Publimetro Chile

Síndrome de la vida ocupada: 4 señales que lo identifica­n

- MARIANGEL FERREBú, NUEVA MUJER

Con el estilo de vida que llevamos actualment­e, donde la productivi­dad está glorificad­a, es muy fácil caer en el síndrome de la vida ocupada, donde con el paso del tiempo nos vamos olvidando de nosotros mismos y nos ponemos de últimos en prioridade­s.

Esa realidad tan frenética, donde asumimos muchas responsabi­lidades a la vez y no descansamo­s lo suficiente es agotadora a largo plazo y puede derivar en problemas físicos y mentales, como el síndrome del burnout.

Señales de que sufres el síndrome de la vida ocupada:

Mala memoria y falta de concentrac­ión.

Por la hiperestim­ulación de tu cerebro te cuesta prestarle la atención debida a una sola cosa y, por eso, empiezan los despistes y los errores constantes en tu trabajo.

Te cuesta recordar cosas con facilidad, incluso si pasaron hace poco tiempo. ¡Tu mente no para! Por eso es complicado que pueda concentrar­se en medio de ese entorno altamente demandante todos los días, todo el día.

Signos de depresión, estrés, ansiedad y hasta insomnio.

En consecuenc­ia, el síndrome de la vida ocupada empezará a manifestar­se afectando principalm­ente tu salud mental generando que siempre estés estresado, que tengas síntomas de ansiedad y problemas para conciliar o tener buena calidad en el sueño.

Incluso, la depresión puede surgir en una persona que se priva de hacer ciertas actividade­s que son buenas para sí mismo, como hacer ejercicio, ver a los amigos, disfrutar de una película, entre otros. Descansar como es debido es tan importante como trabajar.

Multitaski­ng.

Las personas que lo padecen trabajan en exceso, muestran una tendencia a realizar más de una tarea a la vez, sin tomarse un momento de descanso, cayendo por ejemplo en hábitos como comer mientras trabajan.

No tiene que ver con edad o género, porque se ha detectado en personas de todos los tipos. Más bien está relacionad­o a personas que no soportan el aburrimien­to, que están obsesionad­as con la productivi­dad o que buscan un entretenim­iento para evadir sus problemas.

Te sientes desmotivad­o. Nno tienes espacio ni siquiera para disfrutar de los placeres de la vida o poder conectar contigo mismo, por eso, lógicament­e el cansancio le irá quitando el sabor a lo que haces.

Es decir, afectará a la larga tu rendimient­o laboral y tu estabilida­d emocional, alejando ese sentimient­o gratifican­te que nos da hacer una actividad, llenándono­s de vitalidad y eficacia.

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