Las leyes chilenas con las que el patriarcado sigue afectando a las mujeres
La ley de divorcio, la previsión de salud y la ley de sociedad conyugal son algunos de los bastiones que todavía se resisten a ser derrocados
Según el Censo de 2017 en Chile habitan 300 mil mujeres más que hombres. Así que, según cifras, a pesar de ser mayoría, tanto en la ley como en las finanzas se mantienen perjudicadas. Y es que aunque se haya avanzado en legislaciones como la despenalización de aborto en tres causales o la tipificación del femicidio, aún estamos al debe en cuanto a derechos de las mujeres. Clara muestra de aquello es la Nueva Ley de Matrimonio Civil, más conocida como Ley de Divorcio, que entró en vigencia en 2004. Esta vino a reemplazar la Ley de Matrimonio Civil de 1884 que, si bien consideraba el divorcio, no permitía que los partícipes de él volvieran a casarse, ya que no se disolvía realmente el vínculo.
Pero a pesar de que mejora, el machismo latente se observa en el artículo 128 del Código Civil. “Cuando un matrimonio haya sido disuelto, la mujer que está embarazada no podrá contraer otras nupcias antes del parto, o no habiendo señales de embarazo, antes de cumplirse los 270 días subsiguientes a la disolución o declaración de nulidad”, dice el documento. Es decir que “se indica una prohibición de volver a casarse inmediatamente para la mujer, a diferencia del hombre, que puede hacerlo de inmediato”, aclara a Publimetro la abogada feminista Nicole Henríquez.
Pero esta arcaica ley es sólo la punta de un enorme iceberg compuesto de burocracia y dificultades para la realización de trámites. Además no sólo recae en temas que muchas veces pueden ser engorrosos, como los jurídicos, sino que se reflejan día a día. Como por ejemplo en lo que respecta a la socie- dad conyugal, contrato que se hace al celebrarse un matrimonio y que data de 1850. En el artículo 1749 se señala que “el marido es jefe de la sociedad conyugal, y como tal administra los bienes sociales y los de su mujer”. “Se establece el régimen matrimonial donde la ley entiende que el hombre es el jefe de esta sociedad, y la mujer puede serlo sólo si el hombre no puede ejercer como tal”, dice Henríquez. Las condiciones que impedirían que el marido fuera jefe de hogar recaen en la discapacidad o el diagnóstico de demencia.
“La sociedad conyugal continúa siendo una estructura profundamente patriarcal. El marido administra esta sociedad, como en la época los principales bienes eran los inmuebles, cualquier contrato sobre estos requiere la autorización del esposo. Entonces eso limita a la mujer y aunque existan regímenes alternativos, es la sociedad conyugal la ingresada por defecto y si quieren otro método deben expresarlos ambos previamente”, dice Francisco Montoya, abogado de la Universidad Católica.
Pero ¿de qué maneras el no ser “jefa” de la sociedad conyugal impacta el cotidiano? Para la abogada estas formas son “infinitas”.
“Cuando la mujer se casa bajo sociedad conyugal se limita su libre disposición económica y financiera. La burocracia del sistema le pide una enormidad de documentos a diferencia del hombre. Cuando va a abrir una cuenta corriente a algún banco, le pedirán un certificado de soltería para acreditar que está soltera y no casada bajo sociedad conyugal. También ingresar una casa a alguna hipoteca, o si quisiera vender la casa en la que vive, necesariamente, tiene que contar con la firma y autorización del marido”, explica.