Los que se quedan a esperar a Florence
Las bandas exteriores de viento y lluvia de un debilitado pero aún mortífero huracán Florence comenzaron a azotar ayer Carolina del Norte. El monstruoso ciclón avanzaba lentamente a lo largo de la costa sureste de EEUU, donde amenaza las viviendas de unos diez millones de personas.
En las zonas para las que se emitieron alertas o avisos de huracán hay 5,25 millones de residentes y 4,9 millones de personas más viven en zonas bajo alertas y avisos de tormenta tropical, dijo el Servicio Nacional de Meteorología.
No estaba claro cuántas personas desalojaron la zona, pero los avisos afectaban a más de 1,7 millones en las Carolinas y Virginia.
Sin embargo, a pesar de las insistentes adverten- cias de las autoridades hay quienes prefirieron esperar a Florence en sus casas.
“Podría estar equivocado. Si lo estoy, espero que Dios nos proteja. Espero que nos proteja de cualquier manera”, dijo Dennis Parnell, de Hampstead, Carolina del Norte, según Independent.
Muchos salieron a comprar madera para tapiar puertas y ventanas, bolsas de arena para intentar proteger sus viviendas de las inundaciones y provisiones para aguantar el antes y después del huracán.
El mayor desafío para los que se quedan, además de sortear los fuertes vientos y lluvias, es resolver las emergencias por cuenta propia, ya que el 911 no estará vigente y se advirtió que la ayuda no llegará pronto.