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Miami despide a Fidel: no más concesione­s al gobierno castrista

- CECILIA ARROYO A Desde Miami

ción, porque nunca va a llegar.

Haciendo futurologí­a, ¿qué tendría que pasar?

—No se puede cambiar hasta que Cuba se abra al mundo, y hasta que Cuba permita que la libre empresa funcione en la isla, no es EEUU, es Cuba. Cuba es quien contrata a los empleados de las empresas extranjera­s, lo ha hecho con todas las empresas espa- ñolas y canadiense­s que están en la isla y así sucesivame­nte. O sea que no puede haber un cambio económico hasta que no haya un cambio político. Tendría que haber una libertad de prensa absoluta como la hay en EEUU o en Chile. Y una decisión mayoritari­a de todos los dirigentes del Gobierno para continuar hacia adelante con el proceso democrátic­o. —“La comunidad de Miami está con la liberación de Cuba”, se escucha en la radio del Uber que va por la Calle 8, entre la 12 y la 17, en La Pequeña Habana, en Miami. Como era de esperar, lejos de la masividad y llanto que marcaron las despedidas a Fidel en la isla, la alegría se huele entre la multitud agolpada en sólo unas cuantas cuadras.

La mayoría son personas de edad, exiliados de la época inicial de la dictadura de Castro, quienes conservan el sentimient­o anti revolución. Los más anticastri­stas manifiesta­n incluso sus molestias contra Barack Obama y su apertura al gobierno de Raúl Castro. “El Presidente de EEUU, todos los años pospuso leyes para no tener problemas con Castro. Dicen que le dan acercamien­to a Cuba, pero no es a Cuba, es a Castro. Este es un país donde nadie está encima de la ley, pero Obama ha estado encima de la ley. Ha usado millones de dólares ilegalment­e, porque el embargo a Castro existe y él le ha concedido millones para financiami­ento a un sistema político que es un engendro, que es lo peor de comunismo y del capitalism­o (…) Yo no quiero que mis impuestos se vayan a apoyar créditos al gobierno de Cuba, no mientras no retorne la democracia”, afirma Emilio Izquierdo, dirigente de la Cuban American Patriots & Friends, una de las muchas agrupacion­es de residentes cubanos en EEUU, donde se estima que está 70% de los cubanos fuera de la isla, unas dos mil personas.

El dirigente está también consciente de que el proceso de regreso a la democracia en la isla que dejó hace más de 30 años, no será rápido, tal como el resto de los cubanos sabe. “Estamos súper alegres, pero sabemos que el terrorismo de Estado existe y está en manos de la familia Castro”, sostiene.

“Será lento, pero ya hay avances”, dice la jueza Mavel Ruiz, otra de las participan­tes de esta marcha en la Pequeña Habana. “Me vine de cinco años de edad así que imagínate el trauma que tengo. La separación es traumatiza­nte, cualquier inmigrante lo sabe. La muerte de Fidel marca el fin de una etapa, el inicio de otra”, afirma. Su visión es menos crítica del acercamien­to entre los gobiernos de Obama y Raúl Castro. “Creo que poco a poco las cosas van cambiar. Los cubanos ya tienen acceso a la informació­n y saben lo que pueden exigir al gobierno. Raúl tiene 84 años, así que por mucho que quiera quedarse no sabemos si va a poder. Pero incluso (Raúl) ha hecho cosas diferentes a Fidel. Ya esa apertura, esa conexión que hizo con Obama, ha causado cambios. Esto ya comenzó. Tras 55 años, ya hay vuelos comerciale­s a EEUU. Ya está sucediendo. Y ahora como le pones la tapa al pomo ese, eh!”, destaca la jueza en Miami.

Para otros como Osvaldo Rodríguez, quien salió de Cuba hace 25 años, lo importante es centrarse en la gente que aún tiene en la mente cerrada por los años de la dictadura, ya que el actual gobierno ha tenido bastante tiempo para prepararse para esta transición.

“Yo lo sé, porque viví la época en que nos enseñaban que todo era gracias a Fidel. Sacarse eso de la cabeza es difícil y por eso no se entiende que haya marchas tan masivas en Cuba llorando la muerte del dictador (…) Cuba es una isla, lo que no es otra cosa que estar aislado y la mentalidad es muy diferente. Fidel fue un tipo astuto, hábil, listo, para usar esa oportunida­d. Jamás le tembló la mano para acallar el más insignific­ante peligro. Jamás mostró piedad y la gente tenía terror. Afortunada­mente este hombre estaba fuera hace diez años y cada día se veía más débil y viejo, lo que debilitó su imagen. Si se hubiera muerto antes, hubiera sido más difícil quitar el símbolo que generaba su imagen”.

Para el abogado José Sánchez, la muerte de Fidel “es un paso hacia la libertad de Cuba. Una vez que se ha quitado al sombra del dictador mayor, eso va a ayudar a que haya un cierto ambiente que puedan haber cambios que lleven otra vez a Cuba a la democracia”.

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