Disminuir el uso del auto es clave para limitar el cambio climático
Cada 22 de septiembre el mundo celebra el Día Mundial Sin Automóvil y, en ese marco, Chile está en vías de asumir el desafío de un futuro más verde.
Mauro Vidal
Según Naciones Unidas, el transporte representa una cuarta parte de las emisiones de carbono en el mundo, alcanzando las 8 gigatoneladas por año, y se estima que más de mil millones de autos de pasajeros recorren actualmente las calles y carreteras, cifra que para 2040 podría duplicarse.
Sin dudas, la crisis climática que afecta a nuestro planeta ha llegado a un estado de alerta roja. De acuerdo a un reciente informe de Naciones Unidas, muchos de los cambios observados en el clima, como el aumento continuo de las temperaturas y el nivel del mar, no tienen precedentes y no se podrán revertir hasta dentro de varios siglos o milenios. No obstante, una reducción sustancial y sostenida de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y de otros gases de efecto invernadero permitiría limitar el cambio climático. En eso, la forma de transportarnos juega un rol clave.
Sólo en Chile, automóviles y buses emiten al año en Santiago 48.400 toneladas de contaminantes, y los autos particulares son responsables del 90% de ellos. Para Jadille Mussa, académica de Arquitectura de Paisaje de la Universidad Central, la pandemia ha agravado esta situación: “El miedo de compartir espacios colectivos ha incentivado el uso del automóvil tanto a nivel mundial como en Chile. De hecho, las proyecciones indican que en 2021 el parque ascenderá a 5,44 millones de unidades, lo cual se traduce en un alza de 4,1% respecto a los 5,22 millones estimados en 2020. Esto impacta en la dificultad de desplazamiento, pero especialmente en el aumento de CO2 en la atmósfera”, explica.
De ahí la relevancia de fechas como el Día Mundial Sin Automóvil, que cada 22 de septiembre invita a tomar conciencia sobre el impacto negativo de su uso excesivo y a la vez motivar a la ciudadanía a preferir formas limpias de movilidad, como la bicicleta. El boom de su uso en los últimos años se ha hecho evidente, sin embargo, para hacer un cambio sustantivo en temas ambientales, las distancias o nivel de entrenamiento deben dejar de ser un obstáculo para que así la bicicleta, por ejemplo, pase de ser un tema recreativo a ocupar el lugar protagónico en nuestro día a día.
“Esa ha sido justamente la motivación de muchos para buscar opciones con pedaleo asistido, que les permitan realizar sus traslados habituales sin límites de cercanía y, a la vez, ejercitarse sin altas exigencias”, señala Juan Ignacio Guldman, gerente de operaciones de Völmark, marca nacional líder en vehículos eléctricos menores, con estándares europeos y precios accesibles.
Aún con toda esta evidencia, el uso del automóvil sigue siendo indiscriminado y por eso, como país, se debe avanzar en varios desafíos. “Lo primero es promover ciclovías más amplias que permitan vías segregadas para usuarios que se mueven muy rápido, con divisiones que no sean peligrosas y conectividad eficiente, segura y amplia. Otra medida es que se aumente el impuesto a los combustibles fósiles y que la electromovilidad o sistemas híbridos sean más accesibles. Estos vehículos deben ser pensados como una estrategia país y no un lujo, el norte debiera estar radicado en tener un ambiente sin contaminación”, finaliza Mussa.
Mauro Vidal Seguramente ya has escuchado el concepto, pero lo que no sabes es que la micromovilidad está cambiando la forma de usar y entender el transporte. De partida, es un término que se utiliza para describir a los medios de transporte que sirven para recorrer distancias cortas, habitualmente el primer o el último kilómetro de un trayecto.
Y aquí la variedad de los soportes es tan amplia como la imaginación, pues las soluciones incluyen vehículos livianos, como patinetes, skates, scooters y bicicletas (eléctricas o no), además de otros medios de transporte de tamaño reducido, que normalmente sí son eléctricos.
“La micromovilidad es una tendencia que prioriza los medios de transportes pequeños y livianos como las bicicletas tradicionales y eléctricas, y ha permitido reducir los tiempos de traslados de las personas a sus destinos, además de ayudar a bajar las emisiones de gases que dejan los medios de transportes
JADILLE MUSSA Universidad Central.