Los desafíos de un nuevo ano y el sentido común que necesitamos

En la época donde el año finaliza, por orden natural, hacemos balances personales y trazamos posibles metas que podrían cumplirse dentro de un nuevo período. Cada persona tiene sus propios desafíos, así como lo tiene la sociedad y sus diversas comunidades. En una ciudad, provincia o país, se tienen que asumir los roles con responsabilidad y entendiendo los derechos y deberes que tenemos como actores sociales, desde las autoridades y la ciudadanía. Cada uno de nosotros cumple con una función determinada, ya sea en la familia o en nuestras labores, pero también como conjunto tenemos grandes desafíos que enfrentar, tanto en Chile, como en la provincia de Biobío. He visto interés transversal en las últimas elecciones presidenciales, lo que siempre es saludable para una ciudadanía, aunque también lamento las encerronas ciudadanas, agresivas y fuera de lugar que se han llevado algunos de los candidatos, en donde se refleja una falta de armonía en Chile, producido también por un marcado proceso de polarización. Lamento también cuando se roban los adornos de Navidad de la Plaza de Armas de Los Ángeles, cuando se insultan a las minorías, cuando las autoridades no hablan con la prensa en momentos en que deben dar explicaciones y también lamento cuando una empresa es abusiva de sus usuarios, especialmente cuando éstos no tienen amplias alternativas ante estas compañías y sus servicios, en algunos casos, básicos. Se habla de progreso y la verdad es que como provincia se está avanzando con paso firme en aquella dirección, con emprendedores destacados o movimientos culturales, por ejemplo. A nivel estructural también se han celebrado importantes avances en este 2017, aunque hay mucho aún en que crecer y desafíos que proponerse. Hay que ser más tolerantes y cooperarnos entre quienes formamos parte de nuestras comunas y la región, abrir nuestros conocimientos a los demás y explorar nuestras dudas. Hay que darnos cuenta que los jóvenes podemos aprender de los más viejos, y que los viejos también pueden aprender de nosotros. Debemos respetarnos en nuestros roles y aprender a convivir con nuestro entorno, que ha cambiado y cuya armonía depende de cada uno de los individuos que allí se desenvuelven. Yo estoy dispuesto a aceptar mis desafíos y creo que es fundamental ir trazándose nuevas metas, que conlleven un bien común, que beneficie la propia tranquilidad, pero también la de quienes nos rodean. Como sociedad debemos aprender de nuestros errores y empezar un nuevo período entendiendo nuestras fortalezas. Que si se unen en una sola dirección, se puede llegar al real bienestar de todos en la provincia de Biobío, con avances significativos y de trascendencia generacional. De otra forma, sería una misión imposible.