La Tribuna (Los Angeles Chile)
La esquina de nadie
Hace aproximadamente un mes, una publicación de prensa revelaba una situación sumamente grave, que acontecía - específicamente- en la esquina de volcán Villarrica con volcán Copahue en la población Domingo Contreras Gómez, en donde unos transportistas de papas eran acusados -por los propios vecinos- de apropiarse de la citada intersección.
En la oportunidad los lugareños sostenían que los sujetos estacionaban sus camiones haciendo caso omiso a un letrero municipal que impedía tal acción, provocando una congestión vehicular -justamenteen la entrada de la esquina.
A lo anterior, los pobladores agregaban una situación aún más delicada, con respecto a la sustracción periódica de la señal de tránsito por estos mismos sujetos, quienes para burlar la prohibición -simplemente- sacaban el letrero.
En la ocasión este hecho fue refrendado por el director de Tránsito del municipio local, Patricio Freire, quien aseguró que estaba al tanto de la desaparición de la señalética, sin embargo, desconocía quiénes eran sus autores.
La noticia tuvo como repercusión -inmediata- que se reinstalara el letrero de tránsito, que al momento de la nota se encontraba desaparecida, no obstante, su reposición fue extrañamente en sentido contrario a los camiones infractores.
Esta situación provocó que los vecinos volvieran a denunciar el hecho la semana pasada, advirtiendo que con la medida el municipio pudiera estar amparando el actuar de los controvertidos transportistas.
En vista a ello, los pobladores exigieron -al mismo tiempo- un pronunciamiento de la autoridad local, sin embargo, este requerimiento -al parecer- ya es muy tarde, pues nuevamente la señal de tránsito no se encuentra en el lugar, por razones que se desconocen.
Por todo ello, al parecer esta esquina sería terreno de nadie, menos de la competencia del municipio, ya que cualquier persona puede imponer por la fuerza sus ambiciones personales, pasando a llevar la tranquilidad y dignidad de los vecinos que habitan el lugar.
Vale recordar que los mismos vecinos fueron los que denunciaron que los transportistas y trabajadores paperos eran violentos, sobre todo cuando los pobladores le recriminaban su nefasto actuar.