1- El día a día dentro de una protesta
“El día no comienza al momento de la marcha, sino el anterior, cuando se realiza la convocatoria. En la noche nos preparamos, hacemos una base de datos de los chamos que van a participar, para tener una balance de con quién y con qué se cuenta, para así delegar posiciones; analizamos los posibles escenarios, rutas, vías de escape, puntos de encuentro y de partida. En la mañana del ‘día D’ salimos una o dos horas antes, nos reunimos en un mismo lugar para llegar juntos, pues es más difícil que detengan a uno que a todo un grupo. Llegamos al sitio de partida y nos integramos al movimiento estudiantil. Ahí se empiezan a cumplir las funciones de cada componente organizado el día anterior: el vocero, el encargado de hidratación, el que monitorea las redes desde afuera, el que recopila material multimedia y ‘los del frente’, es esta mi obligación”.
“Por lo general somos un grupo de 20 ó 30. Como nosotros, hay muchos equipos que trabajan y tienen organización independiente, pero que al momento de la represión trabajamos al unísono. Mi momento llega una ó dos horas después de partir, casi siempre los enfrentamientos comienzan a las 12, es cuando tomo mi escudo, mi guante y mi trapo para protegerme de los gases, y comienza la ‘batalla’, le digo así porque lo que se vive adentro, es una batalla: detonaciones, heridos, tanquetas, perdigones, gasolina, gases…”.
“Si bien hemos logrado una organización en los últimos días, la desventaja es clara: ellos tienen armas, vehículos y protección militar, nosotros estamos expuestos, ya he recibido alrededor de ocho bombazos a quemarropa, dos de ellos en la cabeza, y tengo compañeros que han salido lesionados con golpes, fracturas y quemaduras en todo el cuerpo. Tratamos de resistir lo que podamos, hasta que nos retiramos”.