Primera Mirada Y si gana Trump
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I GANA Trump, el frágil equilibrio del orden global se podría trizar. Porque las pachotadas y bravatas nunca han llegado a buen puerto en la arena de la diplomacia. Menos todavía a sabiendas de que el verdadero poder de EEUU no reside en las toneladas de acero de sus tanques y aviones, sino en la influencia congénita en las relaciones humanas que mantiene en el globo. Si gana Trump, la nueva forma de hacer campaña se impondrá. Una basada en acaparar atención, cámaras y luces a punta de violencia verbal. De insultos. ¿Decencia? Para los débiles. Para qué hablar de respeto si ni a los hechos se les tiene. El desdén por la verdad es la tónica. La fórmula dicta que la injuria perniciosa llega fácilmente al horario estelar, y es ahí donde está el botín de votos. Así poco a poco el beneficio de la duda se extingue y los verdugos se erigen. Si gana Trump, serán más de 65 millones de personas cuyas frustraciones, iras y temores marcaron el voto. Porque a esto apela Trump. A quienes vieron menguar sus salarios porque la globalización se llevó sus empleos a China o México. A quienes la tecnología reemplazó. A quienes resulta tan ten- tador como criminal prometer que echando a los mexicanos y cerrando las fronteras al comercio mejorarán sus vidas. A pesar que probablemente ocurra lo contrario. Son justamente los votantes de Trump -los que operaban en fábricas que hoy están en China y los que recogían la basura que se llevan camiones mecanizados-, quienes más sufrirán la desaceleración económica que Trump está incubando. Porque la economía mundial no tiene aguante para payasadas. Con las turbulencias chinas, los millones de refugiados e inmigrantes, la débil economía europea, la montaña rusa del petróleo, los conflictos de Medio Oriente y las vacilaciones de la Fed, ya tiene suficiente. El nombre de Trump en la papeleta presidencial podría dar el golpe de gracia a las expectativas de crecimiento mundial. Porque cuando la situación empeora lo único que le queda a quien se levanta con populismos es obstinarse más todavía. Levantar las banderas de guerra contra un enemigo que no existe para aferrarse al poder en un show tan triste como macabro. Pocas veces en la historia un país ha necesitado más una mujer Presidenta.
@jieyzaguirre