MALQUERIDAS: EL TESTIMONIO DE LA PROTAGONISTA DEL FILME CHILENO SOBRE MADRES EN LA CÁRCEL
Varios años antes de que el documental Malqueridas ganara tres premios en la Semana de la Crítica del Festival de Venecia 2023, y que el largometraje incluso inspirara un evento sobre la reinserción social y laboral de personas que estuvieron en la cárcel (hoy y mañana en el Centro Cultural La Moneda), la directora Tana Gilbert tuvo su primer encuentro con Karina Sánchez
(foto central) en 2017. Recluida en el Centro Penitenciario Femenino de Santiago desde 2015, escuchó con atención la idea de la cineasta durante un taller de derecho penitenciario: construir –a largo plazo– un proyecto cinematográfico a partir de sus conversaciones con mujeres privadas de libertad que fueran madres y estuvieran dispuestas a compartir sus testimonios y, eventualmente, las imágenes tomadas por ellas mismas con celulares. Le interesó participar, aunque tuvo que superar algunas dudas.
“Como uno está en la cárcel, es difícil que una persona de afuera se comprometa. Al principio yo dije: que dure lo que tenga que durar, lo voy a disfrutar. Era una persona que iba a venir a darte aire, que no era tu familia, y a la que le ibas a poder contar algo de tu experiencia en la cárcel. Así me fui entusiasmando”, cuenta Sánchez, quien hoy tiene 37 años y cumplió su condena hace tres. “Empezamos a conversar por WhatsApp, le empecé a mandar imágenes y la contacté con otras amistades”, recuerda.
Gilbert revive ese primer encuentro: “Desde el momento en que conocí a la Karina me cautivó, no solamente por su historia y lo que había vivido antes de la cárcel, sino también por cómo llevaba su propia historia dentro de la cárcel. Sentí en ella una fuerza interna muy intensa y también una mirada crítica a la realidad que estaba viviendo. La sentí muy consciente y lúcida respecto a las problemáticas que la habían llevado a delinquir, y también respecto a cómo establecer una relación con sus hijos a la distancia”.
La realizadora destaca una singularidad: Karina Sánchez fue una de las pocas mujeres que conocieron durante la investigación que mantenía un vínculo permanente con sus hijos, quienes tenían tres y 13 años cuando fue condenada. “Que nos haya abierto las puertas no sólo de ella y su experiencia, sino que también de su familia durante las visitas, fue clave para poder entender mejor la película”, asegura.
Malqueridas –ya en los cines del país– se compone de material registrado clandestinamente por sus protagonistas, imágenes que “estaban en riesgo de ser requisadas o perdidas”, según indica el largometraje en un inicio a través de textos. Esos videos y fotografías corresponden a videollamadas con sus hijos, a diferentes instantes de complicidad entre las reclusas, y a episodios que a veces son duros y a veces resultan entrañables.
Según lo que observó en prisión, todas las mujeres que son madres poseen un celular. “Yo creo que no hay mamá que no se movilice por un teléfono”, sostiene. “Es la necesidad de comunicarse con la persona que está afuera, la necesidad de saber cómo está la pequeña familia que dejaste”.
A medida que el proyecto avanzó, Tana Gilbert se convenció de que era necesaria la presencia de una narradora, una voz que aglutinara las experiencias de las mujeres que participaron a través de sus testimonios e imágenes. De inmediato pensó en que esa voz la hiciera Karina Sánchez. “Fue y siempre va a ser una gran representante para la película”, plantea.
Ella asumió la responsabilidad sin dudarlo. “Yo era materia dispuesta. Quise participar y mostrar lo que hacían las mujeres. Que no todas las mujeres éramos violentas o personas que no podíamos comunicarnos. Quería mostrar que muchas estudiaban, se habían ganado becas y hacían talleres”, explica.
Posteriormente Sánchez se convirtió en una de las guionistas del documental –junto a Paola Castillo, Javiera Velozo y Gilbert– e incluso viajó a Venecia al estreno mundial de la cinta. Fuera de la buena recepción, cuenta que ha tenido dificultades para reinsertarse, en particular para encontrar un trabajo. “La sociedad me sigue condenando. No es sólo la condena de ocho años que me dio el juez”. ●