Los seis puntos de noviembre son una obligación
Antes de que se acabe el 2020, la “Roja” recibirá a Perú y visitará a Venezuela. Históricamente, estas seis unidades han sido obtenidas por la Selección.
Juan Ignacio Gardella B. Las penas del fútbol se pasan con fútbol.
Tras el doloroso empate de anoche ante Colombia en el Estadio Nacional, hay poco tiempo para los lamentos. En menos de un mes, la “Roja” volverá a la acción por las Clasificatorias sudamericanas, con una fecha doble que, desde el punto de vista de las estadísticas históricas, asoma como favorable para levantar el ánimo y el puntaje, aunque con la obligación de sumar de a tres en ambos compromisos.
El 12 de noviembre, la Selección debe recibir a Perú, un combinado que nunca ha ganado acá por las Eliminatorias. En nueve ediciones del “Clásico del Pacífico” en suelo nacional, los del Rímac apenas han cosechado dos igualdades.
Ambas paridades fue
Se cansó.
ron 1-1; la primera rumbo al Mundial de Argentina 1978 y la segunda, camino a Corea del Sur/Japón 2002. Los incaicos sólo superan en unidades rescatadas desde territorio criollo a Ecuador, que también tiene dos empates, aunque en 11 encuentros.
Cinco días después del duelo entre chilenos y peruanos, el conjunto de Reinaldo Rueda tendrá que presentarse en Venezuela.
En ese país, ambas selecciones se han medido en siete ocasiones, con seis victorias nacionales.
La única paridad fue en el recordado cruce en Barinas, en 1996, un 1-1 que le terminó costando el puesto a Xabier Azkargorta en la ruta hacia Francia 1998. Si no fuera por ese tropezón del elenco del “Vasco”, el “Equipo de Todos” tendría campaña perfecta en canchas “llaneras”.
Dados los antecedentes históricos, podría pensarse que son seis puntos que estaban en los cálculos de Reinaldo Rueda desde antes de que arrancara el proceso clasificatorio. Ahora urgen más todavía, luego de que los colombianos se llevaran una igualdad anoche desde Ñuñoa.
Será un cierre de año de alta tensión para “Rei”. ¿Contará con todos los referentes?
Mostró personalidad y no tuvo responsabilidad en los goles, cumpliendo una tarea que era muy difícil.
En el primer tiempo fue un gran agente ofensivo, pero en el segundo sólo se dedicó a defender y fue desbordado.
Se impuso en el juego aéreo y otra vez demostró solidez, aunque los dos goles terminaron siendo por el centro.
Pese a su desventaja física, no se vio sobrepasado, pero sobró varias veces en la salida y se complicó solo.
El más débil de la defensa, constantemente desbordado. Y fue muy flojo a trabar en el primer gol colombiano.
Tal como en Montevideo, hizo un trabajo silencioso, dedicándose a corretear a todos en el mediocampo.
Igual que en Montevideo, no estuvo fino con la pelota, como es su costumbre, y tampoco desequilibró.
Partió con las revoluciones arriba y el error en el primer gol, luego encabezó la remontada y después se diluyó.