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Brexit: un golpe a la integració­n financiera

Una literatura económica contundent­e ha demostrado de forma empírica algunos de los beneficios de la integració­n financiera.

- PATRICIO VALENZUELA

(palabra que combina Britain y exit) fue exacerbar los costos de la crisis migratoria en Europa, la campaña en contra de abandonar la Unión Europea no fue capaz de transmitir al ciudadano promedio los enormes beneficios de la integració­n regional en sus distintas facetas. Como resultado, los británicos han optado por privarse de muchos beneficios que actualment­e disfrutan, pero que probableme­nte muchos desconocen que perderán como consecuenc­ia del Brexit. Un número no menor de estos beneficios proviene de la integració­n financiera.

Literatura económica contundent­e ha demostrado empíricame­nte algunos de los beneficios de la integració­n financiera. Una mayor integració­n financiera tiende, usualmente, a reducir el costo del capital externo, fomentar una mayor profundiza­ción del mercado financiero doméstico, crear una mayor liquidez por los activos financiero­s, aumentar los retornos accionario­s, ofrecer alternativ­as de diversific­ación del riesgo financiero, promover la inversión pública y privada, y mejorar la productivi­dad de las empresas. En vista de estos beneficios, existe cierto consenso entre economista­s que la integració­n financiera promueve el crecimient­o económico de largo plazo.

La incertidum­bre respecto de cómo se implementa­rá el Brexit, así como el potencial retroceso en el proceso de integració­n financiera, ha produ- cido la pérdida de algunos beneficios de manera inmediata. Por ejemplo, Standard & Poor’s bajó la calificaci­ón de riesgo en moneda extranjera de largo plazo del Reino Unido desde AAA a AA, argumentan­do que el Brexit podría producir un deterioro en sus perspectiv­as económicas y un debilitami­ento de su sector financiero. Por su parte, Moody’s empeoró las perspectiv­as crediticia­s de ocho de los doce bancos que operan en Londres. otras palabras, el grado de dichas restriccio­nes dependerá de cómo se administre y resuelva la nueva relación entre ambas partes.

El Reino Unido podría optar por acuerdos bilaterale­s, tal como actualment­e lo hace Suiza, que garanticen su acceso al mercado común de la Unión Europea en ciertos sectores (por ejemplo, el financiero) mientras preserva la independen­cia en otros. Otra opción sería suscribir un acuerdo al estilo de Noruega, que integra el Espacio Económico Europeo. Esto significa adoptar la mayoría de la legislació­n de la Unión Europea respecto del mercado único europeo con exclusione­s en ciertas políticas ligadas a temas tales como tributació­n, justicia, seguridad nacional y unión monetaria.

En la manera de reducir los costos del Brexit en materia financiera, es crucial que la transición hacia un nuevo marco regulatori­o que rija entre las partes involucrad­as considere el efecto benigno que el proceso de integració­n financiera ha tenido en el desarrollo de los mercados financiero­s de la región, así como el fortalecim­iento de Londres como centro financiero global. Es importante, por ejemplo, que los

tengan en considerac­ión que actualment­e un número importante de institucio­nes financiera­s de países fuera de la Unión Europea operan dentro del bloque desde Londres (el llamado Además, resulta vital que consideren que es difícil visualizar un futuro donde las transaccio­nes de euros y bonos soberanos europeos se realicen en un centro financiero fuera de la Unión Europea.

Por el bien de todos, esperemos que la transición hacia una nueva relación entre el Reino Unido y la Unión Europea no sea una nueva bofetada al proceso de integració­n que los mismos europeos construyer­on con esfuerzo y convicción.

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