La Tribuna (Los Angeles Chile)
Hay que ser fiel en las buenas y en las malas
Todos sabemos que el partido que jugó Iberia ante Santiago Morning, por lo menos durante la primera media hora, fue un buen cometido de los dirigidos de Nelson Soto. Lamentablemente, tras el gol del empate, pareció ser una estocada lo suficientemente profunda para, al parecer, descolocar a los jugadores azulgranas.
¿Esta situación da para que algunos hinchas cuestionen e insulten a los jugadores? Absolutamente no. No nos olvidemos que fue este cuerpo técnico, este grupo de jugadores, quienes hace unos cuantos meses nos tenían eufóricos porque estaban ad portas del ascenso. Son los mismos jugadores que nos han hecho felices por obtener resultados positivos y por jugar bien al fútbol.
No. La derrota del sábado fue dolorosa, de eso no hay duda, pero lo que no se puede cuestionar son las ganas que le pone a diario este plantel para intentar corregir cada uno de los errores que se cometen en los partidos oficiales.
Si usted siente la necesidad de cuestionar a este equipo, pedir la “cabeza” de alguno de ellos porque le pareció que no rindió como corresponde, misma situación para Nelson Soto, déjenos decirle que usted no está siendo un buen hincha.
Ser un buen hincha implica muchos aspectos. Es como una relación que tiene altos y bajos, momentos de éxtasis y otros de amarguras o penurias.
Si usted es hincha de Iberia, tiene el compromiso adquirido de poder asistir a la cancha, de alentar al club cuando no juega bien, de aleonar a los “muchachos” cuando cometen algún error durante los 90 minutos para que los puedan enmendar.
Quienes están en las galerías o tribunas pueden sufrir, lo pueden pasar mal, pero la ciencia de ser hincha está en poder canalizar dicho pesar en un cántico, en un aplauso, en un impulso para entregar ganas al plantel.
No son saludables para las hinchadas aquellas personas que insultan y cuestionan gratuitamente a los jugadores, sino aquellos que a pesar de no sentirse representados con una forma de juego, son capaces de ser incondicionales, fieles, y estar en las buenas y en las malas, no sólo en las circunstancias de éxito.
Iberia necesita de todos, no sólo de algunos, y es ahora cuando se deben ver los “gallos”, no en un insulto, sino en un aliento.