Pulso

La historia de la diva chilena que conquistó al régimen nazi

Llenó un sinfín de veces el Wintergart­en, el escenario más importante de Alemania en la década del ‘30, cantó ante autoridade­s como Hitler o Mussolini y el pueblo germano la idolatraba. El libro “Rosita Serrano, la cantante chilena del Tercer Reich” relat

- Un reportaje de PAULA NÚÑEZ LÓPEZ

CONOCIDA como el ruiseñor chileno, Rosita Serrano cantó para personajes históricos como Benito Mussolini y Adolf Hitler. Siendo una de las favoritas de los soldados, su vida en Alemania fue sinónimo de éxito y luces que se tradujo en llenar teatros y actuar en diez películas. Sin embargo, su vida terminó prácticame­nte en la pobreza, completame­nte alejada del lujo que experiment­ó en la década del ‘30 del siglo XX.

Originaria de Quilpué, María Ester Aldunate del Campo, posteriorm­ente conocida como Rosita Serrano, nació en el seno de una de las familias más distinguid­as de la época. Nieta de una pianista e hija de la reconocida soprano Sofía del Campo, emprendió su viaje fuera Chile en busca de su madre que estaba de gira. Así llegó a Brasil, donde se casó con el hijo de un diplomátic­o y, posteriorm­ente, a Portugal, dando los primeros pasos en la internacio­nalización de su carrera. En Berlín se encontró con su madre e inició una carrera que la convirtió en una de las musas del régimen. Ahí empezó a cantar en español, y luego en un alemán mal hablado, pese a lo cual llenó constantem­ente el Wintergart­en, considerad­o como el escenario alemán más importante de la época. Con el paso del tiempo Rosita llegaría a cantar en diez idiomas y protagoniz­ar diez películas.

Con el fin de rescatar la historia de la cantante chilena, cuyas fotos los soldados llevaban al campo de batalla, los periodista­s Mariana Marusic y Maximilian­o Misa escribiero­n “Rosita Serrano, la cantante chilena del tercer reich”, libro lanzado recienteme­nte por Ediciones B. Ellos accedieron a una serie de documentos y entrevista­s con familiares y gente cercana a Rosita, quienes ayudaron a relatar cómo fue la vida de la musa del régimen.

Vínculo con el mundo Nazi “Yo no canté para los nazis en la guerra, lo hice para el pueblo, lo que es muy distinto”, es una de las frases de la cantante, quien fuera cuestionad­a por su vínculo con el régimen nazi. Desde el año ‘37, cuando alcanzó la fama, Rosita tuvo mucho contacto con las autoridade­s del Tercer Reich, producto de su asistencia a fiestas de ese círculo. “Ella se juntó en varias ocasiones con

Rosita Serrano era conocida como el Ruiseñor chileno en Alemania, donde cantó para Hitler.

Joseph Goebbels —mano derecha de Hitler— porque él era quien estaba a cargo del programa de entretenim­iento del régimen”, explica Marusic. “A Rosita la invitaban porque a la gente le gustaba mucho su música. La utilizaron para impulsar el programa de entretenim­iento. Al mismo tiempo ella se aprovechab­a de ellos para impulsar su carrera. Por ejemplo, era común escuchar a Rosita en la radio antes de los discursos”.

El éxito de Rosita era abrumador, la llevó a cantar ante autoridade­s como Mussolini o el rey Gustavo de Suecia. Una vida llena de lujos y luces, que debió dejar atrás en 1943, cuando se fue de Alemania antes del término de la Segunda Guerra Mundial, cuando la Gestapo sospechó de ella como espía en favor de los aliados, luego de cantar para refugiados judíos en Suecia. “En ese momento justo Chile cortó las relaciones con Alemania porque toma partido por los aliados. Ella estaba fuera de Alemania, pero desde la embajada le dijeron que no regresara, así que se quedó en Suecia un tiempo”, señala Marusic.

Su relación con Chile

Rosita intentó ser reconocida por sus compatriot­as y replicar la misma popularida­d que tuvo en tierras germanas. De hecho, fue la primera artista popular en cantar en el Teatro Municipal de Santiago. Después de un tiempo, decidió volver a las giras con las que llegó a muchos países. “Ella decía que Chile era su cuartel general. Su casa estaba acá, pero podían pasar cinco años sin que estuviera en el país”, cuenta Marusic.

Habiendo perdido dos veces su fortuna y sin preocupars­e por renovar los derechos de sus canciones, Rosita Serrano murió en 1997 prácticame­nte en la pobreza, terminando con la historia del ruiseñor chileno.

“Yo no canté para los nazis en la guerra, lo hice para el pueblo, lo que es muy distinto”, escribió la artista.

María Ester Aldunate del Campo era el verdadero nombre de la cantante que nació en una familia de músicos.

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Los autores Mariana Marusic y Maximilian­o Misa escribiero­n “Rosita Serrano, la cantante chilena del Tercer Reich”.
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Rosita Serrano Mariana Marusic Maximilian­o Misa Ediciones B 215 págs. $13.900

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