Por primera vez, a vista de todos
“Es un paso significativo en esta Corporación que el voto sea público y abierto a la ciudadanía”, decía con orgullo el saliente presidente de la Cámara, Raúl Soto, sobre la nueva aplicación para elegir al presidente, trámite que hasta ahora se hacía de manera secreta con cada diputado, uno a uno, depositando un papel en una caja.
Ahora, en cada pantalla en los escritorios aparecían los 155 nombres y los honorables solo debían elegir sus preferidos. La modernidad generó más de un problema, que varios técnicos repartidos por el hemiciclo resolvieron. No pinchar al final “registrar voto” fue el más común. Tal vez lo causó que la capacitación solo se les hizo a los jefes de bancada.