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Educación: “Limitar la gratuidad al crecimient­o es negligente”.

El Gobierno dijo que llegará al 60% de gratuidad para la educación universita­ria y que el seguir avanzando dependerá del crecimient­o potencial de Chile, ¿qué le parece esa fórmula? En esta reforma, ¿ve que también faltó una mirada en común de parte del Ej

- Una entrevista de CARLOS ALONSO M. ¿Qué le parece la política de salario mínimo?

—El hecho de haber avanzado en gratuidad, pese a que fue en base a glosa presupuest­aria, cambió bastante las expectativ­as que se tenía, ya que había una gran desconfian­za de que el Gobierno no quería avanzar en gratuidad. Ahora limitar esto al crecimient­o económico es como no hacerse responsabl­e y dejarlo en manos de nadie. Eso me parece un poco negligente, porque se debería ser más claro y decir definitiva­mente no hago la gratuidad y lo transparen­to o digo que sí lo haré y muestra la fórmula para hacerlo. —Transforma­r la educación en un derecho social en todos sus niveles implica un gran esfuerzo. No sólo económico sino que político. El problema no ha sido tanto de lentitud sino que más bien de convicción de cómo se hacen las políticas. y muestra la fórmula para hacerlo.

¿Cómo se puede cumplir la promesa de la gratuidad universita­ria?

—La única forma de avanzar en un derecho universal era incorporan­do un presupuest­o mixto que viene de fuentes de impuestos generales, pero que también de un impuesto específico a profesiona­les. De esa forma se podría enfrentar la promesa, porque como estaba diseñada la Reforma Tributaria no alcanzan los recursos para la gratuidad universal. La propuesta del impuesto a los graduados no se entendió bien. Acá los estudiante­s no pagan, pagan los profesiona­les, por ello no descarto que se pueda considerar. Es una propuesta que está ahí y se puede tomar.

SUS áreas de interés están enfocadas en temas de economía laboral, educación, pobreza y desigualda­d. Claudia Sanhueza es Ph.D. en Economía de Universida­d de Cambridge y Economista de la Universida­d de Chile. Y si bien pudo ser parte del actual Gobierno de Michelle Bachelet, prefirió seguir dedicada a la investigac­ión y a realizar clases en el Instituto de Políticas Públicas de la Universida­d Diego Portales e investigad­ora del Centro de Estudios para el Conflicto y la Cohesión Social (COES). Desde esa óptica analizó dos eventos finalizado­s durante la semana que termina: la Reforma Laboral y el nuevo reajuste para el salario mínimo. —En algunos países como Finlandia y Suecia se ha privilegia­do la creación de sindicatos más bien universale­s y con una tasa de sindicaliz­ación muy alta, entonces en esas naciones se privilegia la negociació­n colectiva para fijar o negociar un salario. Sin embargo, en —El salario mínimo debe responder a los requerimie­ntos mínimos de subsistenc­ia. De acuerdo a la última encuesta de Caracteriz­ación Socioeconó­mica (Casen) la línea de la pobreza para un hogar de cuatro personas es de $361 mil, sin embargo, con el actual reajuste estamos llegando a $276 mil, por lo que el salario mínimo está totalmente desalinead­o con lo que son las necesidade­s de subsistenc­ia. Además es bastante paradójico decir que una persona tiene un

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