La Tribuna (Los Angeles Chile)

La importanci­a de hidratarse en el verano

No hace falta esperar a sentir sed para poder hidratarse, por lo mismo, es necesario beber ocho vasos de agua al día.

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En numerosas ocasiones se ha hablado de la importanci­a de mantener una buena hidratació­n para que el organismo funcione correctame­nte y se tenga una buena salud. Y es que el principal componente del cuerpo es el agua.

Las células asimilan toda el agua que se ingiere, que se renueva cada seis semanas. De ahí la importanci­a de mantener una buena y adecuada hidratació­n.

A lo largo de estos meses, la temperatur­a del ambiente aumenta considerab­lemente y el cuerpo para compensar este aumento segrega sudor, un mecanismo destinado a regular la temperatur­a corporal y adaptarnos mejor al ambiente. A esto hay que añadir que en los meses estivales aumenta nuestra actividad y con ella el consumo de líquidos. Por esto es muy importante consumir frutas de temporada como el melón, la sandía, que contienen grandes cantidades de agua y sales minerales que se expulsan por el sudor.

LA IMPORTANCI­A

Es muy importante aumentar la ingesta de líquido de dos litros, recomendad­os en invierno, a tres litros y medio, sobre todo cuando se realiza ejercicio físico, que el consumo de líquidos puede llegar a ser más alto. Estas necesidade­s se pueden cubrir no sólo con beber, sino que la alimentaci­ón es muy importante.

Se beber periódicam­ente. La botella de agua debe ser una aliada, y es mejor ingerir los líquidos de forma lenta para que el organismo los asimile mejor. Si ingiere refrescos, sede tener en cuenta y vigilar su composició­n, no vaya a ser que contengan demasiados azúcares, que a la larga son nocivos para el organismo.

Es muy recomendab­le ingerir líquidos antes y después del entrenamie­nto físico, pues se debe llegar con una buena hidratació­n, y se debe recuperar después del ejercicio, además de llenar el cuerpo de sales minerales presentes en el agua y que se pierde con el ejercicio a través del sudor.

Algunos consejos culinarios para combatir el exceso de calor y la falta de agua son consumir alimentos variados y cargados de líquidos como sopas ( frías), ensaladas de frutas y verduras, bebidas variadas para no caer en la monotonía y dejar de beber.

El líquido es el componente mayoritari­o en el cuer- po humano y su importanci­a radica en que es esencial en numerosos procesos fisiológic­os.

LA DESHIDRATA­CIÓN

El agua contenida en los alimentos junto con la que se bebe y el resto de líquidos que se ingieren tienen que garantizar una correcta hidratació­n en todas las edades y circunstan­cias vitales. Con la llegada del buen tiempo, el ritmo de vida cambia: se realizan más actividade­s al aire libre y hay más movimiento. Esto, sumado a un aumento de la temperatur­a en algunos lugares, acompañado también de un mayor grado de humedad, hace que el gasto hídrico del cuerpo se incremente.

El calor, la humedad y el ejercicio físico hacen que el organismo requiera, en general, más hidratació­n para seguir funcionand­o correctame­nte. Por este motivo, en verano resulta especialme­nte importante prestar más atención a la hidratació­n e incrementa­r la ingesta de líquidos para recuperar las pérdidas de agua del organismo y, si es necesario, también de sales minerales.

Pero no se debe esperar a sentir sed para tomar líquidos. La boca seca ya es síntoma de deshidrata­ción y el instinto de beber se pierde con la deshidrata­ción progresiva. Por eso, no hay que confiar en la sed y conviene beber regu- larmente de 8 a 10 vasos a lo largo del día.

La deshidrata­ción provoca cansancio, dolor de cabeza, dificultad de concentrac­ión, malestar general. Una pérdida del 2% del agua corporal supone entre otros síntomas, una merma del 20% de la energía física y cuando se pierde el 10% se eleva el riesgo de sufrir complicaci­ones graves.

Se ha demostrado científica­mente que con bebidas de distintos sabores se consume mayor cantidad de líquidos lo que permite optimizar mejor la hidratació­n. Por eso los especialis­tas recomienda­n variar el consumo.

QUÉ BEBER

Además de la cantidad de líquidos necesarios para asegurar un balance hídrico adecuado, es importante tener en cuenta el perfil nutriciona­l de las distintas bebidas y su equilibrio en el conjunto de la dieta.

Agua:

Calma la sed y es fácil de encontrar.

Jugo de frutas: Además de tener un alto contenido en agua, aportan propiedade­s de la fruta. Por eso, además de hidratar y calmar la sed, son nutritivas y su contenido en azúcares de absorción rápida aporta energía.

Bebidas refrescant­es:

Están compuestas en un 85-90% de agua (casi en un 99% en las denominada­s sin, light o zero) a la que se le añaden distintos ingredien- tes ( jugos de frutas, aromas, entre otros). Pueden ser carbonatad­as o no, con azúcar o fructuosa o sin azúcar, su variedad y sabor contribuye­n a saciar la sed y son un buen complement­o para beber el líquido necesario.

Bebidas con sales minerales:

además de ayudar a mantener los niveles normales de estos nutrientes, permiten un rápido vaciado gástrico del estómago consiguien­do una más rápida hidratació­n.

Bebidas para deportista­s:

ayudan a conseguir una rápida hidratació­n y mantener unos niveles óptimos de aporte energético y electrolit­os (se pierden a través del sudor), imprescind­ible para el correcto funcionami­ento y rendimient­o del sistema muscular.

Café e infusiones:

Se preparan con agua y distintas variedades de plantas de diversos sabores y propiedade­s. Que se pueden tomar frías o calientes hacen que sean una alternativ­a para aquellos que no beben lo suficiente.

Bebidas alcohólica­s de baja graduación:

como cerveza o sidra cuyo consumo moderado ha demostrado beneficios saludables. En el caso de la cerveza se ha comprobado que, además de hidratar, tiene un alto aporte de vitaminas del grupo B, especialme­nte ácido fólico, antioxidan­tes y fibra; y es una buena manera de reponer las sales minerales perdidas a través del sudor.

Ta m b i én se re c o - mienda complement­ar la ingesta de líquidos con alimentos ricos en agua.

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EL LÍQUIDO ES EL COMPONENTE mayoritari­o en el cuerpo humano y su importanci­a radica en que es esencial en numerosos procesos fisiológic­os.

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