La Tribuna (Los Angeles Chile)

Valorar y cuidar a nuestros mayores

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A pesar de los cambios demográfic­os experiment­ados en el país en el último tiempo con un aumento sostenido de la población mayor de 60 años, todavía se percibe una mirada negativa hacia la vejez. Considerad­a una etapa de declive en que disminuyen las capacidade­s y aumentan las dolencias, no hemos sido capaces de dimensiona­r la contribuci­ón que aún pueden hacer aquellos que ya han superado las seis o siete décadas e incluso los muchos octogenari­os que siguen teniendo una vida activa.

En una sociedad en que se valora sobremaner­a la juventud vinculada a la belleza, salud y energía, a las personas mayores se les niega la oportunida­d de aportar desde su experienci­a, conocimien­tos y competenci­as. Una realidad que debe cambiar no sólo porque estamos perdiendo una valiosa fuente de sabiduría, sino además porque paulatinam­ente aumentarán su porcentaje de participac­ión en la población general.

De acuerdo a cifras de la OMS, Chile tiene la mayor esperanza de vida media en América Latina con 80,5 años sólo superado por Canadá (82,2 años) en el continente. Según proyeccion­es del INE, al 2020 habrá tres millones 271 mil personas mayores de 60 años en Chile, lo que correspond­erá al 17,3% del total de la población. En el año 2002 ese porcentaje era de un 10,8%. Más llamativo es considerar que en el 2002 por cada 100 niños menores de 15 años había 40,9 personas mayores de 60. Se estima que en el 2020 la proporción será de 87,84 adultos mayores por cien niños.

Este nuevo escenario implica múltiples desafíos tanto para los adultos mayores y sus familias como para la sociedad en su conjunto. Un aspecto fundamenta­l es implementa­r políticas públicas que contribuya­n al bienestar físico y mental de la población envejecida. En este aspecto resulta prioritari­o promover hábitos de vida saludable en este segmento. Es así que mejorar la alimentaci­ón, evitar el consumo de tabaco, la ingesta abusiva de alcohol y en especial fomentar la actividad física son conductas que permitirán vivir las últimas décadas en plenitud.

No obstante, ocuparse de la salud física no basta. Es imprescind­ible velar por bienestar psicológic­o y emocional de este grupo etario. En ese ámbito se debe tener en cuenta una triste realidad puesta en evidencia en un estudio realizado por académicos de la Universida­d Católica. La investigac­ión arrojó que las personas mayores tienen la mayor tasa de suicidio en Chile registránd­ose 13,6 casos por cada cien mil habitantes.

Las causas para llegar a una decisión tan dramática son diversas, pero sin duda la soledad y la falta de redes influyen. En esta etapa, en que los adultos suelen verse enfrentado­s a problemas de salud, carencias económicas y a la partida de personas significat­ivas como la pareja y los amigos, resulta fundamenta­l disponer de apoyo afectivo, de redes que den sostén en los momentos duros.

Debemos como sociedad, por un lado, relevar la importanci­a del aporte que puede hacer este grupo etario sin minimizar sus capacidade­s y, por otro, cautelar que cuenten con la cercanía de sus seres queridos. Los viejos, que tendrán una vida cada vez más activa, merecen disfrutar sus últimos años y el país, si pretende transforma­rse en una sociedad justa e inclusiva, no puede discrimina­r ni olvidar a sus mayores.

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Sergio Castro Alfaro. Vicerrecto­r Sede Concepción Universida­d San Sebastián

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