La Tribuna (Los Angeles Chile)
Comprometerse con el futuro
Recién vividas la Fiesta de Navidad donde los regalos se constituyen en el tema más importante del acontecimiento que se conmemora y donde la figura del Viejo Pascuero toma el lugar de Jesús-niño y materializa la profundidad de su mensaje de amor y solidaridad en regalos que disparan los gráficos de ventas y utilidades del comercio; presentes cuya importancia reside más en su valor material que en el valor del mensaje de redención humana que debería ser su más importante objetivo. Regalos de fugaz duración, de una alegría pasajera –necesaria y valiosa por cierto, si se entregan con cariño y afecto y no como un simple acto de caridad, compromiso social o formal - que no transmite, y de ello somos responsables los adultos, el verdadero y fraternal mensaje entre hermanos de un destino que nos es común, aún en nuestras más profundas diferencias.
Apenas terminada la fiesta navideña preparamos el ánimo para celebrar la llegada de un nuevo año, tradición universal conque los diferentes grupos humanos, según su cultura, se detienen para despedir el pasado que se fue; pensar y planificar, cada uno de acuerdo a su realidad y sus sueños, lo que esperan del futuro. En la encrucijada que significa enfrentar de la mejor manera posible el tiempo que viene, como el dios Jano quien, con sus dos caras; con una mira hacia el pasado y la otra el futuro, debemos revisar y analizar lo que hemos vivido hasta ahora y comprometernos a mejorarnos, en todo lo que nos sea posible, y contribuir a mejorar el entorno en el cual convivimos. Si bien nuestro pasado, de modo consciente o no, condiciona y orienta lo que somos y lo que hemos realizado, la principal tarea es despojarnos de todo cuanto ha sido negativo y no cometer los mismos errores ya que, si bien arrepentirse y pedir disculpas es necesario y saludable, ello sólo cobra sentido cuando nuestra actitud cambia para mejor. Sin esa reflexión y ese propósito el futuro que proyectemos nos puede conducir a cometer los mismos errores, incluso profundizar las desigualdades.
Lo anterior requiere sentirnos, más allá de nuestras diferencias de cuna, sociales, culturales, étnicas, laborales, religiosas, económicas o políticas, que somos seres humanos con el mismo derecho a vivir en una sociedad y en una patria que acoge a todos y a todos ofrece las mismas oportunidades de crecimiento y desarrollo.
Mirado y analizado lo que hemos sido como sociedad chilena y como país hasta ayer, hoy debemos pensar, de modo individual y colectivo lo que queremos llegar a ser a partir de mañana por lo que las autoridades y la comunidad, como un solo cuerpo social, tienen la responsabilidad de comprometerse con el futuro de nuestra sociedad, cediendo espacios, saliéndose de las trincheras ideológicas, para construir un mejor y más solidario futuro donde nadie sea marginado.
Mirado y analizado lo que hemos sido como sociedad chilena y como país hasta ayer, hoy debemos pensar, de modo individual y colectivo lo que queremos llegar a ser a partir de mañana.