Brexit: un golpe a la integración financiera
Una literatura económica contundente ha demostrado de forma empírica algunos de los beneficios de la integración financiera.
(palabra que combina Britain y exit) fue exacerbar los costos de la crisis migratoria en Europa, la campaña en contra de abandonar la Unión Europea no fue capaz de transmitir al ciudadano promedio los enormes beneficios de la integración regional en sus distintas facetas. Como resultado, los británicos han optado por privarse de muchos beneficios que actualmente disfrutan, pero que probablemente muchos desconocen que perderán como consecuencia del Brexit. Un número no menor de estos beneficios proviene de la integración financiera.
Literatura económica contundente ha demostrado empíricamente algunos de los beneficios de la integración financiera. Una mayor integración financiera tiende, usualmente, a reducir el costo del capital externo, fomentar una mayor profundización del mercado financiero doméstico, crear una mayor liquidez por los activos financieros, aumentar los retornos accionarios, ofrecer alternativas de diversificación del riesgo financiero, promover la inversión pública y privada, y mejorar la productividad de las empresas. En vista de estos beneficios, existe cierto consenso entre economistas que la integración financiera promueve el crecimiento económico de largo plazo.
La incertidumbre respecto de cómo se implementará el Brexit, así como el potencial retroceso en el proceso de integración financiera, ha produ- cido la pérdida de algunos beneficios de manera inmediata. Por ejemplo, Standard & Poor’s bajó la calificación de riesgo en moneda extranjera de largo plazo del Reino Unido desde AAA a AA, argumentando que el Brexit podría producir un deterioro en sus perspectivas económicas y un debilitamiento de su sector financiero. Por su parte, Moody’s empeoró las perspectivas crediticias de ocho de los doce bancos que operan en Londres. otras palabras, el grado de dichas restricciones dependerá de cómo se administre y resuelva la nueva relación entre ambas partes.
El Reino Unido podría optar por acuerdos bilaterales, tal como actualmente lo hace Suiza, que garanticen su acceso al mercado común de la Unión Europea en ciertos sectores (por ejemplo, el financiero) mientras preserva la independencia en otros. Otra opción sería suscribir un acuerdo al estilo de Noruega, que integra el Espacio Económico Europeo. Esto significa adoptar la mayoría de la legislación de la Unión Europea respecto del mercado único europeo con exclusiones en ciertas políticas ligadas a temas tales como tributación, justicia, seguridad nacional y unión monetaria.
En la manera de reducir los costos del Brexit en materia financiera, es crucial que la transición hacia un nuevo marco regulatorio que rija entre las partes involucradas considere el efecto benigno que el proceso de integración financiera ha tenido en el desarrollo de los mercados financieros de la región, así como el fortalecimiento de Londres como centro financiero global. Es importante, por ejemplo, que los
tengan en consideración que actualmente un número importante de instituciones financieras de países fuera de la Unión Europea operan dentro del bloque desde Londres (el llamado Además, resulta vital que consideren que es difícil visualizar un futuro donde las transacciones de euros y bonos soberanos europeos se realicen en un centro financiero fuera de la Unión Europea.
Por el bien de todos, esperemos que la transición hacia una nueva relación entre el Reino Unido y la Unión Europea no sea una nueva bofetada al proceso de integración que los mismos europeos construyeron con esfuerzo y convicción.
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