Pterocactus hickenii
Pese a que solemos relacionarlos con los desiertos y el calor inexorable, en las heladas y ventosas estepas de Aysén —específicamente dentro del microclima que se genera a las riveras del lago General Carrera— es posible encontrar, no uno, sino cinco especies de cactus diferentes. Uno de ellos es Pterocactus Hickenii, un pequeño cactus de cuerpo globular y cilíndrico, compuesto de varios segmentos supraterraneos llamados “artejos”, de unos 2 a 3 cm de diámetro cada uno. Su color varía entre un verde amarillento hasta un castaño morado; y sus numerosas espinas, unas 10-15 agrupadas por aréola, son oscuras y de punta blanquecina.
Pterocactus hickenii gusta de un estrato arenoso, y crece principalmente en sitios abiertos de cara al sol, sin el abrigo de otras hierbas o arbustos. Sus flores son grandes en relación a la planta, de receptáculo espinoso, que cuando florecen pintan la estepa de naranjos, amarillos e incluso toques rojizos.
Esta especie fue descrita por primera vez por el botánico estadounidense Joseph Nelson Rose en su trabajo The Cactaceae: Descriptions and Illustrations of Plants of the Cactus Family, un compendio elaborado junto a Nathaniel Lord Britton, que describe 1325 especies de cactus y fue publicado en cuatro tomos entre los años 1919 y 1923. El nombre de género “Pterocactus” deriva de la palabra “pteron” que viene del griego para alas, y se refiera a las particulares semillas de alas anchas, que —similares a las del olmo— son únicas dentro de los cactus.
Esta especie es endémica de la Patagonia Chilena y Argentina, sin embargo, no es de amplia distribución, sino que suele crecer en microclimas muy específicos. Lamentablemente, desde el 2011 (oficialmente) en Chile se encuentra categorizada como “en peligro”, presentándose en muy bajas densidades, con individuos aislados dentro de su distribución. Una de las causas de peligro, son la sustitución de su hábitat y el pisoteo de ganado. No obstante, en la Patagonia Argentina, específicamente dentro de las provincias de Chubut y Santa Cruz, sigue creciendo con abundancia, por lo que en la lista de la UICN aún figura como de preocupación menor. (Ana Vallejos)