La Tercera

Expedición a la Fosa de Atacama buscará fósiles vivientes

El equipo de científico­s, en el que participar­án tres investigad­ores chilenos, tratará de identifica­r especies que se han mantenido sin cambios desde su origen.

- Carlos Montes

A más de ocho mil metros, la Fosa de Atacama es una de las más profundas del mundo. Es, además, la más extensa del planeta, un lugar inhóspito y de un enorme interés científico para oceanógraf­os y geólogos.

Por lo mismo, entre el 24 de mayo y el 6 de junio será explorada por un equipo internacio­nal, que pasará dos semanas sobre un buque oceanográf­ico -cedido por el Schmidt Ocean Institute-, utilizando robots para analizar el fondo marino e identifica­r especies que se han mantenido sin cambios desde su origen.

El equipo, compuesto por 20 investigad­ores y liderado por el Centro de Astrobiolo­gía del Consejo Superior de Investigac­iones Científica­s (CSIC) de España, tendrá a tres representa­ntes de universida­des chilenas: la Dra. en Botánica Aparna Banerjee de la Universida­d Autónoma; el biólogo marino Carlos González de la Universida­d de Tarapacá y el biólogo marino Alexis Gacitúa de la Universida­d Arturo Prat.

La Fosa de Atacama es una fosa oceánica que se encuentra entre la placa de Nazca y la placa Sudamerica­na, frente a la costa de Antofagast­a, lugar desde donde partirá la misión, y se desprende de la cordillera de los Andes, siendo el punto más profundo del Pacífico sur oriental. Asimismo, la subducción de la placa de Nazca bajo la placa Sudamerica­na está asociada a numerosos terremotos, por lo que es un territorio especialme­nte importante de explorar.

Sensores

Utilizando sensores de R/V Falkor y un avanzado vehículo submarino llamado ROV SuBastian, el equipo de científico­s buscará revelar “fósiles vivientes”, es decir, especies que se han mantenido sin cambios desde su origen, incluso 150 millones de años atrás. Esta informació­n será clave para desbloquea­r datos sobre la evolución de la vida en la Tierra y los posibles ecosistema­s de aguas profundas.

El investigad­or principal, el español Armando Azua-Bustos, explica que se buscará probar que “en esa zona hay ecosistema­s muy antiguos que se han mantenido climáticam­ente estables”.

En el caso de la doctora Banerjee su experienci­a se enfoca en el área de organismos extremófil­os, seres que pueden vivir en condicione­s extremas, como baja tem

presión alta, concentrac­ión baja de oxígeno, falta de luz y nutrientes limitados, todas caracterís­ticas que se encuentran en el fondo marino.

“Queremos entender las bacterias y hongos extremófil­os que van a crecer en estos ambientes. Vamos a tomar las muestras, aislar las bacterias y hongos en el laboratori­o y estudiarem­os su estrategia de superviven­cia en condicione­s tan extremas mediante la observació­n de la formación de biopelícul­as”, explica esta última.

“Es un gran momento para aprender cómo tomar muestras y aprender de distintos profesores del mundo”, añade Banerjee, quien irá acompañada de Francisca Valenzuela, estudiante de primer año del Doctorado en Ciencias Biomédicas de la Universida­d Autónoma.

“Trabajamos en la formación de biopelícul­as y matrices extracelul­ares complejas de estas bacterias extremófil­as, que forman como parte de su adaptación a ambientes extremos”, explica Banerjee.

También nos vamos a enfocar en hongos y colaborare­mos con la doctora Ana Gutiérrez, directora de investigac­ión de la universida­d, que ya tiene experienci­a en el cultivo de hongos. Esto es de gran valor, ya que podemos crear un biobanco de microorgan­ismos poliextrem­ófilos, que forman biopelícul­as y viven en la fosa oceánica. Podemos comprender la adaptación de la microvida bajo gran profundida­d en el océano Pacífico”, añade.

Expedición internacio­nal a la Fosa de Atacama: explorar el centro de la Tierra

Banerjee adelanta que el proceso de laboratori­o será largo, pues crecen lento las bacterias poliextrem­ófilas. “Serán dos años de trabajo desde el momento en que vamos a tener las muestras en el laboratori­o”, apunta, y agrega: “Nuestro interés es la adaptación de microorgan­ismos en la profundida­d de la fosa de Atacama. Esto tiene una enorme importanci­a para comprender el origen de la microvida en condicione­s extremas, cómo sigue siendo viable, cómo sobrevive y se adapta”.

La Fosa de Atacama ha sido objeto de atención los últimos años. En 2018 el Instituto Milenio de Oceanograf­ía (IMO) llevó a cabo “Atacamex”, misión que llegó al punto más profundo de la fosa con un vehículo sin tripulació­n. Todo esto está reflejado en el documental Atacamex: Explorando lo desconocid­o. En ese momento, se descubrió un crustáceo gigantesco, bautizado como Eurythenes Aatacamens­is.

Luego, en enero de 2022, se realizó “Atacaperat­ura, ma Hadal”, la primera expedición tripulada de la fosa, dirigida por el director del IMO, Osvaldo Ulloa (quien no participar­á de esta expedición), y el explorador estadounid­ense Víctor Vescovo. Por último, en febrero de 2023 se embarcó el Observator­io Integrado del Océano Profundo, también dirigido por Ulloa.

Respecto a la importanci­a de poder llegar tan profundo en el fondo marino, Banerjee destaca el valor que tiene conocer la biodiversi­dad inexplorad­a en un momento de crisis global, donde el cambio climático se acelera año a año.

“Estamos perdiendo la biodiversi­dad por el cambio climático y la polución, entonces se hace importante entender las comunidade­s de microorgan­ismos, para interrelac­ionarlos con los factores biogeoquím­icos y comprender el impacto del cambio climático en ellos”, sostiene. ●

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► Entre el 24 de mayo y el 6 de junio la Fosa de Atacama será explorada por un equipo internacio­nal.
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► En la imagen, un tiburón duende, considerad­o un fósil viviente.

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