Reducir los impuestos y las regulaciones,
lo más claro de Trump, el proteccionista
— El programa económico de Donald Trump hace ruido por las propuestas que tiene y las propuestas que faltan. Una rebaja de impuestos que no cuadra, proteccionismo de otros tiempos y reducción de la regulación que se impuso por los detonantes de la Gran Recesión forman parte de sus apuestas, mientras que no hay claridad respecto a planes de infraestructura, sueldo mínimo federal y un sinfín de otros asuntos.
En materia tributaria plantea una rebaja generalizada. De los 7 rangos que hoy existen para pagar impuestos a los ingresos en Estados Unidos, quiere reducirlos a 4. Así, el gravamen más alto llegaría a 25%, muy por de debajo de los actuales 39,9%, mientras que los 3 restantes pagarían 20%, 10% o 0%. Adicionalmente, eliminaría el impuesto a las grandes propiedades.
El recorte también se aplicaría a las sociedades. “No habrá empresa de ningún tamaño que pague impuestos de más de 15% de sus ingresos en impuestos de negocios”, se lee en el programa del magnate.
“Estas propuestas las acompaña con promesas de mantener bajo control el déficit y no reducir los progra- mas sociales”, detalla Clodagh Harrington, directora del centro de estudios American Politics Group, quien plantea que “es difícil saber en este momento cómo suman las matemáticas de sus planes”.
Desde el mercado Alberto Bernal, jefe de estrategia de XP Securities, tiene dudas similares. “Es imposible que la economía marche con su plan de impuestos. Sus propuestas no cierran. No va a poder cumplir con la reducción de gastos y aplicando el recorte tributario del que habla. Vamos a tener un problema importante de déficit fiscal”, señaló desde Miami, subrayando que si llega a ganar el 8 de noviembre “el mercado va a reaccionar mal”.
Pero Trump no tiene dudas a la hora de defender sus propuestas: “Gravamos, regulamos y restringimos a nuestras empresas hasta la muerte y después permitimos que los países extranjeros que hacen trampa nos exporten sus bienes libres de impuestos”.
De esta manera, su rebaja de impuestos como impulso a la economía va de la mano de una política proteccionista que contradice el libre comercio que han defendido por año los republicanos.
El magnate pretende defender con barreras comerciales a la industria de su país. La medidas más duras se dirigen contra China, a quienes acusa de manipular su moneda, por lo que amenaza a Beijing con aranceles de 45%. Tampoco ve con buenos ojos a México y además de construir un muro en la frontera quiere implementar una salvaguarda de 35%.
En infraestructura no ha sido claro, más allá de declaraciones como: “construiremos la más grande infraestructura en el planeta tierra”. Por otra parte, ha sido poco consistente en torno al salario mínimo federal: primero apoyó que se mantuviera en US$7,25, pero ahora apuesta por un aumento hasta US$10.