Pulso

Primera Mirada Monopolio del 20%

- JOSÉ TOMÁS VALENTE— Investigad­or Clapes UC

H—por

A TRANSCURRI­DO un año desde que se promulgó la ley que obliga a las radioemiso­ras a programar un 20% de música nacional. Hoy, cuando la gente clama por más competenci­a y el fin de los monopolios y tratos especiales, esta ley resulta una contradicc­ión. Puede haber argumentos que la justifique­n, pero eso no quita que un grupo organizado presionó para recibir privilegio­s, justo lo que se alega en otros ámbitos. Dicho esto, también hay que escuchar con cautela estas justificac­iones. Por ejemplo, el 27 de marzo La Tercera citaba a uno de los cantautore­s nacionales más escuchados de 2015 diciendo: “La ley responde a una necesidad. La gente reclama por música chilena en horarios estelares”. En términos económicos, el cantautor insinúa que hay una demanda latente que no se está satisfacie­ndo y que la ley resuelve este exceso de demanda; lo que está lejos de ser evidente. En general vemos a las empresas desviviénd­ose por encontrar consumidor­es para sus productos y resulta que en el caso de las radios basta con poner música chilena en horarios estelares para aumentar la audiencia. Si es tan evidente, ¿por qué las radios no lo hacen? ¿No les interesa ser escuchadas? ¿Les interesa pero son ineptos? ¿Alguien no los deja poner música chilena? Las dos primeras opciones son poco probables, ya que las radios se esfuerzan por tratar de conseguir auditores y auspiciado­res. Si la tercera fuera cierta, y los sellos discográfi­cos -por tener el monopolio sobre ciertos artistas- pudieran presionar a las emisoras, entonces la ley no resuelve el problema de la música emergente sin sello importante. Este problema persistirí­a y los beneficiad­os serían los artistas chilenos consagrado­s, como el cantautor citado. Es más, si el problema de poder de mercado era tan evidente, ¿por qué la FNE no hizo nada? La frase no me convence: si bien puede existir cierto poder de mercado, creo que las radios sí tienen libertad para poner más música chilena y no lo hacen porque racionalme­nte no lo consideran óptimo. En fin, esto es solo un ejemplo que sirve para pensar más sobre esta ley y sus justificac­iones. Para algunos puede ser un tema menor, pero el precedente que sienta no lo es. Los argumentos dados para aprobarla son extrapolab­les a más ámbitos de los que se imaginan.

@jtvalente

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