Mujeres de políticos
tas por el CADP, con el fin de garantizar un directorio que tome sus decisiones ajeno a presiones. Por último, y respecto del director nombrado por los trabajadores, señalar que esta medida concuerda con recomendaciones de la OCDE y sirve al propósito de que esté representada la sensibilidad de los trabajadores de la empresa en su órgano directivo. Sin embargo, el proyecto deja abierta la posibilidad de que incluso un dirigente sindical pueda ejercer como director, lo que supone una dualidad de roles que vulnera el mismo principio que sustenta al proyecto, es decir, que el directorio y sus integrantes ejerzan sus funciones con autonomía y velando por el interés de la empresa en su conjunto. Ser la mujer o la ex mujer de un político ha adquirido una connotación pública que alcanza los niveles más altos de exposición. Tan solo por el hecho de compartir o haber compartido su vida con un hombre que se dedica a la política, su realidad se puede volver dramática. La verdad es que hoy la ciudadanía les exige altos estándares éticos al político y a su entorno más cercano, en cuyo núcleo está su mujer. La pregunta que queda es: ¿hasta dónde ellos utilizan a sus mujeres para sus fines o ellas el poder de sus hombres para provecho personal? Al mirar hacia adelante, inevitablemente, empezamos a divisar la figura de la controvertida Claire Underwood. Mónica Reyes Santiago