Paz en Colombia, ¿pero a qué costo?
La paz es celebrada por una mayoría en Colombia, pero para el pueblo de ese país es difícil aceptar que líderes de las FARC acusados de crímenes de lesa humanidad no vayan a la cárcel.
UN MOMENTO histórico se vivió ayer en La Habana. En presencia del secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, se anunciaron los detalles del cese al fuego bilateral entre el Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Los líderes de la agrupación guerrillera y el Ejecutivo colombiano han estado negociando desde 2012 en la capital cubana.
Quedan, sin embargo, muchos asuntos por ver, entre ellos, lo relativo a la reinserción y la situación de los prisioneros de la guerrilla, para lo cual es esencial la ley de amnistía. Esto, además del proceso de refrendación a través de un plebiscito, así como la implementación, es decir, cómo funcionará el período post conflicto, y el mecanismo de verificación de acuerdos y resolución de diferencias. Por lo tanto, y tal como se ha quejado la oposición al Presidente, Juan Manuel Santos, son varios los puntos que todavía quedan por resolver.
Pese a que la paz es celebrada por la mayoría en Colombia y la región, para el pueblo de ese país es difícil aceptar que líderes de las FARC acusados de crímenes de lesa humanidad no vayan a la cárcel. Es decir, se logra la paz, pero con un costo muy alto que puede sentar un precedente sobre negociaciones posteriores con otras guerrillas, como el ELN.