Reforma laboral, pero otra
APARENTEMENTE, el Gobierno seguirá el camino de la reforma constitucional que le permita avanzar en la titularidad sindical. Esto, sin embargo, es sólo una manera de contentar a la dirigencia de la CUT. Es prácticamente imposible que se logre un cambio constitucional en esta materia, no sólo por la falta de votos en el Parlamento, sino también porque con bastante seguridad lo que queda de este período presidencial se consumirá en las elecciones municipales y en la necesidad de ordenar la coalición de izquierda para enfrentar la elección del próximo Presidente. En mi opinión, podemos ser optimistas en que este proyecto de reforma laboral no será implementado. Sin embargo, esto no quiere decir que debamos olvidarnos de la necesidad de reformar. Para esto creo que es importante comprender que todos en Chile queremos más y mejores trabajos. En efecto, es de sentido común sostener que es deseable una mejora de las remuneraciones, de la seguridad laboral, de oportunidades de desarrollo, de una compatibilidad real entre el trabajo y la vida privada, etcétera. Lo que se echa en falta, sin embargo, es la necesidad de compatibilizar la obtención de estos beneficios con un aumento sistemático de la productividad. Una nueva institucionalidad para el empleo podría establecer, por una parte, ciertos derechos laborales básicos y, por otra, una serie de beneficios exigibles por todos los trabajadores cuando ciertas metas de productividad hayan sido alcanzadas. Del mismo modo, sería interesante plantear la necesidad de que las empresas, más que entregar beneficios, estén comprometidas con establecer todas las condiciones necesarias para que sus mismos trabajadores puedan ser más innovadores, eficientes y efectivos. De este modo, y a diferencia del discurso de la CUT, así nos acercaríamos a una relación de colaboración entre empresas y trabajadores, y no seguiríamos avanzando en el camino de la confrontación y la lógica de trincheras que tanto daño le ha hecho a la convivencia nacional. Muchísimos ejemplos de esto hay en el mundo asiático. Tal vez podamos mirar con atención el desarrollo del empleo en países como Japón, Corea del Sur, Singapur o Taiwán, entre otros.