Que la ciudadanía pierda interés es un peligro real
Aunque por otros motivos, el gobierno ya se alejó de la discusión constitucional.
D. H. P. El rol del gobierno de Gabriel Boric, como observador presente en las conversaciones a través únicamente de la ministra de Segpres, Ana Lya Uriarte, ha sido muy diferente en este proceso constitucional que en el anterior, que pese a que tenia prohibido manifestarse por una opción, se la jugó por dar a conocer el texto de la propuesta.
Mauricio Morales, director del Centro de Análisis Político de la Universidad de Talca, asegura que “el gobierno está arrancando del proceso constitucional porque ya entendió que sus niveles de popularidad dependen de la gestión política en materias de seguridad y economía. Además, la experiencia anterior fue nefasta para La Moneda, pues se plegó en exceso a la opción Apruebo y terminó derrotado. Por tanto, lo más razonable es que en esta oportunidad sea un simple espectador”.
Un fracaso de las conversaciones constitucionales podría ser un doble triunfo para algunos sectores de la derecha, pues como indica Nicolás Freire, analista político de la Ucen, “saben que esto tiene repercusiones en el Ejecutivo. También afecta su imagen, toda vez que el gobierno había invertido su capital político en la nueva Constitución”.
El alejamiento, que muchos
querían, del gobierno del foco de las negociaciones podría no ser el único. Hay un peligro de que la gente también pierda interés en el proceso. Para Freire, “hay un desgaste ciudadano, que se acopla con lo que se llama el desencanto político y desafección. Es peligroso porque ese desgaste puede incidir en quienes estaban muy convencidos antes, un sector mayoritario, y los lleve a pensar que las cosas se queden así. Y eso tiene que ver con la atención mediática también, que ahora muestra solo las dificultades del proceso”.
“Hay temor de que la mesa se quiebre. Eso significaría un incumplimiento del sistema político, considerando que quienes apoyaban el Re
La gente ha participado de todo el proceso.
chazo prometían generar un nuevo mecanismo para una Constitución. Y las encuestas que dicen que la gente
quiere una se han mantenido en el tiempo”, cierra Sebastián Salazar Pizarro, analista político de la UOH.