La Tribuna (Los Angeles Chile)
ELECCIONES SIN CONFIANZA Y EL DESAFÍO PARA TODOS LOS POLÍTICOS
Señor Director: A una semana de las Elecciones Presidenciales, y sin encuestas a la mano, hay algo de lo que sí tenemos certeza: la ciudadanía votará por candidatos en los que no confía. En el ICREO, nuestro estudio sobre la confianza en distintos tipos de instituciones y que mide 206 marcas, los políticos son la categoría más desprestigiada. Y no sólo son la categoría más desprestigiada sino que sigue debilitándose con los años.
Es tal el agotamiento emocional que hoy existe, es tan fuerte la experiencia de enfrentarse a expectativas no cumplidas una y otra vez, son tan recurrentes las historias que revelan la falta de ética y principios en el comportamiento de los políticos, que más del 50% de las personas considera que ningún candidato cumple con las dimensiones que construyen confianza.
Sin embargo, sí es posible ver que hay un deseo de una nueva política. Actores nuevos, políticos que vienen con otras experiencias y sin la supuesta contaminación de las prácticas que se cuestionan, logran construir confianza por un tiempo, como lo fueron en su minuto Boric, Jackson e incluso Guiller. Pero la coherencia, la integridad necesaria para mantenerse realmente lejos de las malas prácticas tiende a durar poco tiempo. Y así, quienes lograron ubicarse en una posición favorable en términos de confianza, rápidamente vuelven a ubicarse en el saco de todos los políticos.
Los desafíos para la política son claros en cuanto a las brechas que trabajar para desarrollar confianza, pero no son fáciles en términos de qué hacer. Una nueva política tiene que estar alineada con los valores claves de la nueva confianza. Según el ICREO, son cinco las dimensiones que construyen confianza para las personas: transparencia, responsabilidad, empatía, respaldo y cercanía. De estas dimensiones, las más relevantes para generar y desarrollar la nueva confianza son las menos desarrolladas por los políticos. Lo que la gente está esperando y exigiendo de ellos son mayor transparencia (decir la verdad y no ocultan información); responsabilidad (cumplir las promesas y se hacerse cargo de sus errores) y empatía ( preocupación honesta y real por los intereses y necesidades de las personas).
Un próximo gobierno, sea cual sea, tendrá que poner especial énfasis en resolver, desde una gestión empática, responsable y transparente, la pugna entre dinero, poder y política, para así empezar a reconstruir confianza desde lo más básico e higiénico. Al mismo tiempo, se enfrentará al desafío de llevar adelante un actuar coherente con su relato, independiente de la vereda ideológica desde la cual se instale.
Es importante que la llamada clase política comprenda que la confianza cambió, y que no habrá forma de reconectar con la ciudadanía y desarrollar una buena política desde una mirada que no integre los valores de la nueva confianza. Carolina Altschwager Directora ejecutiva Almabrands