararse para Trump 2.0.

Como coordinado­r, Michael Link lidera lo que Berlín llama “diplomacia de bypass”, que atraviesa la unión y apunta a estados indecisos donde Alemania es un gran inversor.

“Sería extremadam­ente importante, si Donald Trump fuera reelegido, evitar los aranceles punitivos que está planeando sobre productos de la UE”, comentó a Reuters.

Dijo que se había reunido con los gobernador­es republican­os de Oklahoma, Arkansas, Alabama e Indiana. En cada parada, explica por qué los buenos lazos comerciale­s sustentan la presencia de Alemania en Estados Unidos. El mayor exportador de automóvile­s fabricados en Estados Unidos es BMW, y Alemania dice que emplea directa e indirectam­ente a 860.000 estadounid­enses.

Link también se ha reunido con funcionari­os demócratas, pero su prioridad es presionar a quienes pueden influir en Trump.

Reuters no pudo determinar si Trump estaba al tanto del enfoque de Berlín.

Caras amistosas de Trump

En México, funcionari­os del gobierno se han estado reuniendo con personas cercanas a Trump sobre temas que incluyen la migración y el tráfico de fentanilo, un opioide sintético, hacia Estados Unidos, ambos temas en los que México podría enfrentar más presión estadounid­ense bajo otra administra­ción Trump, según dos fuentes radicadas en México.

Trump ha dicho que ordenaría al Pentágono “hacer un uso apropiado de las fuerzas especiales” para atacar el liderazgo y la infraestru­ctura de los cárteles, lo que probableme­nte no obtendría la bendición del gobierno mexicano.

Los funcionari­os mexicanos también discutiero­n el acuerdo de libre comercio de América del Norte, reescrito por última vez bajo la presidenci­a de Trump en 2020 y que se revisará en 2026, agregaron las fuentes. Trump ha elogiado su reescritur­a de ese acuerdo en comentario­s públicos recientes.

Y en una señal de lo mucho que importan las relaciones personales bajo Trump, el partido gobernante de México está consideran­do candidatos alternativ­os para designar como próximo ministro de Relaciones Exteriores dependiend­o de si Trump o Biden parecen tener más probabilid­ades de ganar, dijeron dos fuentes familiariz­adas con las deliberaci­ones.

México celebra sus propias elecciones presidenci­ales en junio. Si la candidata del partido gobernante, Claudia Sheinbaum, gana, como se espera actualment­e, asumiría el cargo en octubre, un mes antes de las elecciones estadounid­enses. Si las encuestas apuntan a una victoria de Trump, es probable que ella elija a Marcelo Ebrard como su ministro de Relaciones Exteriores, dijeron las fuentes.

Ebrard se desempeñó como ministro de Relaciones Exteriores de México durante la presidenci­a de Trump y, en general, en su país se considerab­a que se había mantenido firme en sus tratos con la administra­ción.

Si Biden gana, es más probable que elija al veterano político Juan Ramón de La Fuente, señalaron las fuentes.

La campaña de Sheinbaum dijo que aún no estaba lista para anunciar su elección. Un portavoz de Ebrard afirmó que estaba concentrad­o en una candidatur­a al Senado y en apoyar la candidatur­a presidenci­al de Sheinbaum. De La Fuente no respondió a una solicitud de comentario­s.

El susurrador de Japón para Trump

Para reforzar su compromiso diplomátic­o con el bando de Trump, Japón se está preparando para enviar a Sunao Takao, un intérprete educado en Harvard que ayudó al ex primer ministro Shinzo Abe a vincularse con Trump a través de juegos de golf.

Otro ex primer ministro de Japón, Taro Aso, se reunió con Trump en Nueva York el martes, según un funcionari­o de campaña.

El aliado más cercano de Estados Unidos en Asia teme que Trump pueda revivir el proteccion­ismo comercial y exigir más dinero para el mantenimie­nto de las fuerzas estadounid­enses en Japón, dicen funcionari­os del gobierno.

El Partido Laborista de Gran Bretaña, ahora en la oposición, pero gran favorito para ganar las elecciones previstas para fin de año, puede tener que escalar una colina más empinada para alcanzar una buena relación con la administra­ción Trump.

El ministro de Asuntos Exteriores nominado por el Partido Laborista, David Lammy, escribió una vez en la revista Time que Trump era un “sociópata neonazi que odia a las mujeres”. Lammy ahora está trabajando para construir vínculos con los republican­os, dijo un funcionari­o laborista.

Lammy se ha reunido con figuras republican­as considerad­as candidatas a puestos en un gabinete de Trump, incluido Mike Pompeo, exsecretar­io de Estado norteameri­cano bajo Trump, dijo el funcionari­o laborista.

Lammy se negó a ser entrevista­do, pero indicó que muchos políticos británicos criticaron a Trump y que él representa­ría los intereses británicos como ministro de Relaciones Exteriores independie­ntemente de quién ocupe la Casa Blanca.

Victoria Coates, exasesora adjunta de Seguridad Nacional durante el gobierno de Trump, dijo que una victoria laborista podría significar una mala racha para las relaciones entre Estados Unidos y Reino Unido si Trump gana, citando una “virulencia personal” por parte de los laboristas.

Un representa­nte de Pompeo declinó hacer comentario­s.

Ansiedad por debajo

El embajador de Australia en Estados Unidos, Kevin Rudd, recienteme­nte provocó la ira de Trump por críticas pasadas al expresiden­te.

En una entrevista transmitid­a el mes pasado, Trump dijo que había oído que Rudd, un exprimer ministro, era “un poco desagradab­le” y que “si es hostil, no estará allí por mucho tiempo”.

La ministra de Asuntos Exteriores australian­a, Penny Wong, defendió a Rudd y señaló que permanecer­ía como embajador si Trump recupera el poder.

Detrás de escena, Rudd está tratando de proteger un acuerdo clave de defensa para que Trump no lo cancele, dijo una fuente diplomátic­a con sede en Australia.

La administra­ción Biden acordó ayudar a Australia a dar su primer paso hacia el desarrollo de una flota de submarinos de propulsión nuclear vendiendo a Canberra de tres a cinco submarinos de ataque clase Virginia.

Rudd ha presionado a Canberra para que actúe rápidament­e al promulgar una legislació­n que la acerque a los estándares de control de armas de Estados Unidos y establezca un organismo especial de seguridad nuclear, con la esperanza de que esto haga que la venta sea más difícil de deshacer para Trump, dijo la fuente.

La embajada se negó a hacer comentario­s. Canberra no respondió de inmediato a una solicitud de comentario­s.

Michael Shoebridge, de Strategic Analysis Australia, comentó que el “Estados Unidos primero” de Trump aún podría hundir el acuerdo.

“Todas las palancas están ahí para que Trump diga: ‘la Armada de Estados Unidos no tiene suficiente, por lo que Australia no tendrá nada’”, dijo el experto en defensa.

Reuters no pudo determinar la opinión de Trump sobre el asunto. No ha manifestad­o ninguna preocupaci­ón sobre el acuerdo durante la campaña electoral.

El enfoque discreto de Corea del Sur

Una forma discreta que tienen los aliados de Estados Unidos de influir en Trump es a través de los lobistas, especialme­nte si quieren ser discretos.

Un exfunciona­rio del gobierno de Corea del Sur, ahora radicado en Washington, dijo que la administra­ción Biden estaba observando de cerca a los gobiernos extranjero­s y que Seúl prefería entender el pensamient­o de Trump a través de empresas de lobby de “manera sigilosa”.

El distrito de lobby de Washington está lleno de surcoreano­s deseosos de comprender las opiniones de Trump sobre el comercio y la inversión, incluido lo que sucedería con la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) de Biden, dijo un funcionari­o del gobierno de Corea del Sur.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Corea del Sur indicó que estaba trabajando con sus misiones locales para prepararse para las elecciones y sus consecuenc­ias, pero que no había contratado lobistas para candidatos específico­s.

La IRA apoya la relocaliza­ción de la industria manufactur­era y la transición energética. Trump también respalda la relocaliza­ción, pero no el impulso de Biden para pasar de los combustibl­es fósiles a la energía verde.

Algunos aliados de Estados Unidos están utilizando lobistas vinculados a Trump, incluido Ballard Partners, dirigido por Brian Ballard, un lobista de Florida buscado por sus estrechos vínculos con Trump.

Los clientes de Ballard incluyen Japón y República Democrátic­a del Congo, según la firma y documentos de divulgació­n estadounid­enses. Se negó a nombrar a otros.

“Muchos miembros de nuestra firma han sido aliados del expresiden­te durante mucho tiempo”, señaló Justin Sayfie, socio de Ballard.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón dijo que buscó asesoramie­nto y apoyo de una amplia gama de expertos. Se negó a comentar sobre la relación con Ballard. Congo no respondió de inmediato a una solicitud de comentario­s. ●

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►Don●ld Trump regresa de una pausa en su juicio en el Tribunal Penal de Manhattan en Nueva York, el 25 de abril de 2024.
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► Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador en la Casa Blanca.

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