¿Cuál es el origen de la guerra por la jibia?
El año pasado fue particularmente positivo para la pesca artesanal. Esto porque ambas cámaras del Congreso aprobaron el proyecto de ley que buscaba modificar, en la Ley General de Pesca y Acuicultura, las técnicas para extraer jibias, apuntando a prohibir el sistema de pesca por arrastre utilizado por el sector industrial.
El martes pasado, la denominada “ley de la jibia” estaba lista para convertirse en rigor en ley. Sólo se necesitaba que Sebastián Piñera diera el visto bueno para que, luego de cuatro años de espera, más de 500 mil pescadores del rubro celebraran.
Estaban un paso más cerca de lograr la ansiada nulidad de la Ley de Pesca. Criticada por entregar privilegios como zonas exclusivas y cuotas de extracción que benefician sólo a las industrias.
Sin embargo, no hay respuesta desde el ejecutivo. Solo se ha escuchado las acusaciones de inconstitucionalidad por parte del sector industrial y de parte del oficialismo.
Según quedó estipulado en la ley corta, la pesca del molusco sólo sería con “potera” o líneas de mano. De no ser así, aquellos que utilizaran el arrastre tendrían que pagar 500 UTM.
Sin embargo, las grandes pesqueras insisten en que ese sistema no permite obtener el 100% del potencial, significando una perdida.
En el último tiempo la cuota de jibia ha sido de 200 mil toneladas. Mientras un 80% pertenece al sector artesanal, sólo el 20% corresponde a las industrias.
El silencio ha logrado que se enciendan las alarmas respecto a un posible veto presidencial. Esto ha generado que los pescadores decidieran detener sus actividades hasta que La Moneda emita un veredicto.