Así nos ven los niños inmigrantes
Dos jóvenes con acento caribeño analizan nuestras costumbres y comparten su experiencia de ser un niño extranjero en Chile
María Carla Díaz tiene 12 años y Jeremías Borja 13. Ambos son como cualquier niña y niño de su edad. A ella le gusta el Kpop y el trap, y él alucina con la batería y el rock, así como con el piano y el fútbol.
Pero apenas abren la boca, el vaivén de su acento revela sus orígenes caribeños. Puntualmente de La Habana, Cuba, desde donde llegó María Carla hace apenas seis meses. Y Caracas, Venezuela, para Jeremías, que a año y medio de pisar tierra chilena se siente un compatriota más.
Ambos son alumnos de Séptimo Básico en el Liceo Agusto D’Halmar, en Ñuñoa. Y en esta nota nos cuentan cómo ven a sus compañeros y amigos, lo que les llama la atención de nuestra sociedad y lo que esperan del futuro. Todo visto desde su especial mirada de niños inmigrates…
¿Qué fue lo primero que les pareció diferente en su arribo a Chile?
MC: “Que no les entendía eso del famoso ‘po’. ¿Qué será? Me preguntaba. ¿Serán palabras que no conozco? Me demoré un rato en entender que ustedes a todo le agregan el poh”. JB: “A mí igual, pero ya sabía eso por un tío. Aunque no estaba preparado para la velocidad con la que hablan los chilenos. Todo es como ametralladora, y el día que llegamos a Chile con mis padres, ya en el aeropuerto no había caso que le entendiéramos al tipo de las maletas. Acá en el cole afiné el oído y ahora ya no tengo que traducir y pensar dónde empieza una palabra y termina la otra”.
¿Cómo los recibieron sus compañeros?
MC: Normal y en realidad súper bien. Son como cualquier chico o chica de Cuba. Nos gustan las mismas cosas, las mismas tonteras que les dicen. Hablamos de cosas sin demasiada importancia, como de música y actores, y así nos entretenemos. JB: “Para mí es muy agradable venir al cole, lo paso bien y mis compañeros son chéveres. Como ustedes dicen, no estamos ni ahí con la política y eso. Lo nuestro es correr detrás de una pelota y somos felices. Los chilenos son buena onda, mis compañeros me recibieron y aceptaron súper bien”.
¿Lo más extraño de Chile y lo que más añoran de su país?
MC: “Que el mar sea ¡taaan fríiiiio! Eso echo de menos de Cuba, sus playas soleadas y el agua calentita. Además, allá los niños salen a jugar a la calle, andábamos todo el día de la playa a la casa. Acá todo es un poco encerrado, pero bien igual”. JB: “A mí me pasa que en Venezuela todos los lugares son públicos, y aquí todo está tan privatizado. Hace pocos días fui a jugar con amigos del colegio a un parque y nos echaron, porque dijeron que no era público. Eso me da un poquito de rabia, pero también me he ido acostumbrando”.