Publimetro Chile

PRINCESA ALBA y su crítica al trap

La música local se volcó al trap, sonido que invita a la fusión del rap con los códigos más modernos de internet. En un mar de hombres que se atreven a sentir y bailar sin pudor, Trinidad Riveros llega como la exponente más relevante del género.

- @barbcarvac­ho BARBARA CARVACHO

Cuidando su gusto por el pop, sin obviar sus influencia­s europeas de la corriente de moda, Trinidad Riveros –más conocida como Princesa Alba– explotó con Summer Love, una canción que demuestra la madurez con la que se está tomando esta nueva etapa. Ahora, con Francisco Victoria como productor y llevando su trabajo íntimo a un estudio, la compositor­a potencia sus fortalezas y se equipa de herramient­as, para que el qué dirán no entrampe su luminosa ruta.

Su mixtape Del Cielo, editado durante 2018, la introdujo en el mapa de cantantes a seguir y este año no ha parado de construir. De esa Trini que bailaba afuera del Monumental en My Only One, quedan los recuerdos y la pasión por Colo Colo; porque su apuesta abrazó toda la influencia anglo y dinamitó sin miedo a los comentario­s de Instagram. Se sabe poderosa, relevante, futbolera, sensual y opinante.

Ya toda una figura de nuestra pequeña escena musical local, que se prepara para presentar este próximo 30 de agosto el nuevo single titulado Hacerte Mal, la exaltación de toda la fantasía pop que puedas imaginarte. La cantante nos confesó cómo ha vivido el recorrido hasta acá: de gimnasta escolar a revelación bailable.

Hacerte Mal

“La canción se trata de cuando las relaciones son tormentosa­s y medias tóxicas, pero te sigues buscando con esa persona. Es una especie de declaració­n de amor, pero consciente de lo mal que te hace, de lo mal que le haces. El estreno viene con video, es una fantasía pop. Con Convéncete empecé a trabajar más este género, que es el que más me gusta. Sigo haciendo música con guiños urbanos, pero ahora involucro más el pop. Convéncete era un realismo y ahora es una híper fantasía, con hartos sets, con coreografí­as, con cupcakes gigantes. Gringo. Siento que nadie se atrevía a hacer algo derechamen­te pop anglo. Me atreví, pero no me olvidé de latinizarl­o”.

El romance

“El concepto de amor ha mutado mucho para mí. Partí pololeando en el colegio y duré cinco años. Siempre tuve este concepto de amor híper normal: relación establecid­a, muy señora. Cuando canto en My Only One que me quiero casar, efectivame­nte estaba en mis planes. Me proyecté mucho, pensé que iba a ser mi único pololo siempre. Cuando terminé, me encontré con todo el mundo de ser soltera, conocer gente. Es vivir un proceso que debí haber vivido más chica, me perdí un poco de la vida universita­ria romántica. Siento que sigo descubrien­do el concepto de amor, lo descubro y lo redescubro, y de eso van mis canciones, que pueden sonar a amor juvenil, pero así es como yo lo estoy viviendo. Es entretenid­o ir descubrien­do el amor mediante mis canciones”.

Amor propio

“Entre la gimnasia y la adolescenc­ia, desarrollé bulimia. Nunca se lo conté a nadie. Me odiaba mucho, odiaba mi cuerpo, tenía una depresión importante. Cuando conocí a mi expareja fue el momento de abrir mi corazón. Confesé y me traté. El primer amor y el amor propio fueron de la mano, pero siempre fue un proceso interno mío, no de dependenci­a.

Después de la adolescenc­ia, me volví una persona muy segura de mí misma. Después de las críticas a mi primera canción, que apuntaban sobre todo a mi cuerpo, me encontré firme. El amor propio lo tengo hace rato, no depende de alguien. Me odié tanto, y ese proceso sicológico fue tan grande, que ahora me siento feliz conmigo. Muy feliz”.

Trap

“Partí como DJ de mis fiestas, con mi controlado­r de audio donde mezclaba las canciones que me gustaban. Lo hacía mal (risas) y nunca me metí a producir. Gracias a Tumblr, siempre estaba al tanto de la música más hipster; así conocí a los Sad Boys. Cuando salió la primera canción de Yung Lean, me encantó su estética. Luego caché que Gianluca estaba haciendo eso en Chile, siento que él cambió un poco todo. Me hice fan de él, de la escena en general. Me empecé a meter en el trap, porque lo encontré entretenid­o, me gustó la estética, me gustó el contenido. Era un género amable para crear desde tu casa. Me gustó que se pudieran hacer cosas raras y que nadie te criticara, porque se entendían los códigos. Acá no juzgaban al Gian, porque se sabía que tenía influencia­s de los Sad Boys. Caché que él vendía beats, le pregunté por una base y partió todo”.

Virtualida­d musical

“Soy vergonzosa y tímida, eso se agranda en los procesos creativos. La primera vez que compuse con alguien al lado mío, que improvisé una melodía, fue con Francisco Victoria para Summer Love. Recién, muchos años después de mis primeras canciones. De internet y el trap, siempre me acomodó que todo fuese virtual: comprar el beat, grabar las voces en mi casa, mandar el tema para que mezclaran. Nada en persona. Siempre me acomodó eso”.

Mujeres en el trap

“No es amigable con las mujeres. Jamás se me juzgó por no saber producir, por no saber mezclar, y eso fue bacán. Jamás me dijeron una pesadez por no saber cómo hacerlo y eso me gustó, porque si me hubiesen dicho algo, daba un paso al costado de pura vergüenza.

Nunca hubo muchas mujeres, nunca hubo un espacio para que yo pudiese cantar. Hay chicas, pero algunas ligadas al rap, otras al perreo, otras al pop, como yo. El trap más estricto sigue siendo un carrete de hombres”.

My Only One

“Esperaba hartas cosas. Primero, que le pasara lo mismo que le pasó a los otros chicos del trap, que era quedarse en su círculo cerrado. Segundo, que llamara la atención, que fue lo que pasó. Fue una sorpresa, pero me lo esperaba de alguna manera, porque sabía que estaba poniendo cosas súper polémicas en la mesa, como las mujeres en el fútbol, mujeres fumando, mujeres con pechugas caídas, mujeres bailando entre ellas afuera del Monumental”.

Las críticas

“Nunca pensé en ponerme un escote para hacer polémica. Me lo puse porque me gustaba. Nunca me di cuenta que tenía las pechugas caídas, eran las mías y fin. Siempre salía con ese body a carretear y me sentía rica. Cuando caché los comentario­s, me di cuenta que sí, era verdad, tengo las pechugas caídas y no hay nada de malo en eso.

“Siempre usé la ropa como forma de expresarme. Era súper pintamonos cuando chica y eso se notaba en lo que usaba. En mi colegio eran todas súper ‘lais’ y yo siempre quise ser de otra manera. Escuchaba Inti Illimani, así que me vestía en esa onda. Después me gustó el techno y me vestía de rave, y así. En la universida­d, caché el trap y me vestí más sporty con joyas y brillos. Siempre cambiando. Ahora ya soy un híbrido entre todas estas cosas. Hay una inconsiste­ncia en mi look, me gusta mezclar todo y poder jugar. No tengo prendas favoritas, pero tengo prenda no favorita: los sostenes. No los ocupo”. “Hoy estoy escuchando mucho a Ariana Grande, Cupido y a Cocteau Twins, que es lo que siempre escucho”.

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|FERNANDO GUTIÉRREZ

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