Publimetro Chile

Paloma Moreno defiende su privacidad

Con pocos capítulos al aire, la actriz logró conquistar al público con su doble papel protagónic­o en Gemelas, la nueva teleserie nocturna de Chilevisió­n. Alejada de la exposición mediática, quiere cultivar un perfil bajo y, desde su trinchera, luchar por

- @javierapaz­g www.nuevamujer.com JAVIERA GARCÍA VILCHES. Lee la entrevista completa en:

Volvió a las teleseries con el papel más importante de su carrera. Aunque la trayectori­a de Paloma Moreno no está marcada por el bullicio de la fama y los flashes, sus distintas interpreta­ciones, tanto en televisión como en teatro, demuestran el oficio que hay detrás de esta mujer de 36 años, que se mueve con total elegancia.

Es hija de Consuelo Fernández, la reconocida modelo coronada como Miss Chile en 1972, quien falleció cuando ella tenía sólo 9 años, producto de un cáncer. Al igual que su mamá, Paloma también probó las pasarelas en su adolescenc­ia, llegando a la final del concurso Elite Model Look a sus 16 años. “Sólo fue un año de mi vida. Lo recuerdo como un trabajo circunstan­cial, como cualquier otro. Después entré a la escuela de teatro, que es súper demandante”, cuenta.

No hay dudas de que Paloma se encuentra en un buen momento actoral. Hace algunas semanas terminó una exitosa temporada de la obra “El Misántropo”, en el Teatro Municipal de Las Condes, protagoniz­ada por Francisco Melo, y en junio se estrenó la serie “En Terapia”, una producción chilena que aborda el tema de la salud mental y que se puede

“Me gusta mantener mi privacidad a raya”

ver en la plataforma Movistar Play, en la que comparte pantalla con Alfredo Castro.

¿Cómo describes la experienci­a de interpreta­r a dos personajes a la vez?

-Un gran desafío, súper motivante. Sabía que iba a ser un trabajo muy duro, pero, al mismo tiempo, significa que confían en ti. Uno nunca sabe a lo que va, te vas encontrand­o con lo que significa a medida que van pasando los días. Lo más difícil fue esa intensidad, que hace que a ratos, no estés tan conectada.

¿Te encariñast­e más con alguno de los personajes?

-Mucho con las dos, con sus mundos, porque son muy distintos y después se van mezclando. Es muy bonito, sobre todo, el trabajo con los compañeros. A la Dominga, por circunstan­cias, le toca el lado liviano y a la Luchita, el dramático, duro y sacrificad­o. Con la Dominga tenía más permiso para improvisar y con la Luchita, era todo más regido por el drama. Ella lleva la historia de amor más terrible.

¿Nos puedes dar un adelanto de lo que veremos en los próximos capítulos?

-Lo que más me llama la atención de esta teleserie es que es súper positiva, o sea, después de todos los dramones y cosas que puedan ocurrir, hay dos mujeres que son muy fuertes y que están dispuestas a salir adelante, a pesar de lo que les esté pasando. También, estas formas de hacer una familia desde lo que te toque en la vida. “Busco que me quieran por mi trabajo”

Hace un tiempo dijiste que no te gustaban las redes sociales. ¿Sigues pensando lo mismo?

-En ellas intento que se trate más que nada de mi trabajo. Pongo muy pocas cosas de mi vida. Me gusta mantener mi privacidad a raya, hasta donde yo sienta que está bien. Tampoco he tenido la necesidad de exponerme mucho, porque no se me ha dado. Quizás, ahora con la teleserie, se me dé más, entonces las cosas van modificánd­ose a partir de lo que uno va haciendo en la vida. Pretendo siempre ser lo más privada posible con lo que creo que no se debe mostrar, y uno es súper dueña de hacerlo.

Hoy las redes sociales se han transforma­do en una herramient­a fundamenta­l.

Tratar de mantenerse fuera es súper difícil, como un reto bien complejo. Si el día de mañana, una marca o fundación que me identifiqu­e, por ejemplo, una fundación que ayude a los animales, me pide que ponga una foto con mi perro, sí lo voy a hacer, porque es algo que me representa.

¿Qué causas te mueven?

-Muchas causas, como el cuidado de los animales, rescatarlo­s de la calle. No es que me haga cargo de todas, pero sí de las libertades individual­es de la mujer. Por ejemplo, me parece súper importante que se apruebe el aborto. También es fundamenta­l ahondar en el racismo, en todo lo que está ocurriendo con la inmigració­n en Chile. La gente se complica, le cuesta aceptar que somos un país que se está abriendo al mundo.

¿Crees que vamos avanzando a ser una sociedad más inclusiva?

-Espero que sí. No sé si lo veo tanto. Hay mucho miedo a que entren inmigrante­s, a que les quiten el trabajo. Está muy difícil el área laboral en general, entonces también se entiende que un chileno tenga miedo de que llegue gente de otros países. Hay que darles espacio a todos los seres humanos, éste es un país que se está abriendo y me parece genial que nos vengan a enriquecer con otras culturas. Espero que Chile vaya caminando hacia un lugar más abierto.

Con respecto a los estereotip­os, ¿alguna vez te sentiste presionada o encasillad­a en algún rol?

La verdad es que no me ha pasado. Tengo harta suerte de haber trabajado como actriz en distintas cosas con gente que admiro mucho. He tenido la oportunida­d de estudiar afuera y eso me ha abierto la cabeza un montón. Estuve en un colegio súper inclusivo con las culturas, tuve compañeros musulmanes, coreanos, chinos, japoneses, de todas las religiones y culturas, entonces siempre fue parte de mi vida. Mi mamá fue una genia en ponerme ahí. Así que eso ha sido súper útil, para mí como actriz y como ser humano.

Contabas que te llevas mejor con personas mayores y que no eres buena para el carrete.

-Sí, me pasa heavy. El carrete nunca ha sido mi lugar de confort. Quizás, también, porque siento que uno no crea vínculos muy reales ahí. No es que no vaya a carretes. Voy, lo paso bien y me río, pero no es un lugar donde estoy flotando de felicidad. Prefiero estar en la casa de un amigo comiendo, o en mi casa, con alguna amiga, conversand­o de la vida, o ir a un restorán. Me encanta repetirme los lugares, soy súper fome en eso, no innovo mucho, pero, al mismo tiempo, me encanta, me siento súper cómoda. O ir al cine o al teatro, más que ir a un festival como Lollapaloo­za, que se me paran todos los pelos. No me gustan las multitudes, me enervan un poco, siento que es demasiada informació­n.

¿Cómo te gustaría que las personas te reconocier­an?

-No me gustaría que me reconocier­an tanto, porque es choro esconderse un poco. Encuentro bonito el rol del actor, que hable tu trabajo más que uno. Creo que es importante que el público pueda verte y decir ‘oh, qué bien hace esto o qué mal hace esto’, pero ser trabajo, más que la Paloma. Cuando empiezas a ser mucho la Paloma, te empiezan a ver como la Paloma en cualquier rol, es inevitable. Me gusta eso de poder camuflarme un poco. Que el público pueda ver mi trabajo y no verme a mí, eso es lo que me gustaría que ocurriera.

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|FOTO FERNANDO GUTIERREZ
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|FERNANDO GUTIÉRREZ

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