Perfeccionamientos a la Alta Dirección Pública
El escenario que se inaugura tras la reforma legal es el de una ADP que ingresa a una etapa de fortalecimiento institucional.
HA CONCLUIDO la tramitación legislativa del proyecto de ley destinado a fortalecer la Dirección Nacional del Servicio Civil y perfeccionar el Sistema de Alta Dirección Pública, concitando el respaldo de una amplia y transversal mayoría, la que manifestó su voluntad de proyectar una de las principales políticas públicas del proceso de modernización del Estado en nuestro país.
A través de las reformas se inaugura una nueva fase para la ADP, encargada de seleccionar -en base al mérito y mediante concursos públicos competitivos y transparentes- a directivos técnicamente solventes y competentes en la ejecución de las políticas públicas definidas por la autoridad democráticamente elegida, con el fin de mejorar la gestión pública y elevar la calidad de los servicios que el Estado presta a la ciudadanía.
El proyecto amplía el universo de servicios adscritos a la ADP, mediante la incorporación de Senama, Sename, Odepa, Injuv, Conadi, Fonasa y la Dirección del Trabajo y la inclusión de cargos del Servicio Civil, el Serviu Metropolitano, la Dirección General de OOPP y la Dirección de Planeamiento del MOP, lo que mulación se recogió la experiencia acumulada, lo mejor de iniciativas legales anteriores y las opiniones de expertos y académicos, además de las mejores prácticas internacionales en la materia.
El escenario que se inaugura tras la reforma es el de una ADP que accede a una nueva etapa que se caracteriza por el fortalecimiento de su institucionalidad, por una mayor cautela de su legitimidad, transparencia y efectividad y por la definición, sin ambages, de la selección en base al mérito como la regla general para acceder a los principales cargos directivos de la administración central del Estado.
Sin perjuicio de lo anterior, es importante entender que la reforma por sí sola no es suficiente y que a ella deberá sumarse la voluntad política de potenciar y proyectar la Alta Dirección Pública, porque la complejidad de la gestión pública y los desafíos del desarrollo demandan directivos públicos profesionales, competentes y probos, capaces de facilitar el logro de las metas gubernamentales y aportar al buen gobierno.