La Tribuna (Los Angeles Chile)
Sin amor por la sabiduría
Si bien desde el año 2002 se venía celebrando, en el año 2005 la Unesco declaró oficialmente el día 17 de noviembre de cada año como el Día Mundial de la Filosofía, porque “anima a los pueblos del mundo a compartir su herencia filosófica y a abrir sus mentes a nuevas ideas”.
El sentido originario de Filosofía es el de “amor a la sabiduría”, que enseña a pensar mejor y sirve para comprender lo que sucede y saber porque se vive. Su contribución a la educación en el proceso de individualización, socialización y moralización de los estudiantes es fundamental cuando explora explicaciones a conceptos abstractos como el bien y el mal, la justicia y la injusticia, lo bello y lo feo; sirve para comprender el caos de las relaciones humanas fomentando el espíritu crítico y objetivo de la realidad en el intento de construir una interpretación reflexiva de la vida y del sentido que tiene para cada uno de nosotros.
En una actitud contracorriente de quienes atribuyen a la enseñanza de la filosofía un gran valor formativo del ser humano, con un alarde de esfuerzo creativo, digno de una mejor causa –mejorar la educación pública, por ejemplo- el Ministerio de Educación ha propuesto sacar la asignatura del plan de estudio de los cursos de 3º y 4º de educación media, dejando la filosofía como una actividad electiva, justificando la propuesta con la idea de integrar distintas disciplinas y áreas del conocimiento con una visión holística donde los alumnos puedan analizar temáticas relevantes conectándolas entre sí.
Si bien la educación debe tener una visión integral, el afán de hacer una especie de amasijo de distintas asignaturas -lo sabemos- hace que cada una de ellas no solo pierda su identidad, sino que se desvirtúe o no se le considere como temas que sean de interés, como ha ocurrido con las materias que están consideradas en los Objetivos Fundamentales Transversales del sistema escolar, relacionados con los valores de convivencia humana, con la responsabilidad para asumir los deberes y derechos que significa la vida en sociedad, el compromiso con la vida propia y la ajena, el respeto por el otro, la no discriminación, la honestidad, la solidaridad, etc. que, por estar sumergidos en el currículo escolar, resultan ajenos al proceso educativo formal al ser desplazados por la urgencia que demandan las asignaturas que son medidas por las pruebas estandarizadas.
Una educación que sólo imparta conocimientos sin sabiduría, la que es propia de la filosofía, la desvirtúa y deshumaniza. Y es de sabiduría de la que carece la propuesta del Ministerio de Educación.
Una educación que sólo imparta conocimientos sin sabiduría, la que es propia de la filosofía, la desvirtúa y deshumaniza. Y es de sabiduría de la que carece la propuesta del Ministerio de Educación.