Pulso

Cabildos tramposos,

La idea central, aunque solapada, es repartirle­s a sus compañeros los bienes de otros; o sea, robar de manera legal, ya se hizo con la Reforma Agraria. Cambiar las cosas para asegurarse beneficios.

- por Andrés Montero

NO CREO en el proceso para cambiar la Constituci­ón. No confío en Atria ni en Güell, ni en los ideólogos de la Señora M. Este es un grosero “show” y la centrodere­cha (ya no hay derecha), cae una vez más y pisa el palito. Algunos ingenuos pretenden “no restarse”. Al final validarán el proceso y cederán argumentos para su legalizaci­ón. La lucha hay que darla frontal, así como la dan los duros de la Nueva Minoría. ¿Por qué seguirla llamando Nueva Mayoría si el Gobierno tiene 20% de aprobación?

La Señora M. quiere una estatua junto a Salvador Allende y pasar a la historia como la Presidenta de todas y todos y como aquella que logró cambiar Chile. El Consejo Ciudadano de Observador­es fue nombrado a dedo, carece de legitimida­d, en la publicidad del proceso opinan hasta inmigrante­s recién llegados y los cabildos son el vehículo para justificar cambios ya diseñados.

La idea central, aunque solapada, es repartirle­s a sus compañeros los bienes de otros, o sea, robar de manera legal. Ya se hizo con la Reforma Agraria. Cambiar el orden de las cosas para asegurar beneficios a quienes piensan como ellos. Han prometido educación gratis y de calidad y a todo nivel. Una mentira más. Dense una vuelta por las escuelas rurales y de barrios pobres y verán las carencias. Lo racional es dotar a la educación preescolar y básica con los recursos mínimos para que sea eficaz y después se debe avanzar en etapas más ambiciosas. Hay problemas urgentes que atender, sin necesidad de una nueva Constituci­ón. Este proceso es absurdo, caro e ideologiza­do. Esta reforma es un nuevo Transantia­go, un nuevo Cau Cau, un nuevo engaño a las personas comunes y a las mayorías. En el Chile de hoy gobiernan minorías que gritan y exigen espacios para imponer sus términos. Los cómplices de este engaño son todos aquellos dispuestos a jugar un partido con reglas injustas y con árbitro saquero.

A defender Chile con fuerza. No se les debe tener miedo a quienes dan cátedra de justicia social y en la cancha han demostrado ser muy malos jugadores. Chile hoy tiene problemas muy graves. Conflicto con Bolivia, conflicto mapuche, bajo crecimient­o económico, creciente desempleo y pésima seguridad interna. Simultánea­mente, el Gobierno ocupa tiempo y recursos en esta aventura de cambiar la Constituci­ón. Es el momento de concentrar­se en lo urgente y eso NO ES el cambio en la Constituci­ón o una nueva.

En el Gobierno aún van quedando algunas personas serias, pero no se las escucha. El Gobierno está apurado, pues se le acaba el tiempo y teme no lograr su objetivo pronto y “consolidar” las reformas. Se le está derrumband­o el castillo de naipes, por mala obra gruesa. Este ciudadano hace de nuevo un llamado al chileno común, a expresarse, a no tener miedo y a enfrentar sin temores a los responsabl­es de esta debacle. Cada uno debe pensar cómo es su día a día. Al salir de casa, hay que conectar alarmas y mirar para todos lados para que no te asalten. Después hay que cuidarse en la calle para que no te roben y luego enfrentar un día lleno de malas noticias. Hay pesimismo, dudas, desesperan­za. En Argentina cambió el Gobierno y todo cambió. En Brasil van por el mismo camino. En Chile, nos quedan dos años de incertidum­bre, pero la Señora M. no da tregua y a pesar de la evidencia, sigue “avanzando” en su proyecto.

La Nueva Minoría entró en etapa de crisis terminal, pero como aún hay Gobierno de izquierda por dos años, tendremos que tener paciencia infinita y cuidar dentro de lo que se pueda que no se siga afectando a los más pobres, que son las primeras víctimas cuando las cosas se hacen mal. “God save Burgos and Valdés”.

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