Convirtiéndose en vampiro
EN LOS TRABAJOS usualmente pagan por hacer, decir o escribir, pero no por leer, lo que es una lástima. Dado lo anterior, cuando la vorágine laboral atrapa es probable que los tiempos de lectura sean los primeros sacrificados. Por fortuna se acerca febrero, mes de mayor tranquilidad para algunos y vacaciones para otros. ¿Por qué no aprovechar de ponerse al día con un buen libro? Leer tiene muchos beneficios: relaja, entretiene, aumenta el léxico e instruye, pero también tiene otros beneficios menos esperados.
Según un estudio publicado en la revista Psychological Science leer ficción produce mejoras de ánimo y satisfacción porque nos hace sentirnos parte sicológicamente de la comunidad que protagoniza la narración, en otras palabras, nos creemos un poco magos cuando leemos Harry Potter y un poco detectives con las aventuras de Sherlock Holmes y este sentido de pertenencia genera satisfacción. Como decía un escritor francés: “Mediante la lectura nos hacemos contemporáneos de todos los hombres y ciudadanos de todos los países”. Adicionalmente, el escritor Simon Sinek afirma que en el vórtice del día a día, donde existen constantes interacciones y presiones, no es donde surgen la innovación y las ideas. Las ideas surgen cuando nuestras mentes divagan y los libros son una gran manera de desconectar la mente de la coyuntura y dejar que esta divague en otros mundos, en otras realidades, incluso en temas que no son de nuestra área de expertise.
No estaría mal llegar a marzo con ideas frescas. Puede que usted sea un profesional exitoso, connotado abogado o reconocido empresario y no sienta la necesidad de formar parte del mundo de Juan Pablo Castel, Jay Gatsby, la familia Buendía o Siddharta. Pero la verdad es que después tendrá diez meses para seguir mirando la ciudad desde su oficina. ¿Por qué no darse la oportunidad de ser un astronauta, niño sirio, vampiro o emperador romano aunque sea por unas semanas?